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El Opus Dei busca un líder “que goce de buena fama”

Tras la muerte de su prelado, la Obra elige al primer sucesor de Escrivá que no trabajó con el fundador

Fernando Ocáriz (conservador) y Mariano Fazio (moderado), principales candidatos a liderar el Opus

El máximo dirigente de la Obra, que tiene 90.000 miembros, ha de ser sacerdote, mayor de cuarenta años e “hijo de matrimonio legítimo, que goce de buena fama”

Es una de las organizaciones más poderosas de la Iglesia, que durante décadas mandó a su antojo dentro y fuera de los muros vaticanos. El Opus Dei vive en estos momentos uno de sus momentos más cruciales, tras la muerte, el pasado lunes, de su prelado, Javier Echevarría, el segundo sucesor de Escrivá de Balaguer, quien dirigió “La Obra” durante 22 años.

Tras su entierro el viernes, arranca un proceso de sucesión que marcará el futuro de la organización, que habrá de decidir si vira hacia el “modelo Francisco” o se consolida como una de las organizaciones más conservadoras en la Iglesia católica.

¿Quiénes aspiran a suceder al prelado del Opus Dei? Lo primero que hay que resaltar es que no todos pueden hacerlo. Según el artículo 131 de sus Estatutos, el máximo dