Asóciate
Participa

¿Quieres participar?

Estas son algunas maneras para colaborar con el movimiento laicista:

  1. Difundiendo nuestras campañas.
  2. Asociándote a Europa Laica.
  3. Compartiendo contenido relevante.
  4. Formando parte de la red de observadores.
  5. Colaborando económicamente.

Una de las razones de la necesaria separación de Iglesia y Estado (El patriarcado en los relatos bíblicos)

Abraham (de fecha incierta de nacimiento, aunque se estima que nació cuando corría 4000 años antes de nuestra era). Es el primero de los tres Patriarcas del Judaísmo. Su historia juega un papel muy importante en las religiones monoteístas: Judaísmo, Cristianismo e Islam, son las llamadas religiones Brahmánicas por proceder de gran patriarca. Abraham se casó con Sara, su hermanastra.

         Según relata el Génesis, en su capítulo 12, (en los apartados del 11 al 20) cuando muere Tare, padre de Abraham, éste deja la casa paterna, por mandato de Dios, para establecerse en la tierra de Canaán; tierras que Dios le ha prometido a él y a su descendencia. Dios le da el nombre de Abraham, que quiere decir “padre de una multitud de gentes”. Abraham emigró desde Jarán, hacia Canaán con Sara, sus seguidores y sus rebaños, atravesando el desierto de Neguev.

Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai, su esposa: He aquí, sé que eres mujer de hermoso aspecto; y acontecerá que cuando te vean los egipcios, dirán: Su esposa es; y me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma gracias a ti. Y aconteció que cuando entró Abraham en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. La vieron también los príncipes de Faraón y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. Y trató bien a Abraham por causa de ella; y este tuvo ovejas, y vacas, y asnos, y siervos, y criadas, y asnas y camellos. Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai, esposa de Abraham. Entonces Faraón llamó a Abraham y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu esposa? ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por esposa? Ahora, pues, he aquí tu esposa; tómala y vete. Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abraham; y le acompañaron a él, y a su esposa, con todo lo que tenía”.

Vemos como el patriarca ofrece a su esposa para obtener ganancias materiales, como si de un objeto cualquiera se tratase. Pero la mentira se descubre y es así como Abraham, Sara y su séquito salieron de Egipto.

En el capítulo 18 del Génesis, Dios le revela a Abraham su intención de destruir Sodoma y Gomorra, porque los habitantes del lugar son perversos. Pero Abraham, que tiene en la mente a su sobrino Lot, le pide que no cometa su propósito, ya que en la ciudad también existen personas honestas. Le pide que si encuentra cincuenta, luego cuarenta y cinco, después cuarenta, treinta, veinte y así hasta diez hombres justos dentro de la ciudad debe ser piadoso y no destruirla. En cada una de las ocasiones, Yahvé le responde que si los encuentra, perdonará a todo el lugar en consideración a los honesto. Pero, al parecer, no se encontró ninguna persona honesta y la ciudad fue condenada a la destrucción. Lot se salva por intermediación de su tío Abraham (Génesis 19, 29).

         El pecado de Sodoma y Gomorra tampoco está muy claro, aunque se consideraba que los  habitantes eran aficionados al sexo anal; de hecho, el término “sodomía” significa “sexo anal”. Sin embargo, el libro de Génesis no lo deja claro del todo. En Génesis 13, 13  tan solo se dice: “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera”. El profeta Isaías dice que pecaban públicamente y sin ocultarlo (Isaías 3, 9). Tan solo el profeta Ezequiel menciona algunos: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso” (Ezequiel 16, 49). Tan solo en la tardía carta de Judas, hacia el final del Nuevo Testamento, se habla de ello:Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que ellos, habiéndose dado a la fornicación e ido en pos de carne extraña, fueron puestas por ejemplo; sufriendo el castigo del fuego eterno”. (Judas, 7). Teniendo en cuenta que Pablo considera la homosexualidad como sexo antinatural, puede entenderse que Judas se refiere a lo mismo.

         Dios envía a dos ángeles a Lot para avisarle del destino inmediato de Sodoma, y le aconseja que huya de la ciudad con su familia. Los habitantes de Sodoma, al ver que dos personas desconocidas, (a los que confunden con extranjeros) entran en casa de Lot, van allí para violarlos; se sobreentiende que era costumbre de la ciudad violar a los extraños. De esta forma, bien pudiera ser que, de acuerdo a la enumeración de Ezequiel, los pecados de Sodoma y Gomorra fueran la soberbia, la gula, la pereza, y la falta de misericordia con los más necesitados, además de la violación. Lo que resulta significativo es que la tradición judeocristiana solo haya mantenido este pecado como sinónimo de sodomía ignorando los demás pecados de los sodomitas, por ejemplo, su falta de consideración hacia los más necesitados.

         Lot se opone a las pretensiones de sus vecinos y les ofrece a sus propias hijas para que hagan con ellas lo que quieran y dejen a los ángeles tranquilos. En palabras del propio Lot: “Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré afuera, y haced con ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues vinieron a la sombra de mi tejado” (Génesis 19, 7-8). De nuevo, las mujeres son un mero objeto de intercambio para salvar a los hombres. Y lo hace el “único hombre justo” de Sodoma. Por la mañana, los ángeles dijeron a Lot que huya y que no mire hacia atrás mientras las ciudades son destruidas. A pesar de la advertencia, la esposa de Lot desobedece y queda convertida en una estatua de sal. Otra vez la mujer es la víctima, ¿por qué será?

Teresa Galeote

__________

*Los artículos de opinión expresan la de su autor, sin que la publicación suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan todo lo expresado en el mismo. Europa Laica expresa sus opiniones a través de sus comunicados.
Total
0
Shares
Artículos relacionados
Total
0
Share