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Crisis del gobierno de Kichi: de la incongruencia a la conveniencia

La alianza entre José María González Santos ‘Kichi’ y Martín Vila comenzó en junio 2015, cuando firmaron un pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Cádiz que les permitiría, con el apoyo del PSOE, arrebatarle la Alcaldía a Teófila Martínez tras veinte años ininterrumpidos de mayorías absolutas del Partido Popular en la capital.

Era la oportunidad de la izquierda en Cádiz, convirtiéndose en uno de los gobiernos del cambio que se implantaron aquel año en varias ciudades españolas como Madrid, Barcelona, A Coruña o Zaragoza. Desde entonces, apenas queda vivo el gaditano, que se resiste contra viento y marea y a pesar de las continuas diferencias entre los dos socios de gobierno, que en 2019 decidieron concurrir juntos bajo las siglas de Adelante Cádiz.

Pero ni aún estando bajo el mismo paraguas han cesado los conflictos internos, siendo cada vez más duros, polémicos y aireados en los medios de comunicación.

Ya en 2015, Ganar Cádiz, que entonces contaba con dos ediles en la Corporación (Martín Vila y Eva Tubío) se desmarcaba de sus socios y comunicaba que no asistiría al tradicional acto de renovación del voto de la Patrona de la ciudad el 7 de octubre, festividad de la Virgen del Rosario.

Vila argumentaba que partían de un principio de laicidad por el que las confesiones religiosas deben de ir separadas de los organismos públicos. Poco antes, también mostró su desacuerdo con Kichi tras aceptar la medalla de la cofradía del Nazareno.

Ese primer año de mandato, fue Adrián Martínez de Pinillos (concejal de Por Cádiz sí se puede), el que representó al Ayuntamiento gaditano en la Patrona aunque -a lo largo de los años- Kichi y los suyos también han dejado de asistir a este tipo de actos.

El pleno de mayo de 2017 aprobaba, con el voto en contra de los dos ediles de Ganar Cádiz, la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad a la Virgen del Rosario, al cumplirse el 150 aniversario de esta proclamación. Un nuevo punto de fricción entre los socios de gobierno atendiendo a ser coherentes con su programa electoral.

Un precedente con las cuentas

Las diferencias internas en el primer mandato entre ambas partes salieron también a la luz con asuntos como los presupuestos. Así, en 2017, cuando se estaban elaborando las cuentas municipales de 2018, ya Martín Vila mostró su malestar porque -al igual que ha pasado en los últimos días- no se habían tenido en cuenta las propuestas de Ganar Cádiz afirmando además que «iban tarde» ya que desde hacía meses estaban reclamando que hubiera una propuesta de presupuetsos para su aprobación lo antes posible.

Pero esas pequeñas rencillas no fueron a más. Los socios seguían hacia adelante con su pacto de gobierno en Cádiz «por Cádiz y los gaditanos» y esas diferencias eran calificadas en todo momento como «lógicas» entre dos partidos en democracia.

Un año más tarde, el ninguneo de Kichi hacia su socios de gobierno volvió a salir a la palestra a cuenta del convenio firmado entre el alcalde gaditano y el exrector de la UCA, Eduardo González Mazo, para potenciar el cinturón universitario. Los ediles de Ganar Cádiz alegaban desconocimiento de este acuerdo, del que se desmarcaron en un primer momento al mostrar dudas y discrepancias con el mismo.

Ya en el segundo mandato y formando parte incluso de la misma formación política, Adelante Cádiz, volvieron a llegar los desacuerdos con determinadas decisiones del alcalde. En marzo de 2021 Ganar Cádiz se desvinculaba de las subvenciones a las cofradías de la ciudad por parte del Ayuntamiento de Cádiz asegurando que se trata de una medida «inapropiada» y «contraria» al programa conjunto de la coalición, donde se establece que no se promoverán desde la administración local «ni ritos ni celebraciones religiosas de ningún tipo y no se financiarán directa ni indirectamente actividades confesionales». Pero volvió a quedar todo el agua de borrajas. El pacto siguió adelante a pesar de los pesares.

Meses después, otro episodio, esta vez laboral, sacó a relucir el distanciamiento de posturas entre ambas facciones de Adelante Cádiz. El despido de dos trabajadoras de la delegación de Asuntos Sociales hizo que los ediles de ganar Cádiz montaran en cólera y exigieran a Kichi su readmisión. En su opinión, el equipo de Gobierno debe «defender» a las empleadas en vez de considerarlas culpables.

Aguantando los desaires

Pero Cádiz y los gaditanos son lo primero y este tipo de cuestiones no provocarían una ruptura ni la salida del equipo de Gobierno de los ediles de Ganar Cádiz, que han seguido aguantando ese tipo de desaires por parte de Kichi y su equipo todo este tiempo.

Destacar a su vez la polémica de las terrazas como consecuencia de una ordenanza elaborada por el departamento que dirije Martín Vila, al que el alcalde directamente se saltó cuando decidió intervenir en la calle de la Palma, situada en el barrio de la Viña, donde vive Kichi. El malestar de los hosteleros de esta zona hizo que el propio regidor gaditano tomara las riendas en este asunto ninguneando nuevamente a su socio, que no se tomó muy bien esta decisión.

Aunque todo quedó en nada, los ríos vuelven a estar revueltos en el Ayuntamiento gaditano a cuenta de los presupuestos municipales para el presente año 2022. Los cuatro ediles se desmarcaban el pasado viernes del borrador presentado asegurando que no se había tenido en cuenta sus aportaciones y que ya habían entregado a los grupos de la oposición una copia para su estudio.

Enviaron una dura carta dirigida al alcalde que trasladaron a los medios de comunicación, al igual que una nota d eprensa donde hablaban de «falta de respeto» hacia ellos.

Aunque se ha abierto una gran grieta (probablemente la más grave de los últimos años), parece que todo, como siempre, quedará en nada ya que el alcalde ya ha comunicado su intención de reconducir la situación en aras de conseguir aprobar unos presupuestos muy necesarios para la ciudad.

Intereses partidistas y personales

Con este nuevo episodio queda clara la conveniencia de permanecer juntos tanto electoralmente como económicamente a pesar de que a nivel regional y nacional la división es clara y notoria. No es el caso de Martín Vila, que sí que cuenta con una plaza de profesor, o de Eva Tubío, que volvería como técnica a la delegación de Asuntos Sociales si dejara de ser concejal. Pero sí de Rocío Saez o de Helena Fernández, ambas asesoras de la formación y cuyo destino no estaría claro.

Aunque Ganar Cádiz siempre alegue coherencia en sus declaraciones y decisiones, finalmente gana la conveniencia de formar parte del equipo de Gobierno.

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