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Aulas de sólo dos religiones

Católica y evangélica son las únicas creencias que se imparten en los colegios de la provincia

La opción de Religión, la Ley de Educación, la inmigración y los padres de alumnos pueden abrir la caja de los truenos. Y es que la mayoría de los padres desconoce que tiene derecho a expresar a su colegio o instituto públicos el deseo de que sus hijos estudien religión católica, evangélica, judía o islámica. La dirección del centro tendrá que informar a la Delegación Provincial de Educación para que ésta, en función del número de alumnos y de la disposición de docentes, dé una respuesta.
A la desinformación, se suma la falta de maestros, por lo que sólo hay salida para quienes optan por la Religión Católica o para los alumnos de los colegios La Paz de Albacete y Manuel Guillamón de Hellín, donde se imparte Evangélica.
Este curso hay 64.865 alumnos matriculados en Educación Infantil, Primaria, Especial, Secundaria y Bachillerato, de los que 46.988 cursan religión católica; 213, evangélica; 4.209 no cursan religión y llevan a cabo actividades de estudio; 329 dan Historia y Cultura de las Religiones y 4.002 reciben atención educativa, según las estadísticas hechas públicas por la Consejería de Educación.
Opciones
La opción mayoritaria sigue siendo la Religión Católica -en Infantil y Primaria los porcentajes superan el 94%- pero no hay nada realmente definido para los niños que no se inclinen por esta confesión.
La mayoría se queda en tierra de nadie, deambulando por los pasillos, acompañando a los tutores en sus tareas o recibiendo clases sin determinar. Y es que no hay alternativa clara para quienes o tienen otra creencia o no se consideran ni cristianos ni musulmanes.
La Delegación de Educación se limita a decir que hay que cumplir la Ley. La Religión Católica está presente en todos los centros educativos de la provincia porque tiene alumnos para ello y la evangélica sólo está en la Paz y en el Manuel Guillamón porque sólo hay una maestra que reúna los requisitos para impartirla.
De hecho, se analizó la posibilidad en La Roda, a petición de los padres y no fue posible porque no se encontró profesor. Si hubiese diez alumnos en un centro que pidiesen una de las cuatro confesiones acordadas y docente para ellos, Educación tendría que asumir el coste de las clases, que se impartirían en el tiempo estipulado para Religión.
La Administración no entra a valorar la importancia de la materia, simplemente recuerda que hay un Real Decreto de 1 de junio de 2007 en el que se informa de que el Gobierno tiene convenios con la Conferencia Episcopal, con la Federación de Comunidades Israelitas de España, con la Comisión Islámica de España y con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas, acuerdos de cooperación que se establecieron con estas cuatro confesiones al considerar que tienen «un arraigo evidente o notorio en la sociedad española».
El Real Decreto recuerda que la LOE, la ultima ley educativa, pretende dar fuerza al artículo 27.3 de la Constitución Española, «por el que los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones».
Enfrentamientos
La Federación de Padres y Madres de Alumnos (Fapa) tiene una decisión muy clara al respecto, su portavoz, Eugenio Parreño, asegura que los colegios no pueden mostrar un impreso a los padres para que digan sí o no a la Religión Católica sino que tienen que ser los progenitores los que la pidan al centro. Parreño cree que, con los rendimientos por los suelos, las horas de Religión se deben recuperar para otras materias y ésta dejarse como asignatura extraescolar.
Aquí, el choque con los padres católicos es frontal, ya que la Concapa recuerda a la Fapa que fue el propio presidente de la Junta, José María Barreda, en un convenio renovado recientemente con la Iglesia, quien aceptó que ofertar esta asignatura fuera obligatorio. La Concapa defiende la libertad de religión, al tiempo que su presidenta en Albacete, Caridad Navarro, pedía una Historia de las Religiones para quienes no se identifiquen con ninguna de las opciones posibles.
Hace cinco años, cursaban Religión Católica 37.799 estudiantes de la provincia de Albacete, la mayoría de Primaria y Secundaria, ya que Infantil no estaba en las estadísticas y Bachillerato se quedaba con 1.426 estudiantes. En el curso 2004-2005 sólo asistían a clase de Evangélica 21 alumnos de Secundaria. Sin embargo, Castilla-La Mancha ya tenía entonces 53 alumnos en Islámica y 20 en Judía.
La Concapa considera que «la manía de quitar del mapa las religiones» no se corresponde con el sentir general, ya que, según sus estadísticas, más del 90% de los alumnos de la provincia se inclina por la Religión Católica.
Tratado internacional
Navarro aseguró que incluso padres musulmanes, al no poder escoger su opción, se inclinan por la Católica para que sus hijos tengan una formación religiosa. «Defendemos -insistió- la libertad de enseñanza, el derecho constitucional de elegir 'todos', cualquiera que sea su religión». Navarro pidió a la Fapa «que no confunda el tocino con la velocidad porque hay de fondo un tratado internacional con la Santa Sede que es del año 1979». Hay que tener en cuenta que los profesores de Religión, sea cual sea su confesión, tienen que reunir una serie de requisitos que están estipulados en los acuerdos que refleja la Ley. Precisamente, el 14 de abril pasado, el presidente de la Junta, José María Barreda, renovaba un convenio con el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, en el que se recuerda que los profesores que impartan la asignatura de Religión en Castilla-La Mancha deberán estar en posesión de la Declaración Eclesiástica de Capacidad Académica (DECA) expedida por la Conferencia Episcopal Española, y la Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI) y Missio Canónica, expedidas por la Diócesis correspondiente.
Barreda no dejó de reconocer que la mayoría de los castellanomanchegos son católicos, así como valoró la labor de la Iglesia en la región.
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