Los graves incidentes del jueves en Barcelona y Cambrils se enmarcan dentro de los atentados islamistas que sufre Occidente periódicamente desde hace algunos años. Algunos ideólogos islamistas, como Abdullah Yusuf Azzam, han defendido la extensión de la yihad a Occidente y han justificado la violencia contra civiles.
En el Corán existen versículos que claramente justifican la violencia contra los no creyentes. Por ejemplo, en el capítulo 9:5 se lee: “Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, mata a los idólatras donde quiera que los encuentres y tómalos cautivos o asédialos”. Y en el capítulo 9:123 se dice: “Combate a los no creyentes que están cerca de ti y haz que sientan tu crueldad”.
Pero no solo el Corán justifica la violencia. También la Biblia está repleta de episodios violentos y de llamadas al fanatismo, particularmente en el Antiguo Testamento. La diferencia es que los cristianos consideran que esos llamamientos han sido abolidos o no son viables en el mundo contemporáneo, mientras que todavía hay musulmanes, una minoría, que consideran que esos llamamientos coránicos siguen vigentes.
La teoría de la yihad o guerra santa ha sido defendida por numerosos sabios musulmanes de las primeras décadas del islam en los siglos VII y VIII, teóricos que claramente se han referido a la yihad como una lucha permanente contra los infieles. El número de hadices o tradiciones atribuidas al profeta Mahoma acerca de la yihad entendida como guerra santa es enorme.
Teóricos islamistas contemporáneos, como el egipcio Sayyid Qutb, ejecutado en El Cairo en 1966 por Gamal Abdel Nasser, han abordado el tema de la yihad con cierta profundidad. Sin embargo, Qutb no aboga por la lucha armada contra inocentes, algo que sí ocurrirá unos años más tarde, cuando otros teóricos pasen a considerar a los civiles como cooperantes de los regímenes occidentales que combaten el islam.
Esta lectura más radical cobró fuerza con la descollante figura de Abdullah Yusuf Azzam (1941-89), un palestino que huyó a Jordania después de la guerra de 1967 con Israel y que justificó mucho más ampliamente que Qutb la yihad contra los infieles.
De hecho, Azzam, cofundador de Al Qaeda, fue un precursor del concepto “guerra de civilizaciones” que posteriormente se haría popular en Occidente. Azzam justificó la yihad contra los gobiernos seculares y contra Occidente en general y en todos los frentes, y este planteamiento influyó directa y considerablemente en Osama bin Laden.
Ayman al Zawahiri, número dos de Bin Laden, en su libro Caballeros bajo la bandera del profeta, habla de un “enemigo interno”, que son los regímenes árabes infieles, pero también de un “enemigo externo”, que es Occidente.
La yihad permanente
Zawahiri advierte que aquellos musulmanes que aceptan la hegemonía de Occidente, y sus instrumentos para dominar, como es el caso de la democracia, merecen la muerte. También habla de una yihad permanente contra Occidente y contra los cruzados judeo-cristianos que quieren acabar con el islam.
Es en los años posteriores a la muerte de Yusuf Azzam, a quien se le conoce como Padre de la yihad global, cuando cobra más fuerza la lucha contra los infieles. Azzam predicó un islam de la yihad que renunciara al diálogo y a la negociación con los no musulmanes, y dijo que los musulmanes partidarios del compromiso eran en realidad enemigos del verdadero islam. Justificó explícitamente dar muerte a los no musulmanes, incluidas mujeres y niños, cuando se considerara que no existe una alternativa.
Se le tiene por fundador de la yihad global puesto que hasta su tiempo toda yihad se enmarcaba generalmente en un contexto de lucha nacional o revolucionaria. Aplicó esta teoría en Afganistán, donde reclutó a yihadistas de todo el planeta combatir a la Unión Soviética, y adonde llevó a su amigo y discípulo Osama bin Laden. En 1989, cuando los soviéticos fueron expulsados de Afganistán, fundó Al Qaeda, pero poco después fue asesinado en Paquistán mediante un coche bomba. La muerte de Azzam suele atribuirse a la CIA y al Mosad principalmente, aunque no se han aportado pruebas concluyentes.
Azzam siguió los pasos de Qutb cuando defendió la creación de “vanguardias” o pequeñas células de verdaderos musulmanes que se consolidaran en los países musulmanes y que se fueran extendiendo por todas las capas de la sociedad, y luego por todo el planeta. Estas vanguardias debían ejecutar la yihad y llevar el islam tan pronto como fuera posible, y a través de la yihad, a los territorios donde hubiera florecido el islam en el pasado, como es el caso de la Península Ibérica.
La obra de Azzam se ha difundido en los cuatro puntos cardinales aunque el Reino Unido cerró la editorial que publicaba sus escritos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Una de sus contribuciones esenciales fue dar un paso más allá de la retórica habitual hasta entonces, una retórica que él mismo se encargó de repetir aunque ahora practicando personalmente la lucha armada, es decir la yihad.
Azzam escribió que tiene más mérito una hora de yihad que 70 años de rezos, e incluso dijo que practicar la yihad es una obligación que tienen todos los musulmanes, especialmente en el territorio que ya es musulmán y donde Occidente ha penetrado.