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Comunicado de la Libre Pensée ante el aniversario del Vaticano

FEDERACIÓN NACIONAL DEL LIBRE PENSAMIENTO
Miembro de la Unión Internacional Humanista y Laica (IHEU)
10/12 rue des Fossés-Saint-Jacques 75005 PARIS
Telf.: 01 46 34 21 50 – Fax: 01 46 34 21 84
Courriel: “libre.pensee@wanadoo.fr
  
–         COMUNICADO          –
 
La Libre Pensée francesa felicita a Benedicto XVI:
 
                   HAPPY BIRTHDAY, MISTER VATICAN !
¡No! ¡No se trata de un lapsus de Marilyn Monroe! El pasado 11 de febrero, el «Estado» del Vaticano alcanzó la edad canónica de 80 años. Su «papá» («papa», en italiano) se llama Pío XI (pseudónimo heredado de algunas Cruzadas asesinas) y a su mamá le pusieron el dulce nombre de pila de Benito Mussolini, apodado «el Duce» entre dos masacres de antifascistas.
Lástima que un cumpleaños como éste no haya dado lugar a una gran fiesta, o a algo más cultural, a un gran coloquio internacional sobre la historia del Vaticano, dirigido por un historiador tan irreprochable como Monseñor Richard Williamson, que ha ocupado recientemente el primer plano de la escena mediática con su singular lectura de la desaparición (¡a quién se le ocurriría llamarlo genocidio!) de seis millones de judíos. Habría quedado muy vistoso y, sin duda,  habría apasionado a las multitudes.
En una breve alocución, el Papa señaló que «el Estado Vaticano, que encierra en sí tesoros de fe, de historia, de arte, custodia un patrimonio precioso para toda la humanidad». Sin embargo, en nuestras búsquedas «avanzadas» no hemos encontrado ningún rastro de la ratificación, por mínima que fuera, de la Declaración de los Derechos Humanos, ni de la condena, aunque fuese «con la boca pequeña»,de ningún régimen fascista o corporativista. Por no hablar de la ratificación, por parte del «Estado» del Vaticano, de una sola directriz de la Oficina Internacional del Trabajo en favor de los derechos de los trabajadores; su silencio, digno de Pío XII, nos deja estupefactos.
Como es de comprender, Benedicto XVI no ha hecho ninguna alusión a las «pequeñas historias» del Vaticano, que también son un patrimonio precioso, pues nos ofrecen una lección inigualable sobre las torpezas, la lubricidad, la crueldad, la codicia y la rapacidad de un gran número de sus predecesores.
El Papa expresó su gratitud «a todos los que en el pasado han sido y hoy son protagonistas de la vida del Estado de la Ciudad del Vaticano». Se percibe la emoción y el amor, cosa muy natural sabiendo que el primer «protagonista» fue Benito Mussolini, firmante de los Pactos de Letrán con los representantes del Papa Pío XI. ¡Esos sí que eran buenos tiempos!
Es cierto que, cuando se es joven y se cruza, en la plaza de San Pedro, la línea empedrada que marca la «frontera» del Vaticano, uno puede sentirse conmovido y maravillado ante esa línea mágica que nos hace pasar de un mundo a otro. Pero, cuando se tiene más edad, se hace evidente lo artificial de la cosa, haciendo pensar más bien en una Disneylandia romana muy bien contruida.
De hecho, el pretendido «Estado» del Vaticano no es más que una criatura de Mussolini. Por otra parte, no existe la nacionalidad vaticana. Al parecer, hay más funcionarios trabajando en el Vaticano que «ciudadanos del Vaticano». Esa noción de «ciudadanía vaticana» sirvió, por lo demás, principalmente para que los nazis de Europa pudieran escapar, en 1945, a través de la red de «ratslines » (Líneas de Ratas).
De dar crédito a los últimos «cánones del liberalismo», eso significaría que el Vaticano no es, ni más ni menos, que el último Estado comunista, dado que el criterio del «colectivismo» es el índice de funcionarios con respecto al de habitantes. Además, en el Vaticano ¡todo es propiedad del Estado!
Sin embargo, este «principado» teocrático, dirigido por un jefe absoluto, sin partidos políticos, sin sindicatos libres, sin ninguna forma (ni aun la más elemental) de democracia, sobre todo electoral, fue perpetuado, en 1984, por el Gobierno italiano mediante un acuerdo que introducía algunas modificaciones al Concordato de 1929. En este último documento es en el que hoy se apoya Silvio Berlusconi para su ofensiva clerical.
La Fédération Nationale de la Libre Pensée celebraría que este cumpleaños fuese el último y seguirá luchando contra todos los oscurantismos, por la libertad de conciencia y por la dignidad de la Humanidad.
Con la Unión Internacional Humanista y Laica (IHEU), la Fédération Nationale de la Libre Pensée prosigue su lucha en pro de la Separación total y efectiva de todas las Iglesias y de todos los Estados, y de la desaparición de los «Estados» teocráticos.
París, 2 de marzo de 2009
 
