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Cartografías religiosas: mitologías, representaciones y trayectos de la nación laica uruguaya

Este trabajo pretende establecer una cartografía religiosa. No se trata, sin embargo, de establecer una localización de lo religioso en el Uruguay —su materialización—, sino de indagar en la elaboración temporal de lo público y lo privado. Se trata, pues, de una cartografía temporal, del tiempo narrado, o bien de las narrativas que constituyen la temporalidad de la nación.

En esta espacialización del tiempo —expresada en el proceso de construcción de lo público y lo privado— nos encontramos con la doble sutura de lo religioso y de las mitologías de la nación que, para el caso, hemos denominado nación laica. ¿Por qué establecer al Uruguay como nación laica? Es más, ¿desde qué lugar considerar el constructo cultural uruguayo como ejemplo tal vez exacerbado de un laicismo radical?

Podríamos operar aquí en dos niveles relacionales: el primero tendría que ver con la comparación del laicismo a la uruguaya con el de otras naciones del mundo. El segundo, con cierta mirada relacional interna que adjudica su especificidad a la tensión intrínseca de toda nación. Desde este doble espacio relacional, e interconectado, volvemos una y otra vez a la nominación (múltiple) de la nación: a la nomiNación.

Con este término —que posee ecos de la diseminación derridadiana y de la disemiNación diseñada por Hommi Bhabha— trataremos de adentrarnos en la construcción cultural uruguaya, que es una construcción singular, sin duda, y ha llevado al antropólogo Clifford Geertz a colocarla como uno de los posibles (y escasos) ejemplos a nivel mundial de entidades culturalmente solidarias.

De esta mirada antropológica externa (Clifford Geertz como un otro), el espectro de la homogeneidad vuelve a reiterarse como clave de interpretación (también, de interpelación) de la nación uruguaya.

Bajo este recorrido interpelante nos proponemos abordar la temática de la secularización en el Uruguay, a partir de dos aspectos interrelacionados. El primero, ligado a la concreción de la secularización en tanto laicismo; el segundo alude a los propios límites de los conceptos de secularización y laicismo. Estos conceptos parecen proceder por una carencia: la secularización señala una separación mediada por un vacío; la laicidad, un conjunto de reglas idénticas aplicadas a los diferentes.

Esta modalidad perspectivista puede variar, con todo, cuando el laicismo emerge en su productividad, esto es, cuando lo entendemos como uno de los aspectos fundantes de la religión civil de una nación.

Establecer que la laicidad es parte constitutiva de la religión civil uruguaya implica anular sus atributos de neutralidad para conceptualizarla como lugar privilegiado de representaciones emblemáticas y mitos que narran a la propia nación. Así como la laicidad no puede abandonar el campo religioso, tampoco puede pensarse el Estado nación sin considerarlo el productor privilegiado y regulador de la mencionada religión civil.

En tanto productor privilegiado —aunque no único— de la religión civil de la nación, corresponder indagar (bajo la ya citada figura ambivalente de la secularización) el proceso llevado a cabo por el Estado nación uruguayo en cuanto conjunto de luchas simbólicas con otros agentes que promovían otras instancias identitarias basadas en la diferencia (opciones religiosas, por ejemplo) o en las pretensiones particularistas de la citada diferencia (una única religión para un Estado y una nación).

Pero este camino propondría límites a nuestra cartografía religiosa. Si acaso el Estado nación uruguayo fue uno de los productores privilegiados de nuestra religión civil, la actual relocalización del campo religioso —su dinamismo y pluralidad— pone en discusión las mitologías y representaciones que la lograron sustentar. El juego especular de lo público y lo privado se problematiza, y la nación laica parece perder su énfasis.

Por otra parte, los diálogos trasnacionales y el reconocimiento de una polifonía interna —que trasciende, en mucho, el ámbito religioso— interpelan hoy en día a la citada religión cívica, deslocalizando al Estado nación como agente privilegiado de su producción e, inclusive, mostrando las propias limitaciones simbólicas abarcativas y totalizadoras de esta modalidad sacra.

……………

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L. Nicolás Guigou

Profesor adjunto y responsable de la Cátedra de Antropología Cultural (LICCOM), Universidad de la República, Uruguay) y docente e investigador del Departamento de Antropología Social, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República. Integra el Núcleo de Estudios de la Religión(INER) del Programa de Posgraduación en Antropología Social, Universidad Federal de Río Grande del Sur, Brasil. 
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