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Los Mossos detienen a un imán acusado de abusar sexualmente de un menor

El religioso daba clases diarias del Corán a niños en una mezquita del Gòtic

Muchos vecinos de la angosta calle Serra ayer no tuvieron luz hasta la seis de la tarde por culpa de unos arreglos en la toma general. Ya era de noche cuando regresó la electricidad. A oscuras y sin respuestas siguen los responsables de la mezquita Faizan e Attar, en el número 9 de esa misma calle del Barri Gòtic de Barcelona. Los Mossos d’Esquadra detuvieron el martes por la noche a su imán, Muhammad S., de 30 años, y nacido en Pakistán. Está acusado de agredir sexualmente a un niño de 9 años, uno de sus alumnos en las clases del Corán que todas las tardes se celebraban en el interior del centro de culto.

El martes, el padre fue a recoger al pequeño y a su hermano a la mezquita, a la que acudían todos los días, de seis a siete y media de la tarde. El domingo no había lectura de los textos sagrados. Al llegar a casa, el niño estalló. Ya llevaba días extraño. Empezó contando que no quería volver al centro, y después que ya no quería volver a ver al imán. Que tenía miedo. Al final, detalló como el religioso le hacía entrar en uno de los baños de la mezquita y que allí abusaba sexualmente de él. El niño relató tres episodios, de los que supo concretar los días. El último, el sábado pasado.

El padre avisó a un amigo de la familia. Mientras tanto, habló con el otro hijo que también acudía a la mezquita, este le aseguró no saber nada. Los dos hombres volvieron a preguntar al menor y ante la credibilidad de su relato, decidieron ir a la mezquita a buscar al imán. El religioso acababa de echar abajo la persiana, pero aún se encontraba en la calle, charlando con otros fieles que habían acudido al último rezo del martes por la noche. Se acercaron hasta el imán y le pidieron explicaciones. El imán reconoció allí mismo los hechos. Lo hizo en presencia de varios vecinos que se arremolinaron y presenciaron la escena. El padre llamó entonces al 112 y desde allí se envió a una patrulla de los Mossos d’Esquadra.

La pareja de policías habló con el padre y su amigo, habló también con el imán y preguntaron un momento al pequeño, que no se soltaba de la mano de su progenitor, según el relato de varios testimonios recogidos por este diario. Ante la gravedad de las acusaciones y el hecho de que el padre explicara allí mismo a la patrulla que el imán había reconocido los hechos, el religioso fue detenido.

Debían pasar varios minutos de las doce de la noche. Y cada vez había más gente concentrada en la estrecha callejuela. La patrulla requirió entonces los servicios de una ambulancia y el menor fue trasladado al hospital de Sant Joan de Déu, que en el día de ayer confirmó el relato de agresiones sexuales descrito por el pequeño.

El religioso permaneció durante todo el día de ayer en los calabozos de la comisaría de los Mossos de Nou de la Rambla, según confirmó anoche un portavoz de la policía. En el día de hoy se le tomará declaración, y no pasará a disposición judicial hasta el viernes. La unidad de investigación de Ciutat Vella se ha hecho cargo del tema, y ayer trabajó a contrarreloj buscando indicios que apuntalen más aún si cabe la acusación contra el hombre.

Por la tarde, se tomó declaración al responsable de la mezquita, Muhammad Akhatl, al que se le solicitó el listado de todos los alumnos que habían pasado por las clases del imán. En total no alcanzan la docena de menores. El religioso no llevaba ni seis meses al frente del centro de culto, que abrió hace tres años, y que cuenta con una gran afluencia de musulmanes a sus distintas actividades.

“Estoy triste, profundamente triste y con dolor. No entiendo qué ha podido pasar. El hombre parecía bueno. No entendemos nada. No sabemos qué podemos decir”, explicó Akhatl anoche a este diario. El hombre mostró su absoluta intención de colaborar con los investigadores para tratar de determinar si han podido haber más víctimas, como sospechan los Mossos. “El contacto con el imán me lo pasó otro compatriota pakistaní. Acaba de llegar a Barcelona. Pero parecía muy bueno”, insistió.

Algo parecido, pero con menos palabras, contó Ahmed, el carnicero de la esquina que ayer guardaba las llaves de la mezquita, y abrió para el rezo, sin luz, de las cuatro y media de la tarde. Alí Abbas, de 18 años, se acercó precisamente hasta el centro de la calle Serra para ver al imán. “Vivo en Badalona y no vengo mucho, pero me parecía un religioso que explicaba bien la palabra de Alá”, comentó, desconcertado, como el resto de los musulmanes que iban conociendo la detención y no daban crédito a las acusaciones.

En el día de hoy, los investigadores esperan haber podido hablar con el mayor número posible de padres de los otros menores cuyos hijos asistían a las clases del profesor. La víctima ha relato que él no era el único al que el religioso obligaba a acompañarle hasta el baño de la mezquita.

A las seis de la tarde volvió la electricidad, y el último rezo del día se pudo celebrar con luz, pero en el más profundo de los silencios. Oraciones cargadas de pena. Todos conocen a la víctima. Ha crecido entre ellos en el barrio.

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