(Traducción de María Luisa Delgado, colaboradora de Laicismo.org)

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TEXTO ORIGINAL
La Libre Pensée française adresse ses meilleurs vœux à Benoît XVI :
HAPPY BIRTHDAY, MISTER VATICAN !
Non, il ne s’agit pas d’un lapsus de Marilyn Monroe ! L’« État » du Vatican a bel et bien atteint l’âge canonique de 80 ans, le 11 février dernier. Son papa (pape en italien) s’appelle Pie XI (pseudonyme hérité de quelques croisades assassines), et sa maman se prénomme du doux nom de Benito Mussolini, surnommé « le Duce » entre deux massacres d’antifascistes.

On regrette qu’un tel anniversaire n’ait pas donné lieu à une grande fête ou, plus culturel, à un grand colloque international sur l’histoire du Vatican, qu’aurait pu diriger l’historien intègre qu’est Mgr Richard Williamson, récemment mis en vedette sur la scène médiatique par une lecture singulière de la disparition (on n’oserait dire un génocide) de six millions de Juifs. Cela aurait eu de l’allure et n’aurait pas manqué de passionner les foules.

Dans une brève allocution, le Pape a souligné que « L’État du Vatican renferme des trésors de foi, d’histoire, d’art, et conserve un patrimoine précieux pour l’humanité entière ». Par contre, nos recherches, « pointues », n’ont trouvé aucune trace de la plus petite ratification de la moindre Déclaration des Droits de l’Homme, voire d’une condamnation « du bout des lèvres » d’un quelconque régime fasciste ou corporatiste. Quant à dire que « L’État » du Vatican ait ratifié la moindre directive du Bureau International du Travail, protégeant les droits des travailleurs, on reste stupéfié devant son silence, digne de Pie XII.

Benoît XVI n’a, et c’est bien compréhensible, aucunement évoqué les « petites histoires » du Vatican, qui sont aussi un patrimoine précieux en ce sens qu’elles nous apportent un enseignement inégalable sur les turpitudes, la lubricité, la cruauté, l’avidité et la rapacité de nombre de ses prédécesseurs.

Le Pape a adressé ses remerciements à « tous ceux qui ont été dans le passé et qui sont aujourd’hui protagonistes de la vie de l’État de la Cité du Vatican ». On sent l’émotion et l’amour, mais c’est bien naturel quand on sait que le premier « protagoniste » fut Benito Mussolini, signataire des accords du Latran avec les représentants du Pape Pie XI. C’était le bon temps !

C’est vrai, quand on est jeune et que l’on passe, sur la place Saint-Pierre, la ligne pavée qui marque la « frontière » du Vatican, on peut être ému et émerveillé de cette ligne magique qui nous fait passer d’un monde dans un autre. Plus vieux, le côté artificiel de la chose devient évident, et l’on songerait plutôt à un Disneyland romain, fort bien construit.

De fait, le prétendu « État » du Vatican n’est que la créature de Mussolini. Il n’existe d’ailleurs pas de nationalité vaticane. Il y aurait plus de fonctionnaires travaillant au Vatican que de « citoyens du Vatican ». Cette notion « citoyenne vaticanesque » a d’ailleurs surtout été utile pour exfiltrer des nazis de l’Europe en 1945 par le réseau des « ratslines  » (Filières des rats).

Si l’on en croit les derniers « canons du libéralisme », cela voudrait dire que le Vatican est le dernier État communiste ! Le taux de fonctionnaires, par rapport au taux d’habitants étant le critère du « collectivisme ». De plus, tout est propriété d’État au Vatican !

Cette « principauté » théocratique, dirigée par un chef absolu, sans partis politiques, sans syndicats libres, sans aucune forme (même la plus élémentaire) de démocratie, notamment électorale, a pourtant été pérennisée par le gouvernement italien, en 1984, par un accord entraînant quelques modifications du Concordat de 1929. C’est d’ailleurs sur ce dernier texte que s’appuie aujourd’hui Silvio Berlusconi dans son offensive cléricale.

La Fédération Nationale de la Libre Pensée ne pourrait se réjouir d’un tel anniversaire que si c’était le dernier. Elle continue son combat contre tous les obscurantismes, pour la liberté de l’esprit, pour la dignité de l’Humanité.

Avec l’Union Internationale Humaniste et Laïque (IHEU) , elle poursuit son combat pour la totale et effective Séparation de toutes les Églises et de tous les États et pour la disparition des « États » théocratiques.

Paris, le 2 mars 2009

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