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Alberto Fernández, presidente de Argentina, se reunió con los obispos: ¿se afianza la unión entre Iglesia y el Estado?

La cúpula de la Iglesia, liderada por monseñor Ojea, arribó esta mañana, poco antes del medio día, a la Casa Rosada. Como estaba previsto, se reunió con el presidente Alberto Fernández. Según el protocolo, la cercanía de la Navidad y las felicitaciones por la asunción al mandatario, motivaron el encuentro. Creer…o ¿reventar?

Alberto Fernández recibió este miércoles a la cúpula de la Iglesia en la Casa Rosada. Según el protocolo, fue para que la Conferencia Episcopal Argentina le desee al nuevo mandatario los “mejores augurios” para la Navidad y el fin de año.

Los hechos de los últimos diez días hacen pensar sin embargo en motivos no tan protocolares. En una Argentina donde la Iglesia Católica y el Estado nacional mantienen lazos tan carnales, que ésta siga contando con el beneficio del financiamiento de su actividad, entre otras tantas prebendas, es una muestra del poder que conserva esta institución pronta a cumplir 400 años de su primera misa en Argentina.

Con ese poder, nadie puede dejar de imaginar una reunión que no saldrá en los medios. Yo al menos, no puedo. La puesta en marcha del protocolo para la interrupción legal del embarazo; el viaje -un día después- de la llamada “primera dama” al encuentro con Bergoglio, junto a la esposa del presidente brasilero, Jair Bolsonaro; el debate sobre la “emergencia” en el país, son temas que a la cúpula clerical no sólo le interesan: le atañen, y mucho. Igual que la necesaria garantía de impunidad. Casos como el del recientemente suicidado cura platense, velado hoy como si nada en la misma Iglesia donde practicaba sus abusos sexuales, parecen ameritarlo.

Por otra parte, la presencia en la reunión del presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de San Isidro, Oscar Vicente Ojea; de su secretario monseñor Carlos Malfa; del arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli; y de monseñor Marcelo Colombo, entre otros, abona la “hipótesis” que a esta altura, y marea verde de por medio, nadie podría negar prácticamente.

“Hay que mirar hacia el futuro con el foco puesto en el trabajo social conjunto para combatir la pobreza”, dicen desde la cúpula de la Iglesia Católica en el marco del debate que inunda las pantallas de TV, alrededor del ajuste que se pretende imponer a 3 millones de jubilados, a dos años -nada menos- que de la reforma previsional que impulsó el macrismo, con aliados del PJ.

A las críticas del presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud, monseñor Alberto Bochatey, ante la publicación de un protocolo que simplemente dice cómo debe actuar el cuerpo médico ante casos que el Código Penal afirma que no son punibles ¡desde hace casi cien años!, en la reunión de este miércoles “los obispos expresaron su sorpresa, y al mismo tiempo desazón y preocupación” por la publicación del instructivo.

Igual que Bochatey -muy comprometido por cierto en el encubrimiento de varios curas acusados de pedofilia en La Plata-, dijeron que el protocolo presentado por el Ministerio de Salud “en la práctica autoriza el aborto libre en Argentina” y “manifestaron que la Iglesia ha defendido y defenderá siempre toda vida desde la concepción”. Pero hablar del “aborto libre” en Argentina es algo muy, muy, pero muy distinto, y no aparece, al menos todavía, en la agenda del gobierno.

Se espera que en breve se anuncie que el Estado y la Iglesia Católica comienzan a coordinar “las tareas del trabajo social para combatir la pobreza junto con Cáritas y las parroquias” con las que esta institución desarrolla gran parte de su actividad en el país, llegando justamente a los rincones que muchas veces el Estado no llega.

Según informaron diversos medios nacionales, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, ya empezó, de hecho, a coordinar con Cáritas y el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica para dar apoyo a la creación del Consejo contra el Hambre, que se lanzará este viernes en la Casa Rosada. Una medida con la que pretenden garantizar las “tareas de contención social”, como las llaman.

“Nadie mejor que ustedes conoce el problema del hambre y las drogas, somos aliados para trabajar juntos”, habría dicho Fernández, según Infobae, en la reunión de este miércoles. Además, habría resaltado que nunca estuvo tan “identificado” con la Iglesia como durante el pontificado del papa Francisco.

Según datos oficiales, en Argentina se realizan 354.627 abortos al año. 29 mil por mes. 985 por día. 41 abortos por hora. “Son 487.695 desde que el Senado rechazó la Ley el 8 de agosto de 2018 y serán 98.500 al finalizar los primeros 100 días de un nuevo gobierno“, advierten mientras tanto desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, seguro y gratuito, que ya va por la octava presentación consecutiva de su proyecto en el Congreso.

El dato no es menor, aún si se tratara de reuniones protocolares. La legalización del aborto y la inmediata separación de las Iglesias del Estado, no puede dejar de ser parte de la agenda y de la lucha, en las calles, de todos, todas y todes les que quieren terminar con la muerte de mujeres. La reunión de este miércoles, más allá de los protocolos, no deja de ser una muestra.

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