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Andalucía se da un mes para que el Ministerio de Educación deje de pagar horas de Religión que no se imparten

En el plazo de un mes, el Gobierno de Andalucía remitirá al Ministerio de Educación una relación detallada de los profesores de Religión que, todavía en el presente curso escolar (y por cuarto año consecutivo), están contratados por horas que no imparten desde 2015. Una realidad que “no consta” en el sistema informático del Ministerio, pero que la Consejería de Educación (y este periódico) ha corroborado directamente en algunas de las escuelas afectadas.

El departamento de la ministra Isabel Celaá asegura haber “depurado” la mayoría de los casos de maestros de Religión sin carga lectiva denunciados a principios del años pasado por el Ejecutivo andaluz. “En los primeros 100 días del Gobierno de Pedro Sánchez hemos metido mano a una situación que el anterior Ministerio de Educación estaba ignorando”, afirman estas fuentes.

La Junta de Andalucía reconoce “el enorme esfuerzo” hecho por el nuevo Ministerio, pero insiste en que “aún existe un desajuste por corregir”. “Ahora es un trabajo de chinos, porque hablamos de localizar, colegio a colegio, horas sueltas de Religión que ya no se imparten, y sin embargo hay maestros que las siguen cobrando porque el Ministerio de Educación no ha corregido su contrato laboral”, explican fuentes de la Consejería, subrayando que la pelota ahora está en el tejado de Celaá.

Hay un desacuerdo manifiesto entre ambas administraciones a la hora de evaluar por qué, cuatro años después, sigue ocurriendo esta “anomalía”. El Ministerio dice que si la situación persiste a día de hoy “será por un error” de la Consejería, “que no nos ha proporcionado bien los datos de horas de Religión necesarias”. La Consejería, en cambio, asegura que en el curso 2015/2016 -cuando nace el problema- “remitimos los datos al Ministerio correctísimamente pero, por alguna razón, el ministro de entonces [Íñigo Méndez de Vigo] ignoró nuestra propuesta de reducción horaria”.

En efecto, una orden interna de la Subdirección General de Personal Laboral del Ministerio de Educación, fechada el 5 de julio de 2016 y firmada por el entonces subsecretario, Fernando Benzo Sáinz, demuestra que el Gobierno de Rajoy decidió prorrogar intactos los contratos de todos los maestros de Religión de Andalucía, siguiendo instrucciones directas de las Delegaciones Diocesanas de Enseñanza de Andalucía, y no de la Junta. “Las propuestas formuladas en los cursos académicos anteriores se entienden automáticamente renovadas en los términos establecidos en los contratos en vigor, salvo que los trabajadores contratados manifiesten expresamente su renuncia a dicha renovación o en el supuesto de que el Ordinario diocesano que propuso en su momento su contratación, proponga ahora la revocación”, reza el documento.

La ministra Celaá ha heredado este problema. Ahora ambas administraciones trabajan conjuntamente para solventarlo, pero aunque el Ministerio lo niega tajantemente, no han podido evitar que el curso empiece sin maestros de Religión que cobran por horas de clase que se extinguieron con la reducción horaria de 2015. Desde la Dirección General de Planificación Educativa del Gobierno andaluz, advierten: “Nosotros hemos hecho una concienzuda labor de inspección, colegio por colegio, para localizar a todos los maestros de Religión sin horario lectivo total o parcial. En el plazo de un mes remitiremos al Ministerio los datos con el desajuste actual entre el número total de horas contratadas para maestros de Religión y el número real de horas que se imparten en Andalucía. Este último dato lo tenemos porque es el que nos aporta cada colegio antes de que empiece el curso. Ahora le toca al Ministerio hacer ajustes en los contratos de aquellos maestros de Religión que siguen cobrando por horas que no imparten”.

¿Hacer esos “ajustes” implica que el Ministerio tendrá que despedir profesores de Religión o recortar su salario? Preguntada al respecto, la Consejería de Educación se remite a un Real Decreto del año 2007 -durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero– que regula la relación laboral de los profesores de Religión. Según el artículo 4 de esta norma, “la contratación de los profesores de Religión será por tiempo indefinido”, pero “la modalidad del contrato a tiempo completo o parcial, según lo requieran las necesidades de los centros públicos, corresponderá a las Administraciones educativas competentes, sin perjuicio de las modificaciones que a lo largo de su duración y por razón de la planificación educativa, deban de producirse respecto de la jornada de trabajo y/o Centro reflejados en contrato”. 

