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AMLO se apoya en los evangélicos por “cuestiones propagandísticas”: Alberto Barranco, embajador de México en el Vaticano

Lo que le interesa al presidente Andrés Manuel López Obrador es que se geste una reconstrucción moral de la sociedad. De ahí se desprende que haya elegido a los evangélicos por “cuestiones propagandísticas” para difundir la Cartilla moral, comenta a Proceso el embajador mexicano ante el Vaticano, Alberto Barranco Chavarría. Por lo que atañe a la laicidad, dice, ésta no tiene que ver sólo con el catolicismo, sino con todas las religiones.

El embajador de México ante el Vaticano, Alberto Barranco Chavarría, contesta con voz pausada cuando se le pregunta sobre el papel de los evangélicos en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador: “Los ha elegido por cuestiones puramente propagandísticas porque tiene mucho interés en que haya una reconstrucción moral de la sociedad y él usa como un pivote la Cartilla moral de Alfonso Reyes”.

Y añade, justo a mitad de la entrevista con Proceso: “En eso están ayudando los evangélicos (pues) en México hay una descomposición moral muy fuerte y lo que se busca es que realmente se recobre ese sentido de lo que es la responsabilidad de los derechos mínimos de la gente”.

–¿Pero eso no significa que en este camino a favor de la moralización de la sociedad el presidente está apoyándose en los evangélicos y no en la Iglesia católica? –insiste la corresponsal

–No, repito: lo que hacen los evangélicos es un enlace. No es que estén predicando su doctrina; simplemente enlazan y reparten la Cartilla moral. La Iglesia católica no ha perdido su gran fuerza. Los evangélicos tienen lo suyo, pero no creo que vaya por ahí el asunto. Seguimos siendo mayoritariamente católicos.

Tras ser ratificado por el Senado en agosto último, Barranco Chavarría aterrizó en Roma en octubre, cuando había grandes reuniones en el Vaticano. Quizá por eso y por el posterior viaje del Papa a Asia el diplomático mexicano esperó hasta el viernes 13 de diciembre para presentar sus cartas credenciales ante Francisco.

Y como el protocolo vaticano impone que para formalizar la asunción de su mandato los nuevos diplomáticos no concedan entrevistas, Barranco guardó silencio.

Librado de esta limitación, el embajador atendió a Proceso el lunes 16 por la tarde en sus oficinas de la representación diplomática, en el barrio romano de Prati, uno de los vecindarios burgueses de la capital italiana. Barranco habla de sus prioridades, los temas más candentes para la Iglesia y el Vaticano, y no oculta su falta de experiencia diplomática

También reivindica su derecho a expresar opiniones independientes:

“Lo que he externado desde mi punto de vista absolutamente personal es que si el presidente de la República o el Estado mexicano le conceden una posibilidad de transmisiones radiofónicas y televisivas a un grupo de evangélicos (también) se lo concedan a la Iglesia católica, a la budista, a la mahometana; a todos (los cultos).

–Además, eso es algo que la Iglesia católica nunca ha conseguido en México.

–Así es. Sí hay canales, incluso de televisión, que pasan programas (religiosos). El Estado mexicano no ha sido tan rígido en ese asunto… hay evangélicos y católicos y otras organizaciones que tienen que ver con programas de televisión en México. Pero, insisto, creo que en esto debe haber equidad.

–¿El presidente comparte esta opinión suya?

–No sé si la comparta. Esta es opinión personal mía.

–Por eso se lo pregunto.

–No lo sé si el presidente la comparte… puedo externar opiniones sin que tenga yo que pedir permiso. Por eso recalqué que es una opinión personal mía. Creo que así se ha manejado el Estado mexicano desde antes; ha habido cierto relajamiento en relación con lo que marca la ley.

Momentos antes Barranco había opinado sobre cómo debe ser la relación entre el Estado y la Iglesia en México, un país que, tras los turbulentos años de la confrontación religiosa restableció relaciones diplomáticas con el Vaticano en 1992.

–Hay un sector de laicos en México que está molesto por la cercanía que mantiene el presidente con los evangélicos. Incluso ha salido un libro sobre ese tema en los últimos días. Usted qué opina: ¿está en riesgo la laicidad del Estado mexicano?

