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Ahora Madrid cambia la misa por una «romería laica» en las fiestas de La Melonera

El programa de las fiestas en honor a la Virgen del Puerto elimina los tradicionales actos religiosos.

Los concejales del llamado «Gobierno del cambio», que lidera Manuela Carmena, se han propuesto seguir extendiendo su anticlericalismo. El último ejemplo, en las populares fiestas de La Virgen del Puerto, más conocidas como La Melonera de Arganzuela. La concejal de este distrito, Rommy Arce, ha decidido introducir algunos significativos cambios en el programa que han indignado a buena parte de sus asiduos. Estas fiestas, que tienen su origen en la celebración de la Natividad de Nuestra Señora del 8 de septiembre, suponían el tradicional cierre de las verbenas madrileñas del verano y se llevaba a cabo frente a la Ermita de la Virgen del Puerto donde finalizaba la procesión en honor la Virgen a la que seguía una merienda popular con melones y sandías, que acabó dando nombre a la fiesta.

Que el origen de esta celebración sea eminentemente religioso poco le ha debido de importar a Arce que ha decidido este año eliminar del programa la procesión en honor a la Virgen y la Misa Solemne que cerraba La Melonera. Pero la edil no ha querido quedarse ahí, ya que además ha incluido una «romería laica», que, según se detalla en el programa, se celebrará el viernes 16 desde la misma Ermita de la Virgen del Puerto y correrá a cargo de «El Hijo Tonto» y la Charanga de la Asociación Cultural Contrapunto.

Llama la atención cómo, a pesar de haber eliminado toda referencias religiosa del programa de fiestas, la edil, que hasta ahora pertenecía a la corriente de Ganemos dentro del Gobierno de Carmena, se dirije a los vecinos en «el saludo de concejala de distrito, asegurando que «hemos hecho un esfuerzo en desarrollar un programa rico, diverso y atractivo que dé visibilidad a las múltiples manifestaciones culturales y festivas que forman parte de la sociedad madrileña». Eso sí, Arce recuerda además en el prólogo que «reafirmamos nuestro compromiso con unas fiestas libres de agresiones machistas y sexistas y concienciadas con el cuidado del medio ambiente».

No es la primera vez que el equipo de Manuela Carmena decide borrar de un plumazo el origen religioso de las tradiciones madrileñas. El ejemplo más evidente fue la Cabalgata de los Reyes Magos, que pasaron de ir a adorar al Niño Jesús a visitar a los niños madrileños sin ninguna referencia en todo el desfile a la Navidad cristiana. Además, entre los actores contratados para la Cabalgata «low cost», hubo un artista que afirmó «aborrecer» este tipo de eventos y que, entrevistado en directo durante el desfile el 5 de enero estuvo a punto de arruinar el misterio de los Reyes Magos para todos los infantes presentes y los que seguían la retransmisión desde sus casas. Un éxito en la organización de eventos culturales que la concejala del ramo, Celia Mayer, repitió en la celebración de la fiesta de Carnaval con la desafortunada programación de un espectáculo de títeres para adultos en plena calle y en horario infantil, que terminó con dos titiriteros detenidos por supuesta apología del terrorismo, ya que enarbolaron durante la función una pancarta que rezaba «gora Alka-ETA».

El desprecio de los de Ahora Madrid a la cultura católica madrileña también quedó reflejado en el presupuesto que se destinó a la celebración de la Semana Santa en Madrid, cuando equiparó los 150.000 euros que destinó a la Pasión Cristiana, con las mismas cantidades presupuestadas para promocionar el Año Nuevo Chino o el Ramadán. Todo ello pese a que el 69,3% de los madrileños se define como católico según la encuesta del CIS de 2015.

Asimismo, el Ayuntamiento de Carmena retiró todo simbolismo religioso, hasta el nombre, a la festividad de San Antón. En lugar de la misa en honor al santo y las bendiciones a los animales, el consistorio madrileño rebautizó la celebración como «la fiesta de los animales» y, por primera vez, las bendiciones y las misas en la Parroquia de San Antón quedaron fuera del programa. Todos los años, el consistorio publicitaba la celebración de la Misa Mayor, el domingo de fiestas y las bendiciones tras las misas ordinarias.

Lo mismo ocurrió con la celebración del patrón de la Policía Municipal, que se celebra en honor a San Juan Bautista, y que este año no sólo se quedó sin la tradicional misa con los agentes en la catedral de La Almudena, sino que también se eliminó el desfile y el pabellón de Cecilio Rodríguez como lugar en el que dar homenaje a todos los policías locales que contribuyen a la seguridad de los madrileños. Un desprecio doble a la labor de la Policía Municipal, que celebra su día grande y a los sentimientos religiosos de los agentes que llevan 40 años señalando a San Juan Bautista como su patrón. También se prescindió del tradicional «vino español» con el que se agasajaba a los policías y se recluyó en el Teatro Auditorio de la Casa de Campo la exigua conmemoración. En protesta, muchos agentes prescindieron de acudir a la celebración del patrón.

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