Tanto que la intervención de Benedicto XVI en la asamblea eclesial organizada por la Conferencia Episcopal Italiana fue ayer uno de los asuntos más destacados por los diarios transalpinos. Pero lo cierto es que las palabras del pontífice lo merecían: porque todos los analistas han coincidido en que el Papa dio en Verona un nuevo giro de tuerca en la orientación conservadora de su mensaje. Hasta el punto de que vino a proponer, sin citar nombres, un acercamiento del pensamiento oficial católico a los planteamientos religiosos de los neoconservadores del otro lado del Atlántico.
Así lo ha visto Marco Politi en La Repubblica: "Al papa Ratzinger ha salido de su encuentro con los 2.700 participantes con la aureola de una popularidad creciente. En la visión del pontífice alemán, Italia y su Iglesia han de ejercer una función de vanguardia contra las amenazas del secularismo y de revulsivo para devolver la 'ciudadanía plena' a la fe cristiana en la sociedad. … Empezó haciendo una descripción muy negra de un Occidente en manos de una 'nueva oleada de iluminismo y de laicismo'. Según el Papa, 'Dios está excluido de la cultura y de la vida pública'. … En el terreno ético, prevalecen el relativismo y el utilitarismo. … Y de ahí nace una indicación política muy precisa: la de que hay que reforzar los lazos con los teocon. 'Muchas e importantes personalidades de la cultura –dijo Benedicto XVI–, incluso algunas que no comparten o no practican nuestra fe, advierten del riesgo de separarse de las raíces cristianas de nuestra civilización'".
Valores fundamentales
Ratzinger –prosigue Politi– invitó a los católicos a comprometerse políticamente, pero haciendo una clara separación: más que a criticar las guerras, el terrorismo, el hambre o la sed, los católicos italianos son llamados a oponerse a 'las opciones políticas que contradicen los valores fundamentales', como el de la vida. Y enumeró sus vetos de siempre: no a las uniones de hecho, no al reconocimiento de las parejas homosexuales que definió duramente como 'formas débiles y desviadas de amor'". Por su parte, esto escribía Luigi Accatoli en el Corriere della Sera: "El lunes, el cardenal Tettamanzi abrió la asamblea de Verona invitando a los católicos a reencontrar 'el estilo del Concilio Vaticano II', que trató de crear una comunidad cristiana 'íntimamente solidaria' con la realidad que le rodea. Ayer el papa Ratzinger habló con un lenguaje que expresaba mucha menos confianza en esa posibilidad de compartir y que se orientó en términos dramáticos a denunciar 'la insidia del secularismo'".
Y para terminar, dos notas sobre Irak: una, que tanto The New York Times como The Washington Post han anunciado una pronta, tal vez inminente, modificación de la estrategia del Gobierno norteamericano en esta crisis. Y dos, las reflexiones de Nicolás K. Gvosdev en el International Herald Tribune: "Quienes se esperen grandes cambios si los demócratas logran el control de una o de las dos cámaras … lo están haciendo en vano. … Incluso sobre Irak hay menos debate de lo que parece. … La mayor parte de las propuestas de los demócratas son solo versiones más amables de lo que dice Bush".