Menos horas, mismos profesores

El Gobierno de Susana Díaz defiende que el Ministerio y la Consejería de Educación tienen la obligación, según este Real Decreto, “de revisar cada año, al inicio de cada curso académico” el contrato de los maestros de Religión para adaptarlo a las necesidades reales de cada centro, y que “el Ejecutivo central no ha cumplido su parte”. Hace cuatro años que el Ministerio de Educación, responsable contractual de los maestros de Religión de Infantil y Primaria de Andalucía, está pagando a muchos de estos profesores horas contratadas que no imparten. En algunos casos, ha pagado a docentes la jornada laboral completa, a pesar de que carecen de carga lectiva. Se trata de maestros que mantienen la plaza en su escuela y acuden a ella regularmente, aunque la reducción horaria de Religión en su centro les dejó sin clases. “Están de brazos cruzados”, dice un director.

En otros casos, el “desajuste” no afecta a la jornada íntegra de un mismo profesor, pero sí hay horas sueltas de Religión que ya no imparte, pero sigue cobrando y asistiendo al colegio donde tenía asignada esa clase. En estos últimos cuatro cursos, incluido el que comenzó el pasado 10 de septiembre, el Ministerio de Educación ha seguido pagando esas horas sobrantes y la Consejería de Educación andaluza ha mantenido a estos profesores de Religión en sus escuelas, a pesar de que muchos de ellos habían comunicado por escrito que se habían quedado sin horario lectivo total o parcial.

Este “desajuste”, esta “anomalía administrativa”, tiene una explicación. En 2015, la Junta de Andalucía, en abierta discrepancia con la legislación educativa del Gobierno de Mariano Rajoy (Lomce), aprobó una orden que permitió a los colegios de Primaria reducir el horario de Religión (hasta entonces todos impartían 90 minutos a la semana). Paradójicamente fue la propia Lomce la que habilitó esta posibilidad, al no fijar un mínimo en el currículum para esta asignatura. El 65% de las escuelas de Andalucía recortó el tiempo de Religión para reforzar otras materias: el 60% bajó a 60 minutos a la semana, y el 5% se quedó en 45 minutos.

Como consecuencia, en el curso 2015/2016 empezaron a sobrar maestros de Religión y horas de contrato que ya no eran necesarias. Esto planteó un difícil dilema a las administraciones, un dilema que, cuatro años después, siguen sin haber resuelto: o bien el Ministerio de Educación despide a los profesores sobrantes (o les recorta el salario para adaptarlo al número real de horas que imparten en la actualidad) o bien la Consejería de Educación acepta reubicar a este colectivo en otras tareas docentes (refuerzos, guardias, otras asignaturas…), para lo cual tendría que aprobar una normativa específica (ahora mismo la legislación lo impide). El Ejecutivo de Susana Díaz se niega tajantemente a asumir como propia la plantilla de maestros de Religión -ahora competencia del Ministerio- y menos aún a equiparar a estos profesores -elegidos a dedo por el Obispado según criterios de moral católica- a docentes interinos que se someten a las exigencias del acceso a la función pública.

Una investigación interna

En cuanto empezó el curso 2015/2016, muchos directores de los colegios de Andalucía se percataron de que tenían maestros de Religión sin horario lectivo desde el minuto uno. Algunos dieron parte por escrito a la Inspección Educativa, a las delegaciones territoriales de Educación de Andalucía (alguno incluso llegó a escribir directamente al Obispado de su provincia). Pero la situación no se corrigió. El año pasado, a raíz de una pregunta parlamentaria de IU, la nueva consejera de Educación, Sonia Gaya, tomó cartas en el asunto y ordenó una investigación interna.

El trabajo de los inspectores, colegio a colegio, y la actualización del sistema informático de la Consejería (Séneca) destapó la primera aproximación al “escándalo”, como se le llamó entonces en el Parlamento:  de los 2.000 profesores de Religión de Primaria contratados en Andalucía, “al menos” el 12,2% (263 maestros) sin carga horaria lectiva total o parcial, localizados en 252 centros de las ocho provincias. Eran 178 docentes que imparten menos horas de las que tienen contratadas y otros 85 maestros que no imparten ni una sola clase de Religión, pese a disponer de contrato a jornada completa. “Se está causando un perjuicio a las arcas públicas, se desperdician fondos públicos y la educación no está precisamente sobrada de recursos”, dijo Gaya en la Cámara.

