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Cáritas, el ministerio de la pobreza

Administrar la pobreza es un don divino reservado a unos cuantos elegidos

Esta crisis va a ser tan devastadora que no quedará más remedio que rendirnos de rodillas en los altares.   La santa madre iglesia aparece en la escena igual que el séptimo de caballería de las películas del oeste. Ellos vienen a socorrernos y administrar «desinteresadamente» la pobreza.

Los responsables del gobierno de coalición sacando pecho lo repetían constantemente en sus alocuciones y discursos. «Somos un país de vanguardia no hay más que observar las cifras macroeconómicas. ¡Invertid en España!». Todo iba viento en popa hasta que de golpe y porrazo y, sin saber muy bien por qué, ¡patapum! estalló la bomba atómica del coronavirus.

Vivíamos por encima de nuestras posibilidades, nos dejamos arrastrar por los delirios de grandeza, la clase media, los obreros y los proletarios echaron mano de la tarjeta Visa Oro y ansiosos por subir en la escala social desataron una tremenda bacanal. Nadie se conformaba con lo que tenía. la envidia, la maldita envidia emponzoñó nuestros corazones. Queríamos un piso propio, un chalet en la sierra y otro en la playa. Y venga a frotar la lámpara maravillosa de Aladino a ver si el director del banco nos concedía todos nuestros deseos. –¡Con esa nómina cualquiera! Aprobados los créditos y felices y contentos nos dedicamos al despilfarro y al derroche. Pero había un pequeño detalle: no leímos la letra pequeña de los contratos donde se nos advertía que podríamos “correr algunos riesgos imprevistos”

Ahora con todo el descaro el gobierno de coalición PSOE-UNIDAS PODEMOS le exige a sus ciudadanos que se sacrifiquen por Dios, la patria y el rey. Ha llegado la hora de apretarse el cinturón. Nos espera un ciclo de vacas flacas, pero, serenidad y paciencia, que muy pronto acabará la travesía del desierto y otra vez gozaremos de las mieles del triunfo. España como en otras ocasiones sabrán sobreponerse ante esta imprevista emergencia sanitaria.

-Estoy en el paro y sin un duro en el bolsillo, y si abro el buzón no hay más que cartas de los bancos que me reclaman el pago de las letras. La angustia existencial nos corroe el alma, la autoestima y el amor propio se encuentran por los suelos. No es de extrañarse que muchos pierdan la cabeza al sentirse inútiles. El haber pasado del cielo al infierno en un santiamén es algo que nos hunde en la más profunda depresión. Todavía los jóvenes pueden capear el temporal, pero, en cambio, los que hemos cumplido los cincuenta años, apaga y vámonos pues ya estamos para el arrastre.

Y lo peor es ver como pasan los días, uno tras otro sin que se vislumbre una lucecita de esperanza. Los muertos por el coronavirus bajan, pero todavía la desescalada parece que se alarga pues en cualquier momento pueden surgir rebrotes.  Ni una llamada, ni una carta de respuesta a las solicitudes enviadas por correo a las empresas y compañías de media España. Los currículos redactados con estilo impecable, las cartas de presentación adornadas con membretes de oro. -¿cuáles son las cualidades de tu perfil profesional? -¿de qué manera tu experiencia laboral acumulada pueden beneficiarnos? Y disciplinados venga a rellenar los formularios para que luego nos respondan: “lo sentimos mucho, pero ante la crisis del coronavirus nos vemos impedidos de realizar más contrataciones”. Y mascullando la derrota empezamos a lanzar imprecaciones. ¡qué desgracia! Soy un fracasado, un don nadie y venga a cebarnos de pildoritas de amitriptilina, trazodona o prosac para atenuar la carga de las preocupaciones. Pasan las semanas de la cuarentena y apenas hemos podido conciliar el sueño y no es para menos hemos engrosado la lista de morosos y los acreedores en el momento menos pensado tras la tregua del confinamiento te echan el guante. En casa los niños no paran de pedirte sus caprichitos: la última PlayStation, el iPod séptima generación, las zapatillas de marca, la camiseta oficial del Real Madrid o el Barcelona y tú no sabes cómo explicarles que estás en la ruina.

