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Los concejales de Santa Pola (Alicante) podrán lucir pin, medalla o bastón en actos religiosos gracias a los votos de PSOE, PP y C´s

Tras la declaración de Federico Trillo y José María Aznar como personas ‘non gratas’ en el municipio de Santa Pola vino una moción no exenta de fricción, la presentada por Compromís per Santa Pola, donde se abogaba porque los cargos públicos del Ayuntamiento no acudiesen a actos religiosos en representación de la Corporación, y que ejerciesen “su libertad ideológica, religiosa y de culto, participando en los actos religiosos a título personal, y no llevando ninguna insignia, emblema o distintivo” que así les acredite.

Eso en el segundo punto, pues en el primero se pedía que los actos públicos del Ayuntamiento “sean exclusivamente civiles”, sin presencia de ninguna autoridad o símbolo religioso.

Paco Soler (PSOE) expuso su visión de ambos puntos, que a su entender resultaban contradictorio. Realizó un “llamamiento a la cordura”, porque los ediles representan a todas las sensibilidades sociales del pueblo, adelantando su voto en contra, aunque declaró su no pertenencia a ninguna confesión.

La representante de Sí se Puede, Mercedes Landa, dejó muy claro el concepto de libertad religiosa, “pero somos partidarios de que los cargos públicos no acudan a estos actos”. Aclaró que “Podemos no quiere terminar con la Semana Santa”, porque una cosa es financiar con dinero público actos religiosos, “pero no podemos negar que venimos de unas tradiciones con unas manifestaciones que trascienden el hecho religioso y se trasforman en eventos lúdicos, turísticos, infantiles…”.

Afirmando que “gracias a Dios, soy ateo”, Ignacio Soler confesó tener admiración hacia todos aquellos “que creen”, pero recalcó que “cada uno haga en su ámbito particular lo que quiera hacer. De una vez por todas, tenemos que diferenciar el poder civil del religioso, porque parece que estamos aún en tiempos del califato de Abderramán III”. Señaló que, pese a ser ateo, también ha sido marino, “y que nadie me quite mi fervor hacia la Virgen del Carmen, porque el que ha sido marino, que no diga que no ha rezado alguna vez a la virgen en una noche de temporal”. Justificó su voto favorable porque “hemos de diferenciar esto de una vez por todas

Francisco Carbonell, concejal de Compromís, fue el encargado de defender la moción de su grupo. Algo “muy sencillo” para el edil, “porque yo soy cristiano, católico, estoy bautizado, soy de los pocos que está confirmado y acudo a misa”. “Yo practico mi religión” y, por este motivo, no juró sobre la Biblia en su toma de posesión, “porque era tomar el nombre de Dios en vano. Y, además, si pasa algo, a mí lo que me cae es el peso de la Ley, no el peso de la Biblia”.

Pidió a los regidores un momento de abstracción, imaginándose a los 21 celebrando el Yom Kippur, la fiesta de la siega o la fiesta del cordero. La religión “es personal y la practico en mi vida privada”. Para Carbonell, es una lástima que “el día de la Virgen del Carmen, quienes están detrás de la Mare de Déu no son los pescadores”.

Todo el mundo, “yo el primero”, defendemos a la Mare de Déu de Loreto. Pero no acudía al Pleno a defender la religión, sino a participar de cualquiera de una forma personal. “No quiero mezclar los derechos culturales y el folclore y que estemos obligados a hacerlo porque somos representantes del pueblo”.

Desde el agnosticismo y la laicidad, “más radical”, el concejal de Esquerra Unida, Samuel Ortiz, sólo quiso decir: “Visca la Mare de Déu de Loreto… y la Virgen del Carmen”.

Le llegó el turno al PP, quien se repartió el tiempo de intervención entre Cáceres, Gadea y Zaragoza. Luis Cáceres destacó que “cuando estoy en una procesión de la Patrona… ¿qué parte de mi ser es católico y cuál concejal? No tenemos el don de la ubicuidad”. Haciendo valer su título en Derecho, sacó a relucir que “no hay nada en el ordenamiento que prohíba ejercer mi confesión religiosa y mi condición de concejal. No es folcklore, es cultura de nuestro pueblo. No hay necesidad de abrir este tipo de problemas. Ustedes, si quieren ir a la procesión, vayan, que tienen su hueco delante de nosotros. ¿Para qué crear la polémica? ¿Qué conseguimos con esto, un titular de periódico? Seamos un poco más sensatos”.

Lola Gadea aseveró que “cuando se es concejal de un municipio como este, se es concejal en todos lados, en la tienda, en el trabajo y en la procesión. Y no sé cómo desprenderme de esto. Lo que quiero es que me digan cómo puedo ir, pero no. ¿De incógnito y tapadillo?”.

Miguel Zaragoza declaró no compartir para nada la moción, “es más solicitaría que la retirasen”, porque la libertad que nos dota la Constitución nos hace libres de creer sin ningún tipo de limitación. “Yo, particularmente, seguiré yendo a las procesiones como Miguel Zaragoza y como concejal y seguiré llevando la insignia que este Ayuntamiento me dio. Entiendo que el que no quiera ir, que no vaya. Limitar o intentar limitar las libertades, no es bueno y como no hay ordenamiento jurídico que lo impida, si fuera aprobada la moción no tendrá ningún efecto sobre mi persona”.

Alejandro Escalada, de Compromís, argumentaba que “no se está coartando ninguna libertad, sólo pedimos que en el ejercicio de ese derecho se separe religión e institución. Se va a reconocer a las personas como concejal en una fila con y sin insignia. Lo único que pedimos que es que cada uno haga de su religión su pasión, pero no la mezcle con la institución, porque no es necesario ir representando a nada con una medalla o con un pin. Nadie pide que no se pueda asistir, sólo separar”.

En su turno de intervención, Yolanda Seva (PSOE) puso de manifiesto que también está bautizada y confirmada, se casó por la Iglesia y sus hijos están bautizados. De hecho, pedirá que cuando fallezca tenga un entierro católico. “Creo que es muy difícil separar la función pública de los actos de cualquier tipo. Ya no religiosos, porque cuando al Ayuntamiento llega una invitación de cualquier asociación, cofradía, club o evento, quizás no haga falta que lleve la medalla, el pin o el bastón (que no lo hago habitualmente). Si, cuando llego, los organizadores me han colocado en un lugar, es por el hecho de ser un representante público. Como me mandan la invitación es como alcaldesa de Santa Pola y me ponen en un teatro, concierto, desfile, entrega de premios… y creo que es el sitio que debo ocupar en ese momento y nuestra responsabilidad es representar a la gente que nos ha puesto aquí”.

Finalmente, pidió a su grupo que votase en conciencia y la moción sólo cinco votos a favor (Compromís, EU y Sí se Puede) votando el resto de concejales en contra, salvo la abstención de Ignacio Soler. Por lo tanto, no prosperó la moción.

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