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Bendito sea el fruto

Una niña de 11 años fue violada en General Campos, un pueblo cercano a la ciudad entrerriana de Concordia. Su madre solicitó que se le efectuara un aborto. Los médicos opinaron que el embarazo era viable y no había peligro para la niña. El ministro de Salud de la provincia opinó lo mismo y dijo que “la naturaleza es sabia”. Aunque la ley dice que no hace falta permiso de nadie (sólo el consentimiento de la afectada o su tutor) para efectuar un aborto si la vida de la madre corre peligro, los médicos llevaron el caso a la justicia. El juez dijo que se tomaría su tiempo para estudiar el caso. Los médicos sabían perfectamente esto y el juez sabía perfectamente que tomarse su tiempo equivaldría a continuar la gestación hasta hacer inviable el aborto. No hubo una sola palabra de parte del gobernador de Entre Ríos, ni del ministro de Salud de la Nación, ni del presidente en ejercicio ni de la presidenta en convalescencia, todos los cuales están enrolados en un movimiento que se dice popular, progresista, a favor de los derechos humanos y de la defensa de los más débiles. Quizá no deba sorprendernos, dado que la presidenta tiene muy buena relación con la cúpula eclesiástica y tiene una conocida posición antiabortista, los legisladores de su partido no tienen interés en el tema, y el ministro de Salud de la Nación se ha encargado con ciertas acciones y omisiones de hacer saber a los interesados que no piensa hacer cumplir ni siquiera las limitadísimas garantías de realización de abortos no punibles que ya existen.

Una niña de 11 años fue violada en General Campos, un pueblo cercano a la ciudad entrerriana de Concordia. Su madre solicitó que se le efectuara un aborto. Los médicos opinaron que el embarazo era viable y no había peligro para la niña. El ministro de Salud de la provincia opinó lo mismo y dijo que “la naturaleza es sabia”. Aunque la ley dice que no hace falta permiso de nadie (sólo el consentimiento de la afectada o su tutor) para efectuar un aborto si la vida de la madre corre peligro, los médicos llevaron el caso a la justicia. El juez dijo que se tomaría su tiempo para estudiar el caso. Los médicos sabían perfectamente esto y el juez sabía perfectamente que tomarse su tiempo equivaldría a continuar la gestación hasta hacer inviable el aborto. No hubo una sola palabra de parte del gobernador de Entre Ríos, ni del ministro de Salud de la Nación, ni del presidente en ejercicio ni de la presidenta en convalescencia, todos los cuales están enrolados en un movimiento que se dice popular, progresista, a favor de los derechos humanos y de la defensa de los más débiles. Quizá no deba sorprendernos, dado que la presidenta tiene muy buena relación con la cúpula eclesiástica y tiene una conocida posición antiabortista, los legisladores de su partido no tienen interés en el tema, y el ministro de Salud de la Nación se ha encargado con ciertas acciones y omisiones de hacer saber a los interesados que no piensa hacer cumplir ni siquiera las limitadísimas garantías de realización de abortos no punibles que ya existen.

Hugo Cettour Ministro Salud Entre Ríos (Argentina)

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