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Acusan a un asesor del Vaticano de abusos sexuales a seminaristas en terapias para “curar” su homosexualidad

El cardenal de París reconoce haber recibido cartas detallando las actuaciones del sacerdote

Tony Anatrella, un conocido sacerdote, psicoterapeuta y asesor francés del Vaticano en temas de la sexualidad que argumenta que los homosexuales no deben ser ordenados al sacerdocio, ha sido acusado por al menos cuatro hombres de haberles abusado sexualmente en sesiones de terapia diseñadas para “curarles” de su homosexualidad.

Daniel Lamarca, que acudió a Anatrella para terapia en 1987 siendo un seminarista de 23 años, dijo en una entrevista al periódico holandés Nederlands Dagblad publicada el 29 de abril que Anatrella le indicó que su “pseudo-homosexualidad” podría remediarse si se sometiera a actos sexuales perpetrados por el cura. “No eres gay, solo crees que lo eres”, Anatrella le habría dicho al joven seminarista.

Las revelaciones de Lamarca vienen a la luz al mismo tiempo que otro postulante al sacerdocio -identificado solo por un pseudónimo- dijo a la revista francés Mediapart el 6 de mayo que las “sesiones especiales” en las que participó con Anatrella durante catorce años, desde 1997 hasta 2011, supusieron episodios de masturbaciones mutuas.

Anatrella ha estado bajo sospecha de haber cometido abusos sexuales desde al menos 2001, cuando Lamarca habría elevado por primera vez sus quejas al entonces arzobispo de París, el ya fallecido cardenal Jean-Marie Lustiger. En aquel momento, no obstante, no se tomó ninguna medida contra Anatrella. Luego en 2006 otros dos hombres se unieron a Lamarca y denunciaron la conducta inapropiada del cura-terapeuta, pero elcardenal André Vingt-Trois, quien ya había sucedido a Lustiger al mando de la archidiócesis parisina, ninguneó las alegaciones al decir que eran maquinaciones de un “lobby gay” para dañar a Anatrella.

Ahora, en respuesta a las acusaciones del pasado mes, la archidiócesis de Paris ha sacado un comunicado, fechado el 13 de mayo, reconociendo el testimonio de los exseminaristas y confirmando que el cardenal Vingt-Trois también ha recibido cartas detallando las experiencias de otros dos pacientes de Anatrella. Debido a que los dos últimos reclamantes no han querido revelar sus identidades, sin embargo, la archidiócesis dice que se siente impotente para actuar sobre sus alegaciones.

La gravedad de las acusaciones de abusos levantadas contra Anatrella se exacerba por el hecho de que durante años el cura ha advertido, tanto en París como en Roma, de lospeligros de admitir a homosexuales al sacerdocio. Se piensa, por ejemplo, que Anatrella estaba detrás de la redacción de las pautas del Vaticano de 2005 que prohibían la ordenación de “aquellos que practican la homosexualidad, que presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o que apoyan a la así llamada “cultura gay””.

En un artículo de 2005 en L’Osservatore Romano, también, Anatrella opinó que los homosexuales son “narcisistas” que sufren “un problema en la organización psíquica” de sus personalidades. La homosexualidad, escribió Anatrella en aquel momento, es “como un carencia y una inmadurez profunda de la sexualidad humana”. Dado que el ser cura supone actuar como el “novio de la Iglesia” y un “padre espiritual” de los fieles, además, la Iglesia solo puede ordenar al sacerdocio a aquellos hombres heterosexuales que están seguros de su “identidad sexual masculina”.

“Una persona homosexual”, persiguió Anatrella en este artículo de L’Osservatore Romano, “tendría dificultades al encarnar esta realidad simbólica del enlace conyugal y de la paternidad espiritual”. La incapacidad de los hombres homosexuales para permanecer castos habría sido también la razón detrás de muchos de los escándalos sexuales en la Iglesia, según el cura en su tribuna de 2005.

Además de seguir con su trabajo en París como sacerdote, terapeuta y profesor en el Colegio de los Bernardinos, Anatrella continúa asesorando a los Consejos Pontificios para la Familia y para la Pastoral de la Salud, tal y como evidencia su organización de una conferencia de febrero de este año -titulada “Celibato sacerdotal: camino a la libertad”- en la Universidad Gregoriana en Roma. Justo después de esa conferencia, también, Anatrella desató la controversia al dar una presentación en el Vaticano a unos obispos recién ordenados que sostenía que los prelados no están obligados a denunciar las alegaciones de abusos sexuales a las autoridades civiles. Pero hasta que los acusadores anónimos de Anatrella den un paso al frente y hagan una acusación personal, no queda claro qué medidas van a tomar en su contra la archidiócesis de París o el Vaticano, si es que van a tomar alguna.

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