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Continúa la batalla urbanística y económica de las monjas del Niño Jesús de Burgos

El Ayuntamiento de Burgos ya ha abierto el expediente de modificación de la ficha del Plan General en la que se detalla la protección de los edificios que conforman el conjunto del antiguo colegio Niño Jesús. Eso sí, la concejala de Urbanismo, Ana Bernabé, concreta que, por el momento, el trabajo de los arquitectos municipales se ciñe a «recopilar toda la información que haya en el Archivo de Castilfalé» sobre la historia de los bloques desde que se levantara el primero de ellos a finales del siglo XIX.

La decisión de abrir el expediente obedece al acuerdo plenario tomado por unanimidad para devolver la protección al tercer pabellón, el que linda con Aparicio y Ruiz y cuya desaparición se previó para levantar un bloque de viviendas de ocho alturas más ático. Aunque hubo acuerdo sobre el fondo, en las formas existen algunas discrepancias. Así, mientras en el PSOE urgieron a avanzar con la mayor celeridad posible en la revisión, Bernabé sigue sosteniendo que lo prudente sería haber esperado a disponer de un informe jurídico que advierta de las consecuencias de denegar a la propiedad, la comunidad de religiosas del Niño Jesús, unos derechos urbanísticos que obtuvieron por un procedimiento perfectamente legal y reglado como es la modificación del Plan General, más allá de otras consideraciones.

Por su parte, fuentes vinculadas a la propiedad aseguran que «seguiremos adelante con el trámite de solicitud de la licencia» para construir el edificio tal y como estaba previsto y «que sea el Ayuntamiento el que la rechace y diga por qué». Esto es, toman posiciones para un conflicto jurídico que podría librarse en los tribunales con unas indemnizaciones en juego que no serán baladí. Otra cosa es lo que digan los juzgados.

Sin embargo, ambas partes parecen estar de acuerdo en algo: mejor un mal acuerdo que un buen pleito. La titular de Urbanismo quiere que el informe jurídico se elabore al mayor nivel posible y valore todas las consecuencias posibles de dar marcha atrás a una decisión administrativa firme que generaba derechos lucrativos. Una vez se elabore, volverá a sentarse con la oposición para «analizar todas las posibles salidas que, logrando devolver la protección al edificio, también permitan un acuerdo con la propiedad».

Y la propiedad, por su parte, avanza que, antes de iniciar la guerra en los juzgados, escuchará «cualquier oferta de solución negociada que nos llegue desde el Ayuntamiento». Vale, ¿y cuáles serían esas posibles ofertas? En el seno de la oposición hay quien ya ha hablado oficiosamente de ofrecer a la congregación una parcela municipal con aprovechamiento urbanístico para resarcir el daño que provocará el devolver la protección al polémico tercer bloque. Es una posibilidad, pero no la única.

«Creo que también se puede debatir sobre qué usos le vamos a dar a ese edificio, porque protegerlo está muy bien, pero si se queda vacío hasta deteriorarse por completo no me parece tampoco la mejor opción», valora Bernabé, que no obstante fía toda decisión a un acuerdo político mayoritario.

Los dos edificios que dan al paseo de la Audiencia tienen una protección ambiental, lo que significa que, como mínimo, debe respetar la configuración actual de sus fachadas. Aún así, los técnicos municipales girarán visita al inmueble para saber si puede existir algún otro elemento de valor arquitectónico que deba ser respetado, como por ejemplo una escalinata.

El uso recogido en el Plan General es el de equipamiento privado, pero también está reflejado que el tercer bloque no está protegido y eso no se ha respetado, así que por hablar, se puede hablar de todo. Más claro: el Ayuntamiento podría imponer a las monjas el mantenimiento del conjunto arquitectónico y, a cambio, facilitar usos, como los comerciales o los residenciales, que permitieran obtener un rendimiento a la propiedad y garantizar que los bloques no quedan condenados a morir de pie por falta de ocupación. Un acuerdo así permitiría, además, eludir las anunciadas acciones judiciales, ya que ninguna parte obvia que la congregación tiene, a priori, todas las de ganar. Otra cosa es cuánto.

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