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Amnistía advierte contra los cambios en Ciudadanía

Los contenidos de derechos humanos son intocables para la ONG

"Los contenidos considerados polémicos de Educación para la Ciudadanía, que son sobre todo los relativos a la diversidad afectivo-sexual y de género, afectan directamente a los derechos humanos. No son contenidos superficiales, ni secundarios, ni prescindibles. Son igualmente fundamentales". Así se expresa Carlos Sanguino, responsable de Educación de Amnistía Internacional en España, para quien "está claro" que cualquier modificación de la asignatura que suponga una censura de estos contenidos conllevaría la oposición de la ONG.

La de Sanguino fue una de las voces que se escuchó ayer en Sevilla en las IV Jornadas de Educación para la Ciudadanía, Democracia y Derechos Humanos, organizadas por la Fundación Cives y que cuentan con la presencia de decenas de docentes y especialistas y con la participación de Aministía Internacional, Movimiento contra la Intolerancia, Intermón, los sindicatos UGT y Ustea y la Junta, entre otros.

AI alerta también sobre la falta de formación del profesorado

Deficiencias

Amnistía ultima un informe sobre la forma en que Ciudadanía se imparte en España. "Hemos detectado algunas deficiencias, como una insuficiente carga lectiva y falta de formación de los profesores, además de ausencia de seguimiento de los resultados", adelanta a Público Carlos Sanguino. El problema no ha estado donde el Gobierno lo ha situado: en la supuesta conflictividad generada por la asignatura. "El debate ha estado en la calle, en los tribunales, en los medios, pero no en la comunidad educativa. No hemos detectado problemas de ese tipo", señala Sanguino.

Amnistía está "atenta" a las posibles modificaciones de la asignatura, tal y como anunció el ministro de Educación, José Ignacio Wert. "El nombre no importa, da igual si se llama Educación para la Ciudadanía o Educación Cívica y Constitucional. Lo inexcusable es respetar los contenidos sobre derechos humanos. Y no porque sí. España ha firmado múltiples compromisos y la ONU, el Consejo de Europa y hasta el Parlamento Europeo recomiendan la educación en valores", señala Sanguino, que ni siquiera presta atención ni da relevancia al movimiento de objeción a la asignatura, alentado por sectores de la Iglesia. "Sobre eso no hay debate, no hay tema. Está completamente zanjado. Siempre hay opiniones sobre todo, pero está asumido que hay que educar en valores", señala Sanguino.

La Fundación Cives recuerda que el Estado "no está vacío de valores"

Con más preocupación observa el fenómeno de la objeción Victorino Mayoral, presidente de la Fundación Cives. "Hay una corriente que aboga directamente por la supresión de la moral pública. Son los partidarios, por ejemplo, de educar en casa. Es un fenómeno que tiene más fuerza en Estados Unidos, pero que aquí poco a poco se está implantando", señala. Y añade: "No es cierto lo que dicen los obispos cuando solemnizan que el Estado está vacío de valores y que no cabe transmisión alguna de los mismos por medio de la enseñanza. Existen unos valores muy definidos que configura una ética cívica común y representan el sustrato moral del sistema constitucional".

Mínimo común ético

Dos artículos de la Constitución fueron ayer invocados varias veces durante los diversas charlas y conferencias. El 1.1: "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político". Y el 27.2: "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales".

Numerosas ONG, sindicatos y la Junta reivindican la asignatura

"Los valores constitucionales no son de izquierdas ni de derechas", subraya el presidente de la Fundación Cives, que advierte contra la posible "censura" que puede sufrir ahora la asignatura. Hay que respetar, dijo Mayoral, "el mínimo común ético" establecido por el propio Tribunal Constitucional. Y este mínimo común ético de respeto a los derechos humanos debe incluir, a juicio de Amnistía Internacional, los asuntos relativos a la diversidad afectiva y sexual, por más que escuezan a la Iglesia católica.

Amnistía participó junto con el Gobierno del PSOE en las conversaciones que fueron dando forma a la asignatura. "Al principio lo que tenían en la cabeza era algo más cívico, de educación vial y cosas así…", recuerda Sanguino. Pero luego se llenó de contenido, con epígrafes curriculares relativos a la no discriminación por raza, etnia, religión, género… Por ahí saltaron polémicas. Y sus promotores lograron en parte sus objetivos. "El hecho de que los asuntos de género o los relativos a la feminización de la pobreza fueran controvertidos hizo que las editoriales, que lo que quieren es vender libros, pues apenas tocaran estos temas", resume Sanguino. Los detractores de la ley podrían obtener ahora una nueva victoria.

 

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