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Celebran Ramadán ayudando a personas sin hogar

Cientos de voluntarios musulmanes de diferentes razas y grupos étnicos entregaron un poquito de dignidad y respeto a miles de personas sin hogar, durante una celebración del Mes del Ayuno Ramadán realizada ayer en Los Angeles.

“Ramadán es un día santo celebrado por la comunidad musulmana en todo el mundo”, dijo Martha Felicitas, enfermera certificada nacida en Guerrero, México, pero convertida a la religión musulmana desde hace 20 años.

“Es el mes del ayuno y el tiempo que utilizamos para reflexionar y tratar a todos los seres humanos con la misma dignidad y respeto con las que nos creó Dios”, agregó Felicitas. “Es por eso que hoy venimos aquí a proveer y compartir con las personas más desprotegidas de la ciudad”.

Cargados de alimentos, sábanas, ropa, juguetes, medicinas y exámenes de salud entre otras cosas, la Coalición de la Preservación de la Dignidad Humana, compuesta por miles de musulmanes, cristianos y judíos, llegaron por segundo año a la esquina de las calles 5 y Towne, en Skid Row, área descrita por su director como la humanidad olvidada de Los Angeles.

“Este año quisimos llevar la ayuda a otro nivel y proveer a más gente”, dijo el director de la coalición, Masjid Ibaadillah y uno de los organizadores del evento. “Ahora tenemos una clínica de salud donde las personas pueden tener exámenes médicos completos y revisarse enfermedades como la diabetes, colesterol y el sida”.

El director agregó que el año pasado, durante su primer evento, ayudaron a unas dos mil personas y el objetivo este año era duplicar ese número. “Ya estamos planeando el del próximo año y, debido a la gran respuesta de los voluntarios y organizaciones, esperamos realizar un evento de dos días y en diferentes ciudades”.

Ibaadillah expresó que era de suma importancia tratar a todos los seres humanos, incluyendo a los más desafortunados con el mismo respeto porque uno nunca sabe cuándo pueda estar uno en ese lugar que ahora muchos critican y rechazan.

“Debemos de aprender a sobrellevarnos entre todos como una sola comunidad, pero mientras sigamos mirándonos a personas de otra condición social, estatus económico o de otra raza como alguien diferente y distante a uno, entonces siempre existirán los conflictos y las desigualdades sociales”, enfatizó.

El doctor Asser Aman, director de la clínica UMMA en el centrosur de la ciudad y con un gran número de pacientes latinos, donó su tiempo para venir a revisar a los cientos de pacientes que le esperaban en Skid Rod.

“Muchas de estas personas no se han hecho un examen físico en muchos años”, dijo el doctor. “Esto es simplemente una forma de dar a la comunidad un poco de gratitud y respeto que además nos llena de espiritualidad para poder seguir adelante”.

Mónica Rodríguez, una de las decenas de madres de familia latinas que llegaron por un poco de alivio a Skid Rod, nunca pensó que algún día ella y sus tres hijos fueran a ser parte de las miles de personas desamparadas que viven en el centro de Los Angeles.

“Se lo juro que yo siempre pasaba en el autobús por estas calles y veía a estas personas como vivían, nunca pude entender cómo era posible que vivieran de esa forma hasta que a mí me pasó”, dijo Rodríguez, mientras agarraba comida y ropa para sus tres hijos.

“Yo perdí mi trabajo, ya no pude pagar la renta y no tuve ningún apoyo familiar o alguien que me ayudara a salir del hoyo”, agregó. “Fue la misión Union donde me aceptaron y ahora llevo tres meses viviendo allí”.

La señora Rodríguez, que ahora es una más de las 84 mil personas sin hogar en el condado de Los Angeles, forma parte del grupo sin hogar de mayor crecimiento en los últimos 20 años: familias completas. Actualmente, ella toma cursos de enfermería y espera muy pronto conseguir un trabajo estable que le permita proveer un futuro mejor para sus tres hijos.

“De aquí a que vuelva a agarrar mi paso, esta ayuda es de mucha utilidad porque iba a ser difícil para mí comprarle juguetes a mis hijos esta Navidad, o proveerles con mejor ropa”, mencionó la mamá. “Pero sabe qué, algo de lo más importante aquí es que todos te saludan y te reciben con una sonrisa, ese tipo de trato ya tenía mucho que no lo recibía… Y es lo mejor porque lo hacen sentirse a uno, humano otra vez”.

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