–Bueno, la Constitución es muy clara y los informes que se hicieron para reanudar las relaciones con la Santa Sede en 1992 plantean un escenario ecuménico. La laicidad no tiene que ver sólo con la religión católica, sino con todas las religiones, pues ahí, dentro del escenario de laicidad que implica que hay dos poderes: uno es el del Estado, que no tiene nada que ver con el de la Iglesia.

“Nosotros entendemos al Vaticano como un Estado pequeñísimo pero muy poderoso y muy importante moralmente. Respetamos este Estado y respetamos al Papa, que es el jerarca de una Iglesia que en México sigue siendo mayoritaria. Este acercamiento es con todos. Así como los evangélicos tienen alguna relación con el presidente, así lo tiene la Iglesia católica. El nuncio apostólico en México ha visitado al presidente cinco o seis veces en un año.”

Las disculpas

El vínculo de México con la religión sigue suscitando incendiarias polémicas en ambos lados del Atlántico. En marzo pasado López Obrador pidió al Vaticano sumarse a las disculpas a los pueblos originarios. Eso suscitó una inmediata reacción de molestia de parte de la institución, pues el Papa Francisco ya se había pronunciado al respecto.

Fue un momento de tensión que, en parte, se ha apaciguado gracias a una subterránea labor de mediación de los entornos de López Obrador y el Papa. No obstante, el reclamo dista de haber sido completamente resuelto. Aclara Barranco.

“Lo que se acordó en ese marco es que se profundicen las investigaciones. En este asunto hay evidentemente claroscuros. Por un lado, ha habido (sacerdotes) como fray Toribio de Benavente y Vasco de Quiroga, misioneros que le dieron una gran ayuda a la población originaria y que incluso en su momento fueron perseguidos.

“Pero también hay otros sacerdotes que en su momento no cumplieron una misión de misericordia. Ha habido casos como el del obispo de Yucatán, Diego de Landa, quien quemó 400 códices mayas. Este tipo de cosas sí representan un claroscuro.

“Lo que se está ventilando es que se haga una investigación seria presentando esos claroscuros para llegar a una conclusión de si realmente la Iglesia católica, en voz del Papa Francisco, debe pedir perdón, o bien podría mantenerse en un impasse mientras se llega a esta conclusión. Se está trabajando por parte del Vaticano; en México hay muchos investigadores que están trabajando sobre este asunto.

–¿El presidente le pidió al Papa que se lleve a cabo esta investigación?

–El presidente ha sido muy claro al exaltar algunos personajes que han sido importantísimos cuando se da la conquista, sacerdotes ejemplares; podemos hablar de los 12 apóstoles franciscanos que llegaron a México, fray Pedro de Gante entre ellos, y Tata Vasco, quien está en proceso de canonización.

“Él reconoce esto, pero también sabe que hay otro tipo de conductas de parte de sacerdotes… Lo que se está buscando es una investigación profunda, para que sean los documentos y los hechos los que den la verdad del asunto.”

–Sin embargo, una respuesta que llegó de parte de Guzmán Carriquiry Lecour, un intelectual cercano al Papa en temas latinoamericanos y secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, es que el Papa ya pidió disculpas.

–Sí, en Bolivia hizo un pronunciamiento sobre ese asunto.

–Y en Chiapas.

–Pero, repito, creemos que esto debe dilucidarse mediante una investigación.

El “dilema” migratorio

El embajador Alberto Barranco comenta que en septiembre pasado, antes de venir a Italia, el presidente López Obrador le dijo que uno de sus propósitos es celebrar el Bicentenario del fin de las guerras de Independencia de México (1821-2021) con una serie de eventos que incluyan una reflexión sobre si José María Morelos y Miguel Hidalgo, los padres de la patria, fueron excomulgados en el siglo XIX.

Ese fue tema de conversación durante su encuentro con el Papa Francisco, quien le aseguró que apoya las políticas de López Obrador, comenta el diplomático,

–¿Cuáles políticas?

