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Ángel Herrera Oria, fundador de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas

Personaje clave del catolicismo español del pasado siglo, desde todas sus facetas -periodista, jurista, político, además de sacerdote y cardenal-, y en vísperas del aniversario de su fallecimiento hace ahora cincuenta años, nos acercamos a Ángel Herrera Oria.

Nuestro protagonista nació en Santander en 1886. Estudió con los jesuitas en Valladolid y en Deusto donde hizo Derecho. Terminó licenciándose en Salamanca. En 1907 aprobó las oposiciones al cuerpo de abogados del Estado, siendo destinado a Burgos, aunque allí estuvo muy poco tiempo, porque a los pocos meses pidió la excedencia para domiciliarse en Madrid, donde se doctoró en Derecho.

Fue fundador, junto con el padre Ángel Ayala, de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas en el año 1909 en Madrid. Esta organización tiene un protagonismo evidente en la historia contemporánea de la Iglesia Católica. Nació con vocación de aportar argumentos y acciones en el intenso debate que enfrentaba al anticlericalismo con la Iglesia. Lo que se pretendía era difundir de forma más moderna y activa el mensaje y las ideas católicas en la sociedad española. Aunque, en principio se pensó en la propaganda oral, muy pronto se optó por la labor escrita a través de la prensa y la edición.

Una de las principales iniciativas en las que participó Herrera Oria fue el hacerse cargo del diario El Debate en el año 1911, empresa periodística que se vincularía con los propagandistas, y que había nacido el año anterior al calor de la polémica generada por la Ley del Candado de Canalejas, que suponía un freno a la proliferación de organizaciones religiosas en España. Para sostener dicho periódico, que había comenzado con serios problemas financieros, se creó la Editorial Católica. Dirigió dicho periódico hasta 1933. También participó en la fundación de la Oficina Informativa de la Enseñanza y de la Confederación Nacional de Estudiantes Católicos en los años 1918 y 1919. Cuando abandonó la dirección de El Debate pasó a presidir la Junta Central de Acción Católica. En los años veinte también creó la escuela de periodismo de El Debate.

Cuando se proclamó la Segunda República nuestro protagonista optó por una posición accidentalista, es decir, no contraria, en principio, al cambio de régimen político, frente a las posturas más reaccionarias y monárquicas de gran parte de la derecha o del monarquismo, lo que le valió participar en diversas polémicas con el diario ABC. Para Herrera Oria lo importante era el contenido y dirección de un régimen no la forma de gobierno en sí. El 29 de abril de 1931 fundaría Acción Nacional, que cambiaría el nombre por Acción Popular al año siguiente cuando el gobierno limitó el uso del término “nacional”. El partido era eminentemente católico, defensor de la familia y de la propiedad privada. Tenía como objetivo la “propaganda y la actuación política bajo el lema Religión, Familia, Orden, Trabajo y Propiedad”. En el partido entraron los católicos accidentalistas, en la línea de Herrera Oria y Gil Robles, pero también los denominados “catastrofistas”, que seguían defendiendo la unión entre Monarquía y catolicismo, por lo que había que combatir a la República, entre los que destacaban Antonio Goicoechea y el conde de Vallellano. Herrera Oria abandonaría muy pronto la dirección de la formación política, que sería dirigida por Gil Robles, ya que Goicoechea y Vallellano crearían Renovación Española.

Herrera Oria abandonaría también sus compromisos periodísticos. Se ordenó sacerdote el 28 de julio de 1940, después de haber estudiado en Friburgo desde el año 1936. De Suiza no regresaría a España hasta 1943 para ser nombrado coadjutor en una parroquia de Santander. En ese año participó en la fundación de la Biblioteca de Autores Cristianos.

Aunque nunca volvió a tener el protagonismo político de antaño participaría en algún asunto de relevancia, como el encargo de 1945 para que fuera a sondear la actitud de la Santa Sede sobre Juan de Borbón. Por su parte, los propagandistas colaboraron activamente en el régimen franquista.

En 1947 fue consagrado obispo de Santander y preconizado para la diócesis de Málaga. En esta diócesis aplicó alguno de los principios de la doctrina social de la Iglesia abriendo escuelas-capillas para jóvenes. Participó en el Concilio Vaticano II. Pablo VI lo elevaría a cardenal en 1965. Al año siguiente renunció al gobierno de la diócesis malagueña por razones de edad.

Herrera Oria publicó diversas obras, especialmente La palabra de Cristo, en diez volúmenes. Escribió diversos comentarios a las encíclicas papales, así como muchísimos artículos en El Debate. Participó en los círculos de estudios de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Creó la Escuela de Periodismo de la Iglesia, la Escuela Social Sacerdotal de Málaga, la Residencia Pío XI en Madrid y la Escuela de Ciudadanía Cristiana.

Herrera Oria murió en Madrid en el 28 de julio de 1968.

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Eduardo Montagut. Historiador

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