Nos levantamos con el corazón en un puño, suena el móvil, descolgamos y al otro lado de la línea una voz bronca nos espeta: –¡Hola! Llamo de la caja de ahorros donde tiene usted contratada su hipoteca… El gerente del banco te comunica que si no cumples con lo estipulado en el contrato con todo el dolor del alma iniciará un juicio embargo ¡ay, madre! ¡que viene el lobo!

El gobierno español ante las presiones del BCE no le quedará más remedio que aplicar medidas de choque en un desesperado intento por rebajar el maldito déficit público y privado. Empezando, como no, por los recortes en políticas sociales o elevar los impuestos. No se tomaron las medidas preventivas a tiempo y ahora las consecuencias son imprevisibles. Los organismos estatales, los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas están super endeudados y carecen de solvencia y liquidez. El déficit español supera ya los 100.000 millones de euros.

Y por otro lado los políticos corruptos sin ningún escrúpulo y, a pesar de que estamos en números rojos, se están forrando a cuenta de los contribuyentes. Ellos son unos expertos en cobrar comisiones por adjudicación de obras, negociar un tanto por ciento por los contratos y licitaciones y dominan a la perfección las artes del pucherazo, el pelotazo o del tráfico de influencias. Se calcula que en los últimos diez años se han sustraído unos 5.500 millones de euros del erario público. Eso sin contar los viajecitos, los vestiditos y modelitos, las joyitas, los coches oficiales, las dietas y mil y un privilegio más ¡Vaya cara tienen estos rufianes! Luego nos exigen austeridad. La Familia Real dedicada a la dolce vita; los Reyes, el Príncipe y doña Letizia, las infantas, todos gozando de lo lindo en sus palacios de verano o de invierno. El presidente del gobierno y su camarilla de ministros y consejeros cobrando sueldazos millonarios y nosotros a verlas venir con una mano adelante y otra atrás.

Por paradójico que parezca la banca ha multiplicado por diez sus ganancias en el último quinquenio. Los usureros y especuladores amasan grandes fortunas y las ponen a buen recaudo en los paraísos fiscales.  El Banco de Santander se embolsó 6.515 millones de euros en el 2019, Amancio Ortega, presidente del grupo INDITEX, cobrará un dividendo récord de casi 3.000 millones de euros, el BBVA ha superado todas las previsiones ganando 4.830 millones en el 2019.

Existe más de un millón y medio de personas que no cobran el paro, carecen por completo de ayudas estatales y tampoco cotizan a la seguridad social. Sin olvidarnos los parados de larga duración que en silencio mascullan su desasosiego o los viejos que devengan unas escuálidas pensiones que no les alcanzan ni para las pipas. ¿y los gastos familiares? mantener una familia supone un esfuerzo titánico que a veces pasa desapercibido. La cosa está que arde y menos mal que existe la solidaridad familiar pues papá o mamá o el abuelo siempre están dispuestos a cubrirle las espaldas a sus cachorros. La opción más sensata es emanciparse a los 40 o 50 años. Solo los guerreros más valientes pueden afrontar tamaño desafío. No queda otra que resignarse a la ración de guerra y llevar una vida espartana ahorrando hasta el último céntimo de euro. “Hay que aprender de los monjes trapenses, hijos míos” Todo bien medido: el bocadillito de atún con tomate, un vasito de vino don Simón y un puñado de aceitunitas. Lo único que nos levanta la moral es cuando nos comparamos con esos indigentes que duermen en las calles metidos en ataúdes de cartón. Entonces, persignándonos exclamamos azorados: ¡virgencita que me quede como estoy!

Esta crisis va a ser tan devastadora que no quedará más remedio que rendirnos de rodillas en los altares.   La santa madre iglesia aparece en la escena igual que el séptimo de caballería de las películas del oeste. Ellos vienen a socorrernos y administrar «desinteresadamente» la pobreza. Los curas y monjitas y los voluntarios seglares son los nuevos superhéroes solidarios. Los cooperantes de las ONG y los organismos de ayuda humanitaria ya no tienen que irse a África o Suramérica a salvar “negritos” o “indiecitos”, pues a la vuelta de la esquina sobran españolitos a puñados que suplican una limosnita.