–Las políticas sociales. El Papa es un hombre que ha trabajado mucho para la causa de los pobres, y creo que esa es una interpretación correcta del Evangelio. En consecuencia, él sabe que en México se están realizando una serie de programas de carácter social para beneficiar a la gente.

“También le comenté de los castigos a los corruptos. Además, el gobierno se ha apretado el cinturón. Hay austeridad, y esta austeridad permite que ese dinero vaya a la gente pobre. No hay precedente en la historia de México sobre el monto que se está destinando a los programas sociales.”

–¿No le manifestó el Papa alguna reserva por las políticas migratorias del gobierno? Le pregunto esto porque pienso en que la Iglesia católica tiene una de las redes más grandes de albergues en México y ha habido denuncias de acciones de la Guardia Nacional en algunos de ellos.

–No. No se mencionó este asunto. Pero yo lo he hablado con otros jerarcas del Vaticano y les he dicho que, en el caso de los albergues, sean públicos o de la Iglesia católica, se va a hacer un programa piloto para tratar de aminorar el sufrimiento a través de la música y del deporte.

“Ellos me han pedido una lista de todos los albergues –sean públicos o privados, católicos o no– para que busquen el idóneo para (atacar) este tipo de cuestiones. Sí, hay un gran sentimiento sobre el asunto.”

Cuenta Barranco que, en su charla con Francisco, le explicó que en materia migratoria México se encuentra en un “dilema” por las presiones que recibe de Estados Unidos. “Yo le expliqué al Papa que México está en una situación muy difícil: por un lado, le piden que no deje pasar a los centroamericanos; por el otro, Estados Unidos regresa a los que llegan. En ese marco, lo que se está buscando es un trato humano hacia estas personas.”

Añade: “Hasta el momento, el gobierno de López Obrador no ha usado la fuerza para contener a los centroamericanos. Se están buscando opciones; una de ellas es un fondo entre Estados Unidos, Canadá y México para crear oportunidades de trabajo en los países centroamericanos. Esa sería la salida más idónea y más humana. Estoy seguro que el Vaticano sabe del dilema en el que se encuentra el gobierno mexicano y comparte esta preocupación”.

Por lo que concierne a los escándalos de la Iglesia en México, en particular los relativos a los Legionarios de Cristo, organización ultraconservadora que sigue manteniendo en su cúpula a colaboradores del difunto sacerdote pederasta Marcial Maciel y todavía es golpeada por casos de abusos y encubrimiento, Barranco evita la crítica directa:

“No es un asunto que me compete directamente, pero creo que el Papa tiene conciencia plena. En México hay una gran preocupación. Lo que se busca es que se aplique la justicia. Y creo que la Santa Sede está de acuerdo en que cuando un ­sacerdote comete este tipo de cosas sea castigado severamente. No hay choque. El Vaticano tiene conciencia plena de lo que esto representa en un escenario de disminución del número de católicos.”

–¿No se equivocó el Vaticano al no disolver a los Legionarios?

–Yo creo que el hecho de que la cabeza de una organización esté mal no implica que todos lo estén. Ellos están realizando una labor educativa importante.

–Sin embargo, hay muchas personas que han sido muy cercanas a Maciel que siguen en puestos de poder.

–Eso compete a la autoridad eclesiástica. Ahí nosotros no tenemos nada que ver.

Barranco subraya lo que sí tiene en sus planes: promover un nuevo “acuerdo marco” entre México y el Vaticano que “permita derivar de ahí acuerdos bilaterales”. En concreto, acuerdos que actualicen lo ya existente en materia de cultura, intercambio de médicos y lavado de dinero. 

El acuerdo, dice, aún está en una fase primaria, aunque asegura que ya hizo la propuesta al secretario de Estado del Vaticano, el italiano Pietro Parolin.

Sobre las probables crisis en la relación con el Vaticano, el diplomático señala que por ahora no existe ningún roce. Los temas ásperos que en su momento le molestan a la Iglesia, puntualiza, “no están vigentes en México”.

–¿Está hablando, por ejemplo, del debate sobre el aborto?

–Sí, esos temas no se discuten en este momento.

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