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Nicaragua: Ortega ataca a la Iglesia y tilda de golpistas a los obispos. La Iglesia convoca una jornada de ayuno y exorcismo

El presidente Daniel Ortega lanzó este viernes un duro ataque contra los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), a los que tildó de golpistas y acusó de azuzar la violencia en este país, que ha cumplido 93 días de una profunda crisis política que deja ya más de 300 muertos y miles de heridos. Los obispos son los intermediarios en las negociaciones para encontrar una salida a la crisis, aunque el llamado diálogo nacional está estancado debido a la intransigencia del Ejecutivo, que no ha cesado la represión contra los manifestantes que exigen el fin del régimen, una de las principales condiciones de la Iglesia para mantener vivas las negociaciones.

“Yo pensaba que eran mediadores, pero no, estaban comprometidos con los golpistas. Eran parte del plan con los golpistas”, dijo un furibundo Ortega durante la celebración del 39º aniversario de la revolución sandinista, que se realizó en la Plaza de la Fe Juan Pablo II de Managua y a la que asistió el cuerpo diplomático acreditado en el país, entre ellos el representante del Vaticano, Stanislaw Waldemar Sommertag, de origen polaco.

Ortega agregó que para él los obispos quedaron descalificados como mediadores del diálogo al “apoyar” lo que llamó un golpe de Estado en su contra, con lo que el mandatario deja claro que no seguirá en una negociación mediada por la Iglesia. “Me dolió que los señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas”, dijo el mandatario. Fuentes consultadas en Managua aseguraron que Ortega quiere estructurar una negociación a su medida, sin los obispos como mediadores, por lo que estaría negociando la participación del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

Los obispos presentaron a Ortega una agenda de negociación que pasa por un adelanto de las elecciones a más tardar en marzo de 2019, reformas a la Constitución y una limpieza del sistema electoral, controlado por el mandatario. Ortega ya dijo que no está dispuesto a adelantar las elecciones y que se queda en el poder hasta 2021, cuando está previsto que se celebren los comicios generales en Nicaragua. De hecho, la consigna que los seguidores del exguerrillero sandinista coreaban en la plaza el viernes era: “¡Daniel se queda, aunque te duela, Daniel se queda!”.

Tras el discurso de Ortega la opositora Alianza Cívica, que reúne a estudiantes universitarios, campesinos, empresarios, académicos y representantes de organizaciones de la sociedad civil y es la contraparte en las negociaciones, respaldó el trabajo de mediación de los obispos y sus representantes dijeron que estaban listos para retomar la agenda del diálogo. La Conferencia Episcopal también recibió el apoyo de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien además dijo que el diálogo “es la instancia para resolver aspectos políticos y electorales de la crisis” nicaragüense.

Hasta ahora Ortega había mantenido una relación fría, pero respetuosa con los obispos. El mandatario se ha definido como “católico” y en sus discursos hace alusiones a la Biblia. De hecho, este miércoles dijo que tenía la paciencia de Job ante las discusiones que se dan en el marco del diálogo. Con el ataque del jueves, sin embargo, Ortega se quitó la máscara de creyente y reveló su verdadera postura frente a la Iglesia, a la que había atacado ferozmente en los años ochenta, cuando desde el Gobierno sandinista se desprestigió a varios sacerdotes.

“Ortega apostó todo a su relación con el cardenal Miguel Obando (ya fallecido) y la influencia de este sobre el clérigo, incluyendo a los obispos. Para Ortega, Obando se convirtió en la Iglesia y se conformó una ‘santísima trinidad’, con él, Obando, y su esposa, Rosario Murillo”, explicó una fuente que conoce muy bien el interior de la Iglesia nicaragüense. “Ortega pensó que con el cardenal Leopoldo Brenes (nombrado por Francisco en febrero de 2014) podía hacer lo mismo que con Obando, que los manipularía y tendría de su lado en el diálogo. Jamás se imaginó que la jerarquía de la Iglesia iba a ser sensible a lo más esencial: la vida de la gente. Es por eso que comienza a atacar a los obispos”, explicó.

Los obispos nicaragüenses decidieron este viernes no reaccionar directamente al discurso de Ortega, aunque Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, dijo en su cuenta de Twitter que “la Iglesia no sufre por ser calumniada, agredida y perseguida. Sufre por quienes han sido asesinados, por las familias que lloran, por los detenidos injustamente y por quienes huyen de la represión”. La Conferencia Episcopal había convocado a sus feligreses a que se “entregaran” el viernes a una jornada de ayuno y exorcismo como “desagravio” contra el Gobierno. Esas jornadas de exorcismo se realizarían en cada parroquia de Nicaragua. Ortega reaccionó con sorna a esa convocatoria y le dijo a los obispos desde su entarimado de flores de la Plaza de la Fe que exorcizaran “a los demonios que tienen ahí… que les digan que tenemos que restablecer la paz y estabilidad para que el país siga creciendo”.

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