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Colegios públicos sin alternativa a la religión católica

El alumnado que solicita otra opción a la confesión oficial, llamada Alternativa Educativa, no tiene materia curricular y, si se decanta por otra religión, no se le asigna profesorado

No hay alternativas a la Religión Católica en las aulas granadinas. A pesar de que los centros educativos sostenidos con fondos públicos son laicos, según lo estipula la ley, los alumnos que no escogen Religión Católica como asignatura optativa en Infantil, Primaria, Secundaria o Bachillerato, se encuentran con dos caminos que les llevan a tierra de nadie: si se deciden por otra religión (Islámica, Evangélica, Judía…) no tienen profesorado que la imparta; y si su opción es la Alternativa Educativa (lo que antiguamente se conocía como Ética), no tienen materia curricular que recibir.

En el primer caso lo avalan los datos aportados por el Ministerio de Educación y la Delegación Provincial del ramo. Hay 350 alumnos que han solicitado recibir enseñanzas islámicas en los colegios granadinos en el último curso, sin embargo sólo hay 2 profesores que figuren en la nómina del Gobierno para desempeñar dicha función. En el caso de la Religión Evangélica, mayoritaria entre el alumnado de origen suramericano y, cada vez más, entre los de etnia gitana, son 339 los niños que han escogido esta materia, pero al Ministerio de Educación sólo le consta la contratación de 4 docentes para tal efecto.

En el segundo de los supuestos, si el alumnado decide escoger la Alternativa Educativa, la materia aconfesional que ofrece el sistema educativo español para los alumnos laicos (según la Delegación de Educación son aproximadamente unos 31.500 los que la reciben en Granada), se encuentra a merced de la buena voluntad del profesorado porque la ley prohibe dar contenidos curriculares a la asignatura. Esta situación está generando un gran malestar entre las familias que no desean que sus hijos reciban clases de religión y entre los propios docentes, que no saben qué darles durante la hora y media o dos horas (depende del ciclo) a la semana que se imparte la asignatura.

Los alumnos laicos (muchos desde los 5 años) tienen que salir del aula, donde se quedan los de Religión Católica, para ser trasladados a la sala de profesores o algún departamento donde se les entretiene con juegos de mesa o cualquier actividad improvisada hasta que concluya la hora.

"No tienen un profesorado específico y a muchos les piden que se queden sentados en clase de religión", denuncia el portavoz de Granada Laica, Manuel Navarro.

En Infantil y Primaria la elección de la materia de Religión Católica es masiva, un 97% de las solicitudes, aunque los estudios nacionales apuntan que estas cifras descienden año tras año cuando se deja atrás la Comunión. En Secundaria, más del 50% de los alumnos optan por la Alternativa Educativa y en Bachillerato la Religión Católica es casi testimonial.

Hasta hace unos años, los que no se decantaban por la religión podían recibir enseñanzas de informática, deporte, de refuerzo de las demás materias o de Ética, cuyos contenidos han sido absorbidos ahora por Educación para la Ciudadanía. Pero varias sentencias afirmaron que así se producía un agravio comparativo con los alumnos que dan religión, ya que se ven privados de estas enseñanzas. Y la Ley Orgánica de Educación (LOE), de la que se hace eco la normativa andaluza en el decreto 230, tuvo que legislarlo hace dos años: la alternativa educativa en ningún caso comportará el aprendizaje de contenidos curriculares asociados a cualquier área de la etapa. Así se abrieron las puertas al limbo educativo para un 22,6% de los granadinos suscitando reclamaciones históricas: que se excluya la religión de los centros escolares públicos.

Pero el Gobierno está atado de pies y de manos desde que en 1979 firmara el Concordato con la Santa Sede que exige la consideración de la religión como asignatura fundamental al mismo nivel que las Matemáticas, la Lengua o las Ciencias.

Este año la Consejería de Educación asume las competencias del profesorado que imparte otras religiones en Andalucía, hasta ahora dependiente del Ministerio, lo que permitirá mejorar la gestión de estas enseñanzas. Actualmente, cuando un alumno marca la opción de recibir Religión Islámica, Evangélica o Judía, es el propio centro el que está obligado a buscar (en colaboración con las familias) un docente que imparta la materia. Pero la mayor parte de los centros escurren el bulto culpando a la Administración de la falta de medios y ponen a las familias en una tesitura difícil: o escogen Religión Católica para sus hijos o se quedan con una clase de nada.

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