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Avanzada de grupos “pro vida” en Argentina: ahora se oponen a la educación sexual y a los anticonceptivos

Se opusieron a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Ahora buscan frenar la ley de educación sexual integral. Proponen “valores” y “una vida ordenada”. 

“¿Desde cuándo es progreso confundir, manipular, pervertir y desviar la conciencia de niños y adolescentes? Durante numerosos años se han realizado muchos estudios con premios otorgados a la biología y a la genética para encontrar la lógica de nuestra reproducción que hoy quieren ser derrumbados con argumentos falaces, sin coherencia y sin sentido común“. El hombre está parado con un megáfono en la mano y vocifera sus ideas en la puerta del Ministerio de Educación de Tucumán. Se presenta como un padre que “protege a sus hijos de este atropello a sus derechos”. Forma parte del movimiento “Con mis hijos no te metas”. Se oponen a la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas.

En la página “oficial” de facebook #ConMisHijosNoTeMetas se leen los principios de la organización: “No a la ideología de género en Argentina y el mundo. No al adoctrinamiento escolar. Somos Pro vida (no al aborto) y Pro familia (matrimonio hombre y mujer)”. El movimiento está en Argentina desde hace unos meses, pero nació en Lima, Perú, a fines de 2016 como respuesta a la implementación del enfoque de género en la educación. El movimiento habla de “ideología de género” y asegura que busca homosexualizar a la gente para desestabilizar la institución de la familia.

La Red Federal de Familias ya había lanzado esta semana la campaña “No autorizo”. Escribieron una “carta modelo” para que los padres envíen a las autoridades de los colegios donde estudian sus hijos para prohibirles tener ESI: “Entendemos que la formación moral de nuestra familia y la educación que pretendemos para nuestros hijos, no puede ser contradicha con contenidos informativos de cuya elaboración no participamos”, dicen en una parte de la carta.

Estas reacciones son consecuencia del debate que hubo este martes en Diputados, donde hubo un plenario de comisiones que se reunió para modificar la ley de ESI para que sea obligatoria en todo el país, en escuelas públicas y privadas, laicas y religiosas. Ese día hubo partidarios “celestes” que a los gritos quisieron oponerse a la firma del dictamen.

“El dictamen se firmó por mayoría de las dos comisiones, y fue una convergencia de la unificación de seis proyectos”, explica a Clarín el diputado José Riccardo, autor de uno de los proyectos.

-Ya hay una Ley de ESI de 2006 que es obligatoria. ¿Por qué había necesidad de modificarla?

-Si algo quedó en claro en el debate del aborto fue que todo el arco político estaba de acuerdo en la importancia de la educación sexual. La ley tiene un artículo que permite a cada institución dar ESI de acuerdo a su ideario y eso funciona como excusa para no dar nada. En la prueba “Aprender 2017” del Ministerio de Educación el 79% de los alumnos de los secundarios de todo el país puso en primer lugar la educación sexual entre las materias que quiere recibir. En segundo lugar están los temas de género. Sólo nueve provincias adhirieron a la Ley de Educación Sexual. Las más reticentes son las del Norte, donde hay más embarazos adolescentes no deseados. También sabemos que se triplicaron los casos de sífilis y que están en aumento las enfermedades de transmisión sexual. No se puede privar a los niños de enseñanza científica y laica. No darles conocimiento e información es ponerlos en riesgo y negarles sus derechos a la salud y la educación, eso es contrario a la Constitución. Hay gente que se cree que está por encima de las responsabilidades del Estado.

Mónica del Río -computadora científica, 50 años, cuatro hijos- forma parte de la junta directiva de la Red de Familias, presente en 21 provincias, dice a Clarín: “la familia es una institución de orden natural fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, con dos fines principales, unitivo (el amor y la ayuda mutua) y procreativo (procreación, crianza y educación de los hijos). El Estado puede regular algunos aspectos del funcionamiento de esa institución, pero respetando su naturaleza y cooperando al cumplimiento de sus fines. Una familia puede estar compuesta sólo por los cónyuges, si éstos no han podido tener hijos, pero consideramos que es un requisito de su validez la apertura a la vida, como fruto propio de la unión conyugal. La familia así conformada no sólo atiende al bien de los individuos que la componen sino al bien común de la sociedad en que se integra, mediante la procreación y la posterior crianza y educación de los futuros ciudadanos”.

-¿Por qué se oponen a las relaciones sexuales, al goce y al placer?

-No es verdad que nos opongamos “a las relaciones sexuales, al goce y al placer”. Entendemos que todo ello, que es muy bueno, debe darse en el marco del matrimonio.

-Por qué se oponen a los métodos anticonceptivos que también protegen contra las enfermedades de trasmisión sexual?

-Entendemos que los anticonceptivos no “protegen contra las enfermedades de trasmisión sexual”, sólo disminuyen, en parte, los riesgos que la banalización de la sexualidad hacen crecer exponencialmente.

-¿Tienen relación con el movimiento “Con mis hijos no te metas?

-No existe una relación institucional, pero es posible que algunas personas que integran la RFF tengan que ver con ese movimiento porque ambos promovemos el derecho-deber de los padres a educar a sus hijos.

“Esta no es una reacción que se da sólo en Argentina sino que ‘Con mis hijos no te metas’ desde hace años sucede en México, Perú, Panamá, Colombia. Es un movimiento que está en toda América latina. En Argentina no tenía fuerza, lo que era loable, pero el debate del aborto activó este tipo de resistencias y aparecieron en Argentina estos grupos conservadores que se oponen a todos los derechos que teníamos conquistados”, explica a Clarín Eleonor Faur, doctora en Ciencias Sociales.

“Nunca se planteó si educación sexual si o no sino qué educación sexual queremos. La ley fue un avance enorme y sus lineamientos curriculares también, porque hablan de derechos, de género, de diversidad, afectividad, cuidado del cuerpo y salud -sigue Faur-. Estos grupos quieren una educación sexual desprovista de reflexiones sobre género, y que esté fundada en la naturaleza, es decir, en solo dos sexos, porque para ellos la homosexualidad es una enfermedad. Lo que buscan es retrasar derechos”.

Faur cuenta que terminaron una investigación para el Ministerio de Educación y UNICEF en 20 escuelas de todo el país en las que se enseña ESI: “Los padres y madres que se oponen son una enorme minoría. En general los padres están agradecidos porque a muchos les cuesta hablar estos temas con los hijos. El problema es que estos grupos que se oponen hacen mucho ruido, tienen voz muy alta y llenan de miedo sobre lo que se les enseña a los chicos en las escuelas, hablan de fantasmas infundados que no tienen nada que ver con los lineamientos curriculares”.

“Las modificaciones que se plantean para la ESI son positivas: se habla de orden público, contenidos científicos y laicos, diversidad sexual, se actualiza el marco normativo y se impulsa un monitoreo para comprobar que se implemente”, dice a Clarín Florencia Lafforgue, capacitadora en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González, miembro de la Red de Docentes por el Derecho al Aborto y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

“Me inquieta cómo abre la puerta a los anti derechos, que ahora están muy empoderados, a que se opongan a la ESI, retrocediendo más. La frase ‘con mis hijos no se metan’ tiene que ver con una ideología de pensar a los hijos como objetos a tutelar y de propiedad de los padres, en vez de pensarlos como sujetos de derechos -asegura Lafforgue-. No quieren que niños y niñas y mujeres tengamos derechos. Quieren una sexualidad ligada a lo reproductivo, que las mujeres sean madres a cualquier precio, reforzando los estereotipos de género. Están retrotrayéndonos más allá de cien años”.

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