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André Guerin: «El burka convierte a la mujer en un calabozo ambulante»

En Francia, el diputado comunista André Guerin, presentó en  Asamblea una propuesta para analizar el tema del burka, que, a su juicio, “encierra literalmente el cuerpo y la mente de la mujer, convirtiéndose en un verdadero calabozo ambulante”.

Otros parlamentarios de diferentes partidos, de derechas y de izquierdas, se unieron a la moción, que ha fraguado en una comisión parlamentaria.  El uso del hiyab es bastante común entre las musulmanas.

Mohammed Moussaoui, imán y presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán, considera que es un asunto tan minoritario que no vale la pena que los parlamentarios se ocupen de él. “El burka no existe en Francia y el niqab es muy residual”. La prohibición solo llevaría a que esas mujeres se recluyeran más en casa.

Mohammed Sayed Tantawi, imán de la mezquita egipcia de Al-Azhar,  explica que “llevar el burka no es una obligación para la mujer musulmana”, y aclara que las que lo llevan en Francia deben someterse a las leyes del país. En cambio, las palabras de Sarkozy sobre el burka fueron denunciadas con virulencia por los diarios de Arabia Saudí, donde rige el islam. Hay quien advierte contra el riesgo de presentar el burka como un problema religioso musulmán que pondría en tela de juicio la laicidad. En tal caso, ha explicado ante la comisión parlamentaria la antropóloga musulmana Dounia Bouzar, “los musulmanes se sentirán obligados a defender el burka como un símbolo del islam”, lo que sería contraproducente.

Musulmanes adeptos de un islam moderado, que hasta hace poco desaconsejaban el burka, han expresado ahora su solidaridad con las mujeres que lo usan, aunque sean poco representativas del islam en Francia. Se manifiestan indignados ante la perspectiva de una nueva prohibición, dentro de un contexto en que los musulmanes se sienten estigmatizados.

Mona Eltahawy, egipcia, musulmana y feminista, que dice haber llevado el hiyab durante nueve años, detesta el burka porque “borra a las mujeres de la sociedad y no tiene nada que ver con el islam y mucho que ver con el odio a la mujer que está en el corazón de la ideología extremista que lo predica”. Está de acuerdo en este caso con Sarkozy y piensa que “el mejor modo de apoyar a las mujeres musulmanas es oponerse a la vez a los racistas islamófobos y al burka”.

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