La «acción caritativa y social de la iglesia española» más conocida como «Cáritas» es una compleja organización que cuenta con 65.000 voluntarios, 4.543 trabajadores remunerados, 6.000 delegaciones y 69 «Cáritas diocesana» repartidas a lo largo y ancho del reino. Esta ONG católica es una exitosa “multinacional de la pobreza” que se extiende por los cinco continentes (tiene presencia activa en más de noventa países). El amor al prójimo mueve anualmente las siguientes cifras: el 70% (193.953.953 de euros) de sus fondos invertidos proceden de aportaciones privadas, el resto, un 29.8% (82.318.735 euros) son fondos públicos. ¡Atención! el paraíso fiscal eclesiástico esta bendecido por el espíritu santo. La iglesia católica, apostólica y romana es la segunda propietaria inmobiliaria de España, después del estado. Pero como esta defendida por ángeles y arcángeles no pagan el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) Así que es falso que Cáritas tan solo reciba de la iglesia el 2% porque se puede decir que su labor es sostenida, mantenida y alentada principal y fundamentalmente por la iglesia. Porque Cáritas y la iglesia son lo mismo. Además del dinero que reciben del pon la X en el IRPF (270 millones recaudados en el 2019), la Conferencia Episcopal Española también ha donado a Cáritas casi 35 millones de euros. El Papa Francisco, como representante de Cristo en la tierra, le ha enviado al cardenal Omella un chequecito de 100.000 euros para que compren respiradores y material sanitario. “Es el testimonio vivo de la misión de la iglesia al servicio de los más vulnerables y de toda la familia humana”

La emergencia social será aún más acuciante en las regiones históricamente deprimidas como Andalucía, Extremadura, Murcia o Castilla la Mancha. A los hijos de la octava potencia mundial no les va a quedar más remedio que tocar la puerta de las parroquias y conventos “¡Qué humillación! allí entremezclados con esa baja ralea de moros, negros, sudacas y gitanos”

Cáritas es una organización cuyo objetivo no es erradicar la pobreza ni encontrar una solución integral a la lacra del desempleo y la marginalidad sino que viene a poner pañitos de agua tibia sobre la herida. Tan sólo se limitan a darte una palmadita en la espalda y anda, chaval, échale a la olla un puñadito de arroz y aguanta el tipo que Dios aprieta, pero no ahorca. Acuérdate que tu próximo mercado lo puedes recoger la próxima semana.

Esta visto que la pobreza es un filón inagotable del que se obtienen grandes beneficios. La fórmula es muy simple: entre más pobres haya, más clientela para las parroquias y mayores posibilidades de captar las subvenciones del estado, la empresa privada o de la Unión Europea. -Hijo mío, firma aquí que te tenemos reservada una grata sorpresa. La clave es mantener el yugo de la dependencia y el asistencialismo para que los menesterosos se acostumbren a beber de la manita de sus benefactores. El fin supremo es lavar conciencias para ganarse el cielo en la tierra.

La Conferencia Episcopal sostiene que: «la solidaridad es el valor que prevalece ante los rigores de la crisis» «Cáritas se pone al lado de quienes más sufren y trabaja a destajo, día y noche por subsanar los efectos de la miseria, la exclusión, la marginalidad, la violencia intrafamiliar, el alcoholismo, la drogadicción, la niñez desamparada o cualquier situación límite» No hay duda que esta es la única puerta que podemos tocar en los momentos en que la pandemia nos ha dejado tiesos y noqueados.

