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Disminuyen católicos en Alemania, pero la riqueza de la Iglesia alemana alcanza cifra récord

Una investigación del diario alemán Handelsblatt demuestra que a pesar de que cada vez hay menos católicos en la Iglesia alemana, esta recaudó un récord de 6 mil millones de euros (7.1 mil millones de dólares) en el 2017.

En un informe realizado por Edward Pentin para el National Catholic Register, se detalló que las 27 diócesis del país tienen una fortuna de al menos 26 mil millones de euros (31.2 mil millones de dólares). Sin embargo, “se carece de transparencia financiera y no se está destinando recursos a los hospitales católicos”.

Aunque la asistencia a la Iglesia está disminuyendo rápidamente en el país, pues 2.2 millones de fieles se retiraron desde el 2000, el diario alemán indicó que los ingresos fueron impulsados “por una “economía interna robusta”.

El informe dice que los miles de millones de la Iglesia corresponden a activos fijos (24 mil millones de dólares) e inversiones financieras (18.1 mil millones de dólares). Los primeros están formados principalmente por “acciones o bienes inmuebles, particularmente en el oeste de Alemania, donados por la antigua nobleza”, según Handelsblatt.

El diario también dice que la Iglesia alemana ofrece “un fondo generoso para pensiones, reservado para dignatarios eclesiásticos de más alto rango, por un valor de 5 mil millones de euros (6 mil millones de dólares), pero ese número podría ser más alto debido a que varios informes comerciales de los obispados “no proporcionaron información exacta”.

Gran parte de la riqueza de la Iglesia en Alemania se deriva de impuestos del país. Cada adulto alemán bautizado (aproximadamente un tercio de los católicos del país) tiene que pagar un gravamen del 8 al 9%, dependiendo del estado. Este es un acuerdo que data de la Constitución de Weimar de 1919, que fue transferida textualmente a la constitución actual después de la Segunda Guerra Mundial.

Según la Conferencia Episcopal Alemana, los ciudadanos alemanes que formalmente desean dejar de pagar el impuesto no pueden recibir la Sagrada Comunión u otros servicios religiosos. Inclusive, se sabe que la Iglesia investiga registros de los hogares de los expatriados para determinar si han sido honestos en las declaraciones de impuestos sobre si se bautiza o no, informa Handelsblatt.

La Iglesia también se beneficia de los subsidios estatales, y tanto las iglesias católicas como las protestantes reciben exenciones fiscales exclusivas que no se conceden a otros grupos religiosos en Alemania.

En una entrevista con el Register en 2016, el sacerdote jesuita P. Hans Langendörfer, influyente secretario general de la Conferencia Episcopal Alemana, dijo que no pagar el impuesto eclesiástico es equivalente a retirarse de la membresía de la Iglesia y la excomunión.

Cuando se le preguntó si un católico practicante podría dejar de pagar el impuesto porque cree que la riqueza está causando daño a la Iglesia, y aun así desea recibir los sacramentos, dijo que “no le corresponde al individuo” tomar tal medida.

Falta de hospitales católicos

A pesar de su riqueza, Handelsblatt informa sobre la escasez de hospitales administrados por la Iglesia, situación que “enfurece a algunos”. Se refiere en particular al personal hospitalario del estado de Saarland, que se declaró en huelga para protestar por sus condiciones de trabajo, especialmente la escasez del personal.

También se menciona en el artículo los grandes gastos del ex obispo de Trier, Franz-Peter Tebartz-van Elst, que gastó 31 millones de euros (43 millones de dólares en 2013) para restaurar la residencia episcopal. El actual obispo de Trier se niega a vivir allí, y Tebartz-van Elst fue enviado a Roma para servir como funcionario en el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización.

“Muchos creen que la vasta riqueza de la Iglesia alemana ha llevado a su propia corrupción interna, a la secularización y a la necesidad de lo que Benedicto XVI llamó Entweltlichung (librarse de la influencia mundana), aunque algunos culpan a la crisis de fe en vez de a la riqueza por sí misma”, sostuvo Pentin.

En 2016, un estudio académico mostró que el 54% de los sacerdotes alemanes se confesaban solo “una vez al año o menos” (entre los “fieles” la cifra llega al 91%).

En 2015, los obispos alemanes reformaron las leyes laborales de la Iglesia alemana para permitir que los empleados de la Iglesia que viven en una relación homosexual y los divorciados vueltos a casar trabajen en instituciones eclesiásticas.

En agosto de 2017, una columna de Anian Christoph Wimmer, editor de CNA Deutsch –agencia del Grupo ACI en alemán– describió la “dramática decadencia” que vive la Iglesia Católica en Alemania.

“Con tanta influencia y dinero a mano, uno podría esperar que los obispos usen estas riquezas que avergüenzan para difundir el Evangelio y evangelizar a una sociedad cada vez más secular”.

“Y, sin embargo, esta es la única cosa que parece eludir a la Iglesia: su negocio principal que es el de la difusión del Evangelio y velar por sus ovejas, ayudando a un mejor crecimiento en el conocer, amar y servir a Dios”, lamentó.

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