Como ya es tradición, el cantón Dolores Apulo realizó la procesión de las antorchas, que sale de la playa Palo Seco, en el lago de Ilopango, y se dirige al cantón Joya Grande, Santiago Texacuangos, en donde se encuentra la Virgen de Dolores, la cual ha sido llevada un día antes para realizar la visita al pueblo vecino.
Las lanchas son decoradas con coloridos faroles artesanales, en donde la lancha en la que viajará la Virgen, es ornamentada con un pequeño altar lleno de flores.
Los habitantes del cantón Joya Grande reciben a la feligresía con música de banda y cohetes de vara.
Antes de partir todos se reúnen en la iglesia para celebrar una misa, y al final salen con la Virgen que será trasladada al cantón Dolores Apulo donde es recibida por los habitantes con una serenata, pólvora y aplausos.
Luego de la serenata la Virgen de Dolores fue llevada hasta la casa de la “Capitana de Entrada”, en el cantón El Jocote, en donde se realizó una vigila con rezos y cantos religiosos.
“Durante la noche también se realiza la tradicional “Recordada”, en donde los habitantes van de casa en casa cantando a la Virgen, y cada hogar da una ofrenda.” nos comenta Estela Granados, representante del comité de festejos del Cantón Dolores Apulo.
A la mañana siguiente los habitantes van de casa en casa para recoger las ofrendas florales para la Virgen, y por la tarde la banda llega a la casa de la “Capitana de Entrada”, para llevar a la Virgen de Dolores hasta la casa comunal en donde se realiza “El Descubrimiento”, lugar en donde celebran con música y quema de pólvora.
El último día de las fiestas patronales los feligreses viajan durante la mañana en lancha, y llevan a la Virgen con una ofrenda floral para la Santa Cruz que se encuentra en la isla San Cristóbal.
Al regreso de la isla se recibe a la Virgen en la cofradía en donde todos los que la acompañan comparten un refresco y marquesote.
Tradición y fe
Según las creencias de los lugareños la celebración se realiza en honor a la Virgen de Dolores por haberlos salvado de un ciclón que causó daños en todo el país, y salvó a los habitantes del valle de Ilopango.
“El traer a la Virgencita en procesión es un momento para compartir nuestra fe. Esta fiesta tiene que ser más religiosa, en un momento en el que el país se encuentra desesperanzado con tanta violencia, es bueno llevar un poco de paz a la mente y al espíritu.” dijo el alcalde de Ilopango, Salvador Ruano.
