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Alcaldía de Jerusalén: victoria del sector religioso y conservador frente al secular y liberal

Tras una década bajo la batuta del empresario Nir Barkat, Jerusalén pasa a manos de un experimentado contable. Moshé León (57) ha sido elegido para gobernar la compleja, sensible y santa ciudad.

En un dramático y reñido recuento en la segunda vuelta, el político conservador completó el vuelco sacando una diferencia del 3% sobre el llamado “candidato laico” Ofer Berkovitch (35). A expensas de la posibilidad que éste recurra ante posibles irregularidades y del voto de los soldados, León se convertirá en el primer alcalde sefardí de la villa.

“Jerusalén ha elegido hoy lo que nos une y fortalece. Con la ayuda de Dios, seré el alcalde de todos los habitantes de Jerusalén sean quienes sean, me hayan votado o no“, dijo León en un mensaje de unidad ante sus seguidores en plena madrugada.

A grandes rasgos se podría decir que es la victoria del sector religioso y conservador frente al secular y liberal. Del sionismo religioso frente al sionismo laico. En la compleja realidad política de Jerusalén, sin embargo, no es exacto ya que por ejemplo Berkovitch recibió numerosos votos ultraortodoxos y sionistas religiosos. La corriente jasídica ashkenazi – Agudat Yisrael- apostó por la abstención lo que supuso un revés para León consciente de que el campo secular se movilizó a favor de su rival. El Likud, que en la primera vuelta apadrinó al ministro Zeev Elkin, apoyó a León. Con todo, dirigentes históricos del Likud como Benny Begin pidieron el voto a Berkovitch que en pocos meses ha pasado a ser uno de los políticos más populares del país. El primer ministro Benjamín Netanyahuno se pronunció en público.

La batalla de Jerusalén ha estado marcada por la profunda división en el cada vez más decisivo electorado ultraortodoxo. Una fractura que casi deja a León sin su sueño de dirigir la ciudad a la que se trasladó a vivir hace poco más de cinco años.

Su candidatura fue impulsada gracias a los pactos cosidos por dos viejos zorros de la política israelí: el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman y el de Interior, Arie Deri. La alianza entre el dirigente nacionalista laico y el líder del movimiento ultraortodoxo sefardí Shas le permite resarcirse de su derrota electoral ante Barkat en el 2013.

La lista de León no tendrá ningún representante en el Consistorio formado por 31 miembros. Berkovitch, al frente de movimiento Itorerut (Despertar, en hebreo) que representa al sector sionista laico y progresista en Jerusalén, tiene 7. En la primera vuelta, Berkovitz logró superar al Elkin (apoyado por Netanyahu) y al candidato ultraortodoxo Yossi Deitch. Esta madrugada y ante sus seguidores, no descartó que recurriría señalando que “aún hay esperanzas”. Este joven economista representaba un camino más abierto e internacional para Jerusalén. León es básicamente un gestor.

Nacido en Tel Aviv, León se trasladó a Jerusalén con motivo de los comicios del 2013. Tras la derrota, se convirtió en aliado de Barkat en el Ayuntamiento. Su nombre estuvo muy vinculado al Likud al que ayudó a sanear las cuentas en los 90. Graduado también en Derecho, sustituyó a su amigo Lieberman como director general de la oficina del primer ministro Netanyahu en 1997.

“Si soy elegido, seré el alcalde de todos en beneficio de Jerusalén. En los últimos diez años, 80.000 jóvenes abandonaron la ciudad. Debemos hacer que vuelvan o al menos frenar la marcha de los jóvenes”, había dicho hace una semana.

Cerca del acceso principal de Jerusalén, Meir decía a EL MUNDO antes de la votación: “Yo no soy religioso pero apoyo a León ya que Jerusalén debe ser la Ciudad Santa. No es una ciudad más”.

Con 900.000 habitantes, no solo es la localidad más grande de Israel sino también la más turística gracias a los Lugares Santos. Por el contrario, es también la que presenta más suciedad en las calles. Una asignatura pendiente para el nuevo alcalde. Es además una ciudad dividida. El sector ultraortodoxo supera los 200.000 habitantes mientras el número de palestinos llega a los 350.000 (casi el 40%).

Los habitantes de Jerusalén Este han cumplido con el tradicional boicot al considerar que votar es “normalizar y reconocer” la anexión de la zona ocupada por Israel en la guerra del 67. El primer candidato de una lista palestina, Ramadan Dabash no llegó al 2% de los votos en la primera vuelta por lo que no será concejal para, como dijo en una entrevista a EL MUNDO, “trabajar por el bienestar de mis vecinos. No me interesa la política sino la vida diaria de los palestinos de Jerusalén Este”.

León fue director general de la empresa ferroviaria estatal. Ahora, el reto es mucho más complejo ya que cada decisión suya en una ciudad tan especial como compleja puede provocar un choque de trenes con efectos locales, sociales, religiosos e internacionales.

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