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El sesgo confesional de las sentencias y la actuación de un juez de menores

Emilio Calatayud tiene un pequeño belén y un árbol de Navidad en su despacho, elaborados por chavales a los que ha juzgado. / J. E. GÓMEZ

Entrevista a Emilio Calatayud, juez de menores | Es de belén y Reyes Magos, cree en la Navidad y considera que se debe aplicar su espíritu en todo lo que hacemos

Afirma que se jubilará como juez de menores. Está encantado con la labor que realiza desde hace años y se considera un hombre feliz. Emilio Calatayud, el conocido juez de menores de Granada, dice ser un hombre feliz, una persona que trabaja en lo que le gusta, que ha vivido momentos duros como la muerte de su esposa, y otros sumamente felices. Para él, la vida está formada por épocas y todas ellas son importantes. Se considera muy aferrado a la Navidad y al sentimiento familiar que comporta. Lleva bien su peculiar popularidad y asegura ser el primer sorprendido con el «fenómeno del juez Calatayud».

¿Qué sensaciones le llegan cuando ve que se acerca la Navidad?

-Yo sigo creyendo en el espíritu navideño. Eso es lo más importante. Cuando llegan estas fechas te cambia la vida, como ocurre cuando eres pequeño, que la Navidad es la mejor época del año, y cuando eres mayor, es el tiempo de la nostalgia. Son fechas bonitas, pero de recuerdos, nostalgia pero muy bonita. Cuando llega la cena de Nochebuena te acuerdas de gente que falta. Sigo teniendo ese espíritu de la Navidad.

¿Cuál ese espíritu, en qué consiste, como lo aplica?

-La generosidad, la simpatía, el perdonar, olvidar, y reconciliarte con mucha gente, contigo y con la sociedad. Yo lo aplico con mis chicos, mis ‘choricillos’, como darles algún regalillo, bajarles algún tiempo de condena, darles permisos especiales…

Eso quiere decir que se puede aplicar la idea de la Navidad a la actividad de un órgano jurisdiccional.

-Claro. De hecho hay una tradición aquí, como que los chavales que tenemos en Oria vienen a tocar villancicos y nosotros les invitamos a chocolate con churros y hay algún permisillo y esas cosas. Los niños de San Miguel vienen a poner el belén aquí. Siempre se actúa con más generosidad con los chavales.

¿Cómo es la Navidad familiar de Emilio Calatayud?

-Yo siempre he celebrado la Nochebuena y la Navidad. Cuando era pequeño, en casa, se ponía un portal de belén grande, lo del árbol es posterior. El belén permaneció así hasta que me fui a la Universidad. Yo siempre había creído en los Reyes Magos y así lo he inculcado a mis hijos. Cuando me caso, seguimos poniendo el portal, pero empezamos con el árbol para celebrar un poco Papa Noel, porque es verdad aquello de que había que esperar hasta el seis de enero para tener los regalos y al día siguiente se acababan las vacaciones. No era justo, así que con Papá Noel se daban unos regalillos y pasabas los días hasta Reyes. Eran regalos en dos entregas, y lo seguimos haciendo.

¿Y ahora?

-Las circunstancias han cambiado, yo me quedé viudo, los niños son mayores… Me gusta seguir celebrando la Nochebuena con mi suegra y la familia de mi mujer. Nos juntamos con mis hijos en la casa de la abuela materna.

«La mejor sentencia es la que sirve para ayudar a los demás»

¿Tiene algún recuerdo especial que no llegue a olvidar?

-Hay algo que me impactó mucho. Era que mi hermano mayor juraba y perjuraba que había visto a los Reyes Magos. Y hay dos regalos, un scalextric que nos echaron para todos… y un año que nos dejaron carbón, menudo impacto, pero era de dulce.

¿Qué sonido tiene la Navidad?

-Sin duda los villancicos. A mi mujer le encantaban los villancicos clásicos. Desde el puente de la Inmaculada empezaban las Navidades, y el villancico era cotidiano.

¿Qué diferencia hay entre estos días en Ciudad Real, su lugar de origen, y Granada?

-Hay una cosa, el aguinaldo. Allí se pedía el aguinaldo por la calle, aquí no se hace. Mi hijo lo pedía por el Albaicín.

¿Qué sentencia pondría en Navidad?

-Me gusta siempre dictar resoluciones con un trasfondo social, y en estas fechas las sentencias en las que pueda ser, hacer que conozcan el trabajo que se hace en organizaciones humanitarias, como Cáritas, para que vean la realidad.

¿Cuál es la mejor sentencia?

-La que sirve para ayudar a los demás.

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