Tras un último recorrido del féretro con los restos del obispo emérito de Cuenca, Monseñor Alberto Luna Tobar, por los alrededores del parque Calderón, en el centro de Cuenca, se cumplió el ingreso a la cripta en la Catedral de la Inmaculada donde reposará el obispo defensor de los derechos humanos.
Fallecido el pasado martes 7 de febrero, quien fuera sacerdote de la Orden de los Carmelistas Descalzos, vivió sus últimos años tras la renuncia al arzobispado cuencano en una casa sacerdotal en su natal Quito.
Esta mañana, el féretro del Obispo Emérito de Cuenca fue trasladado unos pocos metros desde la capilla ardiente hasta el centro mismo del altar mayor para sobre una alfombra donde se cumplieron las honras fúnebres este mediodía, en una ceremonia presidida por el nuncio apostólico, Giacomo Ottonello Pastorino.
Autoridades civiles de la provincia del Azuay y el cantón Cuenca presentaron esta mañana sus honores, previo a la última misa de los funerales del obispo emérito de Cuenca, Monseñor Luis Alberto Luna Tobar.
El primero en tomar la palabra fue uno de los amigos cercanos de monseñor Luna, Juan Cuvi, un exmilitante del grupo guerrillero Alfaro Vive Carajo, con quien el fallecido obispo propició un proceso de paz entre el Estado y el grupo insurgente.
También Anastacio Pichisaca, dirigente índigena y campesino de la provincia del Cañar, resaltó que monseñor Luna inspiró en la organización social el espíritu de la Teología de la Liberación, una corriente religiosa nacida en América Latina, y lucha organizada para superar la pobreza.
Luego intervinieron dirigentes de establecimientos educativos religiosos; también María Cecilia Alvarado, viceprefecta del Azuay; María Augusta Muñoz, Gobernadora de la provincia; Rosana Alvarado, presidenta alterna de la Asamblea Nacional y finalmente el alcalde de Cuenca, Marcelo Cabrera.
