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Asturias Laica ante el Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia

Tal día como hoy, 9 de diciembre, en 1905 la Cámara de Diputados proclama en Francia la Ley de separación del Estado de las religiones,(Loi du 9 décembre 1905 concemant la séparation des Églises et de l’État).  Promulgada durante la Tercera República estableció un estado secular, siguiendo, en cierta medida, la estela de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789`.

Y #TalDíaComoHoy en 1931 se aprobó la Constitución de la II República española, vigente hasta el final de la Guerra Civil y en la que por primera vez se puso fin a la confesionalidad del Estado, proclamando en su artículo 3: El Estado español no tiene religión oficial (el artículo 26 definía las confesiones religiosas como “asociaciones sometidas a una ley especial”, y prohibía que recibieran ningún tipo de subvención por parte del Estado, y el 48 instituía la escuela laica y “unificada”, estableciendo que la actividad educativa de la Iglesia debía limitarse a“enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos”, y siempre  bajo la inspección del Estado)

Ambos acontecimientos motivaron que en 2013 Europa Laica propusiera e iniciara la celebración en esta fecha del Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia que años anteriores venía a coincidir con la declaración de los DDHH, el 25 de noviembre.

Desde entonces Asturias Laica viene sumándose a la celebración y difusión del Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia.

Afrontamos un año más  la celebración del Día Internacional del Laicismo y de la Libertad de Conciencia. Asumimos la propuesta de la Asociación Internacional de Libre Pensamiento, y de Europa Laica, recordando el aniversario de la ley francesa de 1905 de separación entre Iglesias y Estado, una de las condiciones necesarias para garantizar esa Libertad de Conciencia por la que luchamos.

Cerramos un año de luces y sombras. En el terreno nacional el avance de los movimientos feministas y la labor desarrollada por la Coordinadora Recuperando, al permitir visualizar la actuación de la iglesia católica, han supuesto un impulso significativo del movimiento laicista. Algunos gestos políticos (ausencia de símbolos religiosos en la toma de posesión del Gobierno) y el esfuerzo de algunas autoridades locales por reducir los privilegios fiscales de la iglesia católica parecen avanzar en esa línea.

Pero la obstinada participación de las autoridades (de todo tipo) en los actos religiosos ha mostrado de manera obscena el camino que queda por recorrer para alcanzar la imprescindible neutralidad del Estado respecto a todas las religiones. En esta sentido resulta muy clarificadora la distinción que hace Catherine Kintzler entre el espacio del goce del derecho (que identifica como espacio civil) y el espacio de la producción y de la garantía del derecho (al que denomina espacio público), lo que le permite afirmar: “Si un representante del poder público ostenta una creencia o una no creencia en el ejercicio de sus funciones, autoriza ésta. Mientras está cumpliendo funciones, está en el espacio de la producción del derecho, asegura el derecho de los demás.” Y por ello “… no puede en ningún caso dejar percibir… que cumple sus funciones en virtud de esta creencia”. Afirmación que parece haber interpretado el Tribunal Constitucional cuando dice: “el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso”, pero que está muy lejos de llegar a una inmensa mayoría de nuestras autoridades de todos los niveles y a su interpretación carente de criterios y populista de los derechos de la ciudadanía a la que representan.

Capítulo aparte merece el cautiverio al que está sometida la Educación Española mientras se mantenga la docilidad de los poderes públicos a los Acuerdos firmados con la Santa Sede y con otras confesiones y se cuente con la complicidad del poder judicial en su interpretación. Resulta imprescindible la derogación de estos Acuerdos.

Es así mismo necesario denunciar los ataques a la Libertad de Expresión y a la Libertad de Conciencia que vienen siendo orquestados por organizaciones retrógradas, como la Asociación Española de Abogados Cristianos, amparados en una legislación arcaica (como el delito de blasfemia) y de nuevo en una interpretación cómplice del poder judicial.

Y finalmente, tras los últimos acontecimientos electorales, es necesario denunciar y combatir las abundantes proclamas de racismo, xenofobia, machismo e integrismo religioso que parecen haber sido liberadas de su valoración moral por una aritmética electoral que se retuerce en su interpretación y que se pretenden justificar desde interpretaciones insultantes (por la ignorancia y cinismo que muestran) de la Historia. Es urgente un análisis sociológico que permita entender los hechos y, desde movimientos defensores de la libertad de conciencia como Asturias Laica, parece imprescindible una amplia acción pedagógica ante una sociedad indignada y desconcertada.

El terreno internacional se ha visto revitalizado por las luchas en favor de los derechos de las mujeres en Latinoamérica y por las libertades civiles en países europeos (Rusia, Hungría, Polonia,…).

Pero la presión integrista de la presidencia de EE.UU. ha potenciado la alianza entre los poderes económicos y los integrismos religiosos (especialmente los movimientos evangélicos) dando lugar a situaciones neofascistas como la de Brasil.

Su esfuerzo en destruir la verdad objetiva (enterrándola en postverdad) ha generado un estilo de relaciones internacionales que ataca frontalmente al compromiso con esa verdad objetiva imprescindible en los movimientos laicistas. Su descarada complicidad con las dictaduras teocráticas como Arabia Saudí y su utilización obscena de los movimientos migratorios como supuestas invasiones para justificar la explotación de los inmigrantes ejemplifican su desprecio por los Derechos Humanos, lo que supone también una agresión a otro de los fundamentos de la laicidad: la igualdad.

Este contexto internacional, lejos de la acción desarrollable por Asturias Laicatiene que servir para modular las acciones e interpretar los resultados en nuestro campo adyacente posible: el espacio social que nos rodea, al que tenemos que orientar nuestro trabajo.

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