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La Iglesia católica recauda en Alemania 6.000 millones por el IRPF, pero el dinero no salvará a los católicos alemanes

En Alemania el impuesto religioso que se recauda con la declaración de la renta no va a cargo del Estado sino que es aportado como un suplemento por cada contribuyente que la Administración pasa después a cada confesión religiosa.

En una reciente columna de Anian Christoph Wimmer, editor de CNA Deutsch –agencia del Grupo ACI en alemán– describió la “dramática decadencia” que vive la Iglesia Católica en Alemania a pesar de las cuantiosas sumas de dinero que recibe y que solo podría ser contrarrestada por una nueva reforma basada en una lucha diaria por la santidad.

“La combinación de la disminución de la influencia espiritual y la importante influencia financiera no parece saludable: no es de extrañar que un obispo, Mons. Rudolf Voderholzer, pidió una nueva ‘Reforma’ pero de diferente tipo a la de Lutero hace 500 años”, indicó el destacado periodista en un columna publicada por el Catholic Herald, el medio católico más importante de Inglaterra.

En ese sentido, advirtió que existe una “paradoja en el corazón del catolicismo alemán hoy en día”.

“Por un lado, las cifras oficiales representan un cuadro marcado por la continua disminución en términos de pertenencia a la Iglesia, asistencia a la Misa y participación en los sacramentos. Y por el otro, la Iglesia alemana es enormemente rica y continúa ejerciendo una influencia significativa tanto en el país como en el extranjero, especialmente en el Vaticano”, añadió.

La decadencia del número de católicos en Alemania

Wimmer señaló que “las últimas cifras de la Conferencia Episcopal Alemana pintan un cuadro familiar: más de 160.000 católicos dejaron la Iglesia Católica en 2016, mientras que solo 2.574 se convirtieron (la mayoría de ellos de luteranismo)”.

“El número total de sacerdotes en Alemania en 2016 fue 13.856, una caída de más de 200 comparado con el año anterior. Matrimonios, confirmaciones y otros sacramentos están en declive. El sacramento de la confesión, del que la Conferencia Episcopal no proporciona números, ha desaparecido a todos los efectos de muchas, si no la mayoría, de las parroquias”, lamentó.

Más adelante, advirtió que estas “últimas cifras son solo el último ejemplo de una tendencia a largo plazo”, debido a que “a lo largo de los años 50 y 60, el número de católicos alemanes que asistían a la iglesia el domingo era bastante estable, entre 11,5 y 11,7 millones al año”.

“Luego –continuó–, a partir de 1965, la asistencia repentinamente comenzó a descender: de 10,2 millones en 1970 a 7,8 millones en 1980, hasta 4,4 millones en 2000. Para el 2015, solo 2,5 millones de católicos asistían a la iglesia el domingo”.

Mientras tanto, Wimmer afirma que el número total de católicos se sitúa en 23,8 millones, apenas menos de un tercio de la población total y, por lo tanto, “no es de extrañar que el año pasado solo uno de cada diez católicos alemanes adorara a Dios el domingo asistiendo a la Santa Misa (y esa cifra es un tercio inferior a la del año 2000)”.

El dinero en la Iglesia de Alemania

“Según lo prescrito por el sistema tributario de la Iglesia, los católicos pagan un monto igual a un 8% o 9% adicional –dependiendo del estado en que viven– de su impuesto a la renta. De esta fuente, la Iglesia recibió la cifra récord de más de 6.000 millones de euros en 2016”, prosiguió el editor de CNA Deutsch.

En ese sentido, destacó que “gracias a la dinámica economía alemana, la salida de muchos miles de católicos cada año no ha afectado (aún) las arcas eclesiales”.

“Es más, muchas actividades de la Iglesia están financiadas total o parcialmente por los estados, incluyendo instituciones educativas e incluso salarios de la mayoría de obispos. Estos suelen tener un ingreso mensual de más de 9.000 euros”, añadió.

Por tal motivo, continuó el periodista, “en todas las diócesis prolifera una abundancia de trabajos y roles”.

“De hecho, la Iglesia Católica, junto con la Iglesia Evangélica Luterana, es el segundo empleador más grande del país, justo detrás del sector público”, resaltó.

Asimismo, Wimmer detalló que la Iglesia en su país también dirige una gran red de organizaciones benéficas que aportan ayuda y asistencia por cientos de millones de euros en el extranjero.

“En 2015, los proyectos en África, Asia, América Latina y Europa del Este recibieron más de 451 millones de euros de financiación de organizaciones de ayuda católicas alemanas”, dijo.

La propuesta para detener el declive de la Iglesia Alemana

Según, Wimmer, “con tanta influencia y dinero a mano, uno podría esperar que los obispos usen estas riquezas que avergüenzan para difundir el Evangelio y evangelizar a una sociedad cada vez más secular”.

“Y, sin embargo, esta es la única cosa que parece eludir a la Iglesia: su negocio principal que es el de la difusión del Evangelio y velar por sus ovejas, ayudando a un mejor crecimiento en el conocer, amar y servir a Dios”, lamentó.

Teniendo eso en cuenta, el periodista indicó que cuando se discute la realidad actual de la Iglesia, “empobrecida espiritualmente y en decadencia, pero rica en medios materiales”, se presentan dos sugerencias.

“Algunos proponen que el impuesto de la Iglesia debe ser abolido. Parecen asumir que si el dinero no resuelve el problema, entonces la ausencia de él lo hará (aunque hay algo de mérito en la idea, rara vez se piensa). La otra respuesta es un llamamiento para más heterodoxia”, señaló.

Según Wimmer, el Obispo de Ratisbona, Mons. Voderholzer, propuso algo “completamente diferente” a lo que comúnmente se dice sobre “abrirse más y desechar los dogmas conservadores” como la abolición del celibato sacerdotal o la admisión de las mujeres al sacerdocio.

“El primer y principal paso en este camino es la lucha diaria por la santidad, la escucha de la Palabra de Dios y el estar preparado para iniciar la reforma de la Iglesia consigo mismo. Porque eso es lo que significa reforma: renovación desde dentro de la fe, restauración de la imagen de Cristo, que se imprime en nosotros en el bautismo y la confirmación. Donde esto nos sea concedido, por la gracia de Dios, donde esto suceda, también haremos que la gente de nuestro tiempo vuelva a tener curiosidad por la fe que nos lleva. Y entonces también podremos dar testimonio de la esperanza que nos llena”, fueron las palabras del Obispo citadas por Wimmer, en el aniversario de un cisma que comúnmente se llama “Reforma”.

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