Durante el desarrollo de esta acción, se distribuirá una hoja-manifiesto en la que se explica el sentido de la misma. La elección para este acto de la Plaza de San Francisco, junto al Ayuntamiento, responde tanto al carácter público y a la significación civil de la misma como a su simbolismo histórico, como lugar de celebración de los antiguos autos de fe de la Inquisición.
Al comienzo de esta actividad, a las 6 de la tarde, se realizará, con la presencia de los medios de comunicación allí convocados, la presentación pública del Foro por Otra Escuela, colectivo que organiza el acto y que lleva a cabo también otras actividades reivindicativas.
Este Foro está constituido por profesionales de la enseñanza de distintos niveles educativos y se halla abierto a los diversos sectores implicados en la educación. En su Manifiesto fundacional los miembros del Foro consideran que es necesaria, y a su vez posible, “otra escuela”, alternativa a la escuela predominante. Desde ese supuesto, expresan un compromiso en la lucha por un cambio profundo de la educación, compromiso que concretan, fundamentalmente, en tres aspectos: un debate crítico y riguroso de los temas educativos y la difusión de las ideas obtenidas; una toma de posición progresista y bien fundamentada en relación con aquellas decisiones y situaciones que afecten al sistema educativo; y un esfuerzo continuado por conocer, apoyar y difundir aquellas experiencias educativas que puedan contribuir al desarrollo de modelos alternativos a una escuela y a una sociedad gestionadas según la lógica del pensamiento único.
Concretamente, mediante esta campaña “Por una Escuela Pública Laica”, el Foro por Otra Escuela pretende favorecer la concienciación de la sociedad, y particularmente del profesorado, con respecto a la necesidad de que la escuela -como servicio público que es- sea laica, no debiendo, por tanto, estar presente en ella la Religión, ni como asignatura confesional ni como alternativa forzada bajo la forma de estudio del hecho religioso. La escuela pública debe mantenerse como un espacio integrador que propicie la educación en valores como la tolerancia, el diálogo y la negociación. La escuela puede, por supuesto, abordar el análisis de la significación del hecho religioso, como de otros muchos “hechos” humanos, pero ello debe ser objetivo no de una asignatura concreta sino de todas las áreas de conocimiento que forman el currículum. En cuanto a las creencias religiosas deben quedar, claramente, en el ámbito privado. Por ello, una escuela pública, en coherencia con su sentido y finalidad educativa, debe ser laica.