A pesar del trabajo “exhaustivo” de los inspectores, la propia Consejería reconoció que su informe no era del todo concluyente, porque no tenía control sobre todas las horas de Religión contratadas por el Ministerio en Andalucía, y dejaba entrever que podían existir más casos sin detectar. “Dado que no se dispone de los contratos del profesorado de Religión, no puede comprobarse” si los 1.895 profesores con horas de esta materia en todos sus centros “cumplen con la jornada para la que están contratados”, terminaba el documento.

Cambio de Gobierno

Ese informe fue remitido al Ministerio de Educación el año pasado, cuando su titular aún era Íñigo Méndez de Vigo. La falta de diálogo entre el anterior Gobierno de Rajoy y el Ejecutivo de Díaz “dificultó” el abordaje de este problema. Con la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, la nueva ministra de Educación, Isabel Celaá, heredó este asunto, puso el informe del Gobierno andaluz en manos de sus técnicos, y el pasado mes de junio se acometió una “depuración” de los maestros de Religión sin carga lectiva.

Fuentes del Ministerio explicaron a este periódico que, de los 85 profesores en situación irregular localizados por la Junta, “la mayoría habían causado baja en el sistema informático y su situación ya estaba resuelta”. Quedaban otros 13 maestros que fueron “reubicados” en distintas escuelas. “A fecha de 1 de septiembre de 2018, no hay profesores de Religión que no estén impartiendo todas sus horas de contrato”, aseguraron desde el departamento de Celaá.

Sin embargo, los datos que el Ministerio tiene en su sistema informático siguen sin cuadrar con la realidad de las aulas andaluzas. La Consejería admite que “aún hay, aunque menos”, maestros de Religión que cobran por horas que ya no imparten. Este periódico contactó con seis colegios de Sevilla y Cádiz donde persiste el problema, aunque preservó su anonimato a petición de los directores, “para evitar un conflicto personal con los compañeros de Religión”. “Esto es un problema de coordinación entre administraciones que dura ya cuatro años. No podemos abordarlo como un asunto entre compañeros de trabajo”, explica la directora de un colegio de Dos Hermanas (Sevilla).

Desde la semana pasada, el Ministerio de Educación y la Consejería del ramo trabajan coordinados para finiquitar este asunto. El pasado 18 de septiembre hubo una reunión en Madrid a la que asistió el subdirector general y la jefa de servicio de Gestión de Personal laboral del Ministerio, y los directores de Planificación Educativa e Inspección de la Consejería. La Junta accedió, “por primera vez”, a los datos del Ministerio con el número total de maestros y horas contratadas de Religión en Andalucía. Ahora cruzará esos datos con la necesidad real de horas que se imparten en este curso (las que piden los propios colegios en función del número de alumnos).

La responsabilidad es de “quien los mantiene en sus aulas”

El Ministerio sigue diciendo que “no hay desajuste”, pero en la misma frase añade que “si lo hay”, “la responsabilidad no es de la administración que paga los sueldos, sino de quien los mantiene en sus aulas sin que sus servicios sean ya necesarios”. La Junta es consciente de la “urgencia” por resolver el problema definitivamente este año, “porque el curso que viene “el desajuste podría ser mucho mayor”.

En efecto, la “disfunción” entre horas contratadas de Religión por el Ministerio y las necesidades reales de los colegios de Andalucía aumentará previsiblemente a partir del próximo curso escolar. La Consejería tiene preparada una nueva orden que modificará el currículum de Primaria para limitar aún más el horario de la asignatura de Religión al mínimo legal posible en todos los colegios de Andalucía. Hasta ahora, la potestad para decidir el tiempo de esta materia era de las propias escuelas.

La Junta quiere fijar por ley el mismo horario para todas: 45 minutos de Religión a la semana, de modo que todos los colegios donde ahora se imparten 90 o 60 minutos semanales tendrán maestros y horas contratadas de sobra. El número de docentes necesarios para esta asignatura se reducirá a la mitad, pasado de los 2.000 a 1.000. O bien el Ministerio tendrá que hacer un “ajuste global” en todos los contratos, pagando la mitad de horas que ahora paga.

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