Los responsables de Cáritas española han publicado el siguiente panfleto: “La pandemia sanitaria nos ha posicionado en un estado de incertidumbre que requiere mayor creatividad y compromiso. Sin haber digerido del todo el duelo que ha significado esta experiencia, se instala una grave crisis social y económica que afecta cada día a más personas. Miles de gestos solidarios se han movilizado para responder a esta emergencia global pero ahora tenemos el reto de reconstruir nuestra comunidad, sostener a las personas más frágiles y vulnerables, restaurar la convivencia, el diálogo social y sentar las bases de un nuevo bien común. Y solo podremos lograrlo si te sumas, porque el poder de cada persona cambia la realidad y la transforma”

Y de remate pinta un panorama dantesco: “tres de cada diez hogares no disponen ahora mismo de ningún ingreso, aproximadamente 450.000 personas que residen en hogares acompañados por Cáritas no ingresan ni un solo euro en estos momentos, lo que representa un incremento del 136%. La pobreza severa se ha incrementado en un 30% y alcanza a 1 millón de personas entre las familias que Cáritas acompaña. Más de 700.000 personas acompañadas por Cáritas residen en hogares sin dinero para pagar viviendas ni servicios y una de cada cuatro familias (24%) podría tener que abandonar su vivienda, por desahucio o por reducir costes”

“Cáritas alerta de los efectos sociales de esta emergencia sanitaria que puede producir en las familias en situación de pobreza y exclusión que, según datos de FOESSA es de 8.5 millones de personas, el 18.4 de la población española”

¡Necesitamos tu ayuda urgente! Dona aquí a las siguientes cuentas xxx. La caridad no cierra. Cada gesto cuenta. El fantasma de la recesión económica ronda sobre nuestras cabezas con su afilada guadaña.

Es increíble que un estado, supuestamente laico, con todo el descaro delegue sus responsabilidades en la iglesia católica. ¡Esto es aberrante! Cáritas se ha convertido en una especie de «Ministerio de la Pobreza» que incluso ha firmado convenios con el gobierno para atender la avalancha de nuevos pobres.

Pero, hijos míos, todo esto no os va a salir de balde. Si queréis la sopa boba primero debéis recitar el creo en Dios padre todopoderoso. La catequesis y la formación del espíritu cristiano es una opción que “voluntariamente” debéis de aceptar como buenos hijos de Dios.  El confinamiento os ha puesto a prueba, os ha enseñado a reflexionar y estar más cerca del todopoderoso. Habéis aprendido lo que significa la vida monacal y recuperar la fe en el santísimo.

Veremos otra vez esas colas kilométricas en las oficinas del INEM, la marabunta de parados que con cara de viernes santo y muecas de resignación vienen a cumplimentar el papeleo de rigor. De antemano saben lo que les espera: Ala, firma aquí, chaval. Vuelve mañana a ver si hay suerte. -¿Qué te parece ir a recoger fresas a Huelva o a la aceituna en Jaén? -¡tú que te has creído que voy a doblar el lomo y a sudar la gota gorda! eso es trabajo de negros ¿Lo tomas o lo dejas? -Yo prefiero algo más sosegado, un puesto administrativo donde no dé palo al agua, si es tan amable. -Vale.  Y ante la falta de oportunidades a emigrar a otras latitudes en busca de las habichuelas.

Los políticos ansiosos por recuperar la confianza en el electorado pronuncian apasionados y quiméricos discursos. Utilizan todo tipo de artimañas para rebajar las cifras del paro o cuadrar las estadísticas de la EPA a su acomodo. Los muertos de la pandemia de repente resucitan ya que de lo contrario generarían una mayor alarma social. La coalición gobernante no quiere reconocer su derrota y lanza mensajes esperanzadores a sus incondicionales: “la actual crisis del coronavirus es un desajuste coyuntural que ha frenado nuestro exitoso ciclo de crecimiento. Pero superaremos todos los obstáculos y dentro de muy poco comenzaremos a remontar el vuelo. Olvidaos de los contratos basura y la inestabilidad laboral. Crearemos 1.000.000 puestos de trabajo y reactivaremos la productividad y la competitividad. La pandemia no nos vencerá y como el Ave Fénix resurgiremos de las cenizas. No desesperéis que felices y contentos otra vez llenaremos a rebosar el carrito de la compra en los supermercados.

Los curitas se frotan las manos y lanzan las campanas al vuelo ¡aleluya! Este es el escenario perfecto jamás soñado: semanalmente el manso redil se acerca hasta la parroquia del barrio a reclamar la cesta de los aguinaldos. Los ángeles de la guarda imbuidos en el espíritu de madre Teresa de Calcuta van repartiendo los mercados de caridad: tres paquetes de arroz, un kilo de lentejas, uno de garbanzos, dos de galletas, uno de café, un bote de Cola Cao, seis tetra brik de leche, dos botellas del aceite, cuatro natillas Danone, un paquete de azúcar, cuatro de espaguetis, una cajita de quesitos la Vaca que Ríe, una lata de tomate frito Orlando, en fin, ¡venid benditos de mi padre! bienaventurados los pobres porque vuestro es el reino de Dios.

Y haciendo pucheritos los menesterosos con amargura confiesan sus vicisitudes: –Estamos a dos velas, padre, la cosa se ha puesto muy chunga. –El pan de mis niños, padre, las criaturitas no hacen más que lloriquear. Tenemos una pensión no contributiva, padre, la procesión va por dentro, mire usted los recibos de la luz, el gas, el agua sin pagar.  –Tranquilos, tranquilos, hijos míos, no desesperéis que más sufrió el nazareno. Y venga a echarles bendiciones a diestra y siniestra en un intento por levantarle la moral a los paniaguados. Esto ya es el colmo pues las parroquias se han convertido en oficinas de empleo e inserción laboral o en una seguridad social paralela. Allí llegan los inmigrantes, los refugiados, los españolitos de tercera y cuarta categoría y, hoy, hasta la clase media, a ver si les resuelven la papeleta. Y lo más perverso es que los curitas ejercen de intermediarios ante las familias de prestancia que demandan: sirvientas, niñeras, cocineros, chóferes, cuidadores de ancianos, trabajadores del campo, jardineros, porteros o conserjes.

Nuestros políticos juraban y perjuraban que nos íbamos a poner a la altura de las naciones más industrializadas del planeta, que el estado del bienestar reinaría por los siglos de los siglos. Y nosotros cual inocentes tortolitos nos dejamos llevar por el delirium tremens y empezamos a tirar la casa por la ventana. Venga a consumir y consumir, a endeudarnos y comprar pisos y chalets, coches de alta gama, televisiones de pantalla extraplanas, teléfonos iPod 8, computadoras MacBook Pro, joyas, vacaciones en el Caribe y mil y un caprichitos más. Todo ha sido una mera ilusión, el fuego fatuo de una farsa bufonesca

Y ahora que estamos a punto de caer al precipicio y la economía mundial se va a pique lo único que puede redimirnos es un golpe de suerte. Así que a jugar al bingo, al tragaperras, a apostar a las quinielas, a la lotería primitiva y los cupones de la ONCE o la lotería de Navidad. ¡San Pancracio bendito! Tú que fuiste, bueno, compasivo y generoso. Acepta este perejil que te pongo para reconocerte y alabarte.

Durante el confinamiento el consumo de alcohol y de tabaco ha experimentado un espectacular repunte. El clásico beber para olvidar y fumar como condenados en un intento por neutralizar la tensión y el estrés. También han batido récords el consumo de drogas blandas y drogas duras que han cumplido con creces su papel de anestesiantes durante las largas semanas de encierro forzado.  Los brujos y santeros hacen su agosto intentando exorcizar el mal fario. ¿cuándo estará la vacuna? ¿llegaremos a fin de mes? la bola de cristal revela que no hay otra solución que pedir un préstamo bancario para capear el temporal. ¿Otro préstamo? -No seas tan pesimista, consigue los avales y fiadores y si no es suficiente vete a pignorar las joyas de la abuela en el Monte de Piedad. -No sé qué hacer, estoy a punto de prostituirme me da igual, que moral ni que ocho cuartos, acepto lo que sea de masajista, estríper o de chapero. ¿Asaltar un banco o traficar con drogas? En estos momentos tan aciagos todo está justificado. Es la hora de echarle cara al asunto y dedicarnos a la picaresca como el Lazarillo de Tormes. Otros más pragmáticos eligen una solución más radical: tomar matarratas o colgarse de una higuera.

La iglesia que ya se veían cerrando el quiosco ante la caída de las vocaciones y el anticlericalismo reinante, renace con renovado ímpetu. Los feligreses vuelven a las parroquias, los comedores sociales de Cáritas no dan abasto, los roperos, los centros de día, el dispensario médico, los orfanatos, auspicios, escuelas, ¡gloria a Dios! este es un signo más del cambio de los tiempos.

Según los últimos informes Cáritas en los dos últimos meses de la emergencia sanitaria las demandas de ayuda se han disparado en un 60%, eso significa el doble que en el mismo periodo del año 2019. Esta entidad de acción “caritativa” cuenta con 470.000 donantes que han pagado alquileres, hipotecas, gastos médicos, alimentación, higiene, el recibo de la luz o el agua y hasta entierros de caridad. 4 de cada diez hogares tienen problemas para llegar a fin de mes, hay 1.500.000 familias españoles en los que nadie trabaja, ocho millones de ciudadanos malviven por debajo del umbral de la pobreza, el desempleo afecta al 50% de los jóvenes, dos de cada cinco parados viven en un hogar con todos los miembros sin empleo, uno de cada cuatro niños es pobre, más de 300. 000 familias no pueden seguir pagando la hipoteca de su casa, 1.239 personas duermen a la intemperie en Barcelona y 800 en Madrid, no queda una sola plaza libre en los refugios de transeúntes y las hordas de indigentes se pelean por los alimentos caducados que desechan las grandes superficies en los contenedores de basura. A todo esto hay que sumarle las familias afectadas por los ERTES de las empresas y que se han retrasado en el tiempo e igualmente aquellos que vivían de los mercadillos, la recogida de chatarra o cartón, o los que se dedican a la economía sumergida. En resumen, empleos precarios que no reciben ninguna remuneración del gobierno que se une al drama de los inmigrantes sin regularizar o solicitantes de asilo. En estos tres meses se han atendido a más familias que en todo un año. Los comedores están abarrotados y el reparto a domicilio para la tercera edad y población vulnerable ha aumentado en un 50%. En España 2 millones de personas sobreviven gracias a los comedores sociales.

En el 2019 Caritas prestó ayuda a 2.5 millones de personas para paliar la pobreza y la exclusión social. Esta institución de beneficencia creada por la iglesia católica no te abandona las 24 horas del día en todas las ciudades, pueblos y barrios con el UACI y los centros de acogida CEDIA. “Estamos ayudando a contener la propagación de la pandemia a nivel mundial”  Y además para hacer más eficaz su misión están conectados en cadenas de oración con misas en línea y rezos del santo rosario o el Ángelus. “Dios debe escuchar a sus hijos en esta época de tribulación” “Aquí se practica el verdadero socialismo cristiano que deja en evidencia la charlatanería barata de los partidos políticos progresistas”-Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo.

La Conferencia Episcopal astutamente se sacan un as de la manga y mueven sus activos del pon la x en la declaración de impuestos, de los fondos privados o de los públicos y sin ningún reparo los utilizan para hacerse propaganda y sublimar su imagen. El altruismo no admite ningún reparo y para demostrarlo han empeñado su inmenso patrimonio para reactivar la economía española que ha sufrido el estallido de un torpedo en plena línea de flotación.

Pero no es solamente Cáritas la única organización dedicada a estos menesteres pues la Cruz Roja y el Banco de Alimentos, el Programa de distribución de alimentos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. -España e Italia son los países que más fondos reciben de la Unión Europea- para financiar este programa. Oxfam también entrega ayudas a casi 1.500.000 de personas. La crisis será tan intensa y masacrante que se estima puede afectar al 20% de la población. Lo de 2009 es una mera fantochada. Casi 15.000.000 millones de personas ganan menos de 13.400 euros anuales, lo que representa una cantidad inferior a 1.100 euros al mes. Con estos ingresos deben hacer frente a sus principales gastos: alimentación, vivienda, transporte, vestuario, facturas domésticas, etc. Algo que los coloca entre la espada y la pared pues no se corresponde con el altísimo costo de la vida. Además, tienen limitado el acceso a las principales vías de financiación bancarias, a excepción de préstamos cortos y de elevados intereses. La exclusión social afectará a más de 9 millones de personas.

