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Azar Nafisi: «En Irán, el velo no es símbolo de fe sino de Estado»

Esta intelectual exquisita fue expulsada del mundo académico por el regimen de los ayatolás y hoy es, desde EEUU, una de las voces críticas contra el actual Gobierno de Teherán.

En 1981 fue expulsada de la Universidad de Tehéran por negarse a llevar velo. Eligió a un grupo de alumnas y cada jueves las citaba en su casa para leer literatura occidental prohibida –su aclamado ‘Leer Lolita en Teherán’ recoge esa experiencia–. En 1997 se instaló en EEUU y hoy trabaja en el Instituto de Política Exterior de la Universidad John Hopkins. Nafisi, que pasó por el CCCB para hablar de democracia e imaginación, acaba de publicar ‘Cosas que he callado’ (Duomo).

–Ahmadineyad tensa cada día más la cuerda. ¿La romperá?
–La esperanza de Irán está en los menores de 30 años. Están muy conectados con el mundo. Quieren formar parte de él. Y son inteligentes. No existe ninguna fuerza en la Tierra que les pueda arrebatar eso. Pero es probable que no sean conscientes, como yo no lo fui en mi época.

–Una época oscura la suya.
–Espantosa. Durante la revolución cultural disparaban contra los manifestantes. Pero ahora también salen de casa y no saben qué pasará… La diferencia está en que en nuestro tiempo nadie sabía cómo sería el régimen. Ahora todos lo saben.

–¿Qué saben?
–Cuando Ahmadineyad presentó su Gobierno prometió que los más pobres tendrían un futuro mejor. Cuatro años después los pobres son todavía más pobres.

–No ha cambiado nada, entonces.
–Algo ha cambiado. Hoy se ven mujeres con velo luchando codo con codo con mujeres seculares. También hay personas que huyen de Irán y explican historias horrorosas. No son personajes políticos. Y el hecho de que la gente corriente no pueda soportar la situación muestra la debilidad del Gobierno.

–Años atrás usted confiaba en el cambio.
–Siempre he tenido fe en la sociedad civil iraní. Pero la única táctica no puede ser salir a la calle, porque el régimen tiene armas. Hay que buscar nuevas formas de confrontación. Hacer boicot, subir a los tejados… El Gobierno de Ahmadineyad no tiene el respaldo de la gente. Incluso acusa al señor Musabi, que durante la revolución cultural nos disparó a nosotros, de espía de EEUU. Cuando el sistema falla desde dentro, es un signo de esperanza.

–¿Y el resto debemos temer a sus bravatas nucleares?
–Si esgrime el argumento nuclear es porque sabe que puede espantar a Occidente y sentirse más poderoso.

–¿Solo es ruido o hay nueces?
–Es una situación difícil para la comunidad internacional. Tendría que presionar a Irán como lo hizo en el caso de Suráfrica, de lo contrario hay más posibilidades de que se empeñe en el asunto de la bomba.

–Su padre fue alcalde de Teherán. ¿No se ve haciendo política?
–Valoro mi independencia. Me interesa la defensa de la mujer, de la libertad de expresión, del derecho a la cultura. Ir creando una comunidad global donde se impongan la imaginación y los derechos humanos.

–En su país se impone el velo.
–El velo tendría que ser un símbolo de libre elección. Cuando yo lo llevé me sentí sucia, sobre todo porque alguien me lo estaba imponiendo. En Irán muchas desafían al régimen y no lo llevan. Van a la cárcel y son torturadas. Las mujeres iranís emplean el velo contra el Gobierno. Y es algo difícil de controlar porque hay millones en la calle… ¿Qué hace? ¿Las mete a todas en la cárcel? Hoy el velo en Irán ya no es el símbolo de la fe, sino del Estado. El Gobierno ha confiscado la religión, que es una víctima.

–¿Sugiere alguna idea más allá de plantar cara?
–No hay que emplear la fuerza sino el diálogo. Uno de los problemas del islam es que no hay un intercambio real de ideas. No es posible formular una crítica sin llegar al insulto. Las mujeres que llevan el velo deberían poder discutir sobre por qué es malo no llevarlo. Otra cosa es la idea de que el cuerpo no tendría que ser un objeto de atracción… Pero es el hombre el que tiene que cambiar de mentalidad.

–Eso suena razonable pero lento.
–Todas las culturas tienen cosas malas. Yo siempre recomiendo a las occidentales que lean la historia de su país. Mi madre fue parlamentaria en 1963, y las suizas no tuvieron derecho al voto hasta 1974.

–Luego la evolución ha sido rápida.
–Mire, todas las mujeres debemos luchar contra las leyes que intentan restringirnos. La cuestión de velo o no velo es algo superficial.

–¿Cómo se ve el mundo tras el velo?
–Te sientes invisible. Es muy extraño ser visible e invisible a la vez. ¡Te sientes como un objeto! Sin embargo, habría que cambiar la percepción de que los hombres musulmanes son todos unos predadores sexuales. También hay mujeres que, bajo sus velos, esconden Versaces y Armanis y desean ser objetos sexuales para sus maridos.

–No es lo mismo.
–Sarah Palin, Hillary Clinton y Michelle Obama afirman ser cristianas. ¿Quién dice quién es más cristiana? Las mujeres musulmanas no son diferentes a ellas.

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