Vamos camino de los siete millones de parados y la destrucción de la mitad de las empresas del sector público y privado. Y lo más lamentable es que no existe un plan serio de inserción laboral ni de creación de empleo estable.

Las millonadas de parados comienzan a enrabietarse pues pronto se les agotarán las prestaciones sociales y el subsidio de los ERTE (que beneficia a 3,4 millones de trabajadores y que antes del fin de año muchos serán despedidos) Una gran cantidad al final serán despedidos pues se prevé que habrá 100.000 empresas quebradas. Al menos la “paguica” de la renta básica viene a consolar nuestras cuitas. No queda más remedio que trabajar en negro, hacer alguna que otra chapucilla o seguir dando el pego en los cursos del INEM. Sin contar los cinco millones de inmigrantes se han convertido en una onerosa carga para el estado. –Si estamos así es porque nos quitan los puestos de trabajo– Desde luego que alguien tiene que pagar los platos rotos.

Patrocinar la gula es fundamental para mantener la paz social. El español es un pueblo genéticamente marcado por las hambrunas. El secreto es echarles una buena ración de carnaza a las fieras y que se embuchen de latas, congelados, pizzas, hamburguesas coca colas o patatas fritas. Dinamita para los pollos y de postre natillas de chocolate, una copita de Anís del Mono y el purito Farias. Lo único que mueve a las masas es el fútbol, los macro botellones. La juerga y la lujuria que no falte y a vivir que son dos días. Si tu equipo favorito gana, se arma la de San Quintín y se convocan las concentraciones más multitudinarias jamás vistas. La consigna es barriga llena corazón contento y, eso sí, muchos goles, muchísimos goles.

Según la Constitución del 78 somos un estado social y democrático de derecho. Pero la monarquía democrática se rige por las leyes del libre mercado, es decir, la oferta y la demanda, la competitividad y el consumo que es la esencia pura del capitalismo más desaforado y voraz. No hay marcha atrás pues el sistema ha desarrollado un mecanismo de defensa imposible de doblegar.

la calificación de solvencia Moodys comienza a resquebrajarse, la prima de riesgo se tambalea, la deuda pública y privada alcanza la cifra récord de 4,07 billones de euros, que encima sumado al agujero negro bancario nos coloca en una posición comprometedora por el impago de los créditos,  las 6 más grandes constructoras pierden  12.400.000 millones cada mes de parón, los especuladores se lanzan cual aves carroñeras sobre la presa cuando ésta flaquea y se benefician de los males ajenos, los inversionistas desconfiados venden sus acciones, la fuga de capitales de enero a abril alcanzó los 121.000.000 de euros. Lehman Brothers exige que se reconstruya el sistema financiero, el Euribor se ha incrementado peligrosamente, el FMI lanza un llamado para que se hagan reformas urgentes y decisivas porque las previsiones son dantescas pues el PIB al parecer va a caer un 12,8 %. La tasa de crecimiento que creció un 2% en el 2019 ahora se tornará negativa. Y como si fuera poco el timonel del barco Pedro Sánchez ha perdido el rumbo y dubitativo es incapaz de llevarlo a buen puerto.

No podemos ir en contra de los hados del destino porque hasta ya se habla del rescate de la economía española por parte de la troika europea. ¿Quién va a tapar el agujero negro de 170.000.000 millones de euros? Estamos con la soga al cuello, no hay dinero y aún peor, no hay fiador. Lo peor está en que el cheque de 100.000 millones de euros que le va a girar el BCE solo sirve para comprar tiempo. No se sabe de dónde va a salir el dinero para el rescate completo. Difícilmente vendría del BCE pues su colchón total de 500.000 millones de euros no podría ser asignado en su totalidad al salvamento de España.

Carlos de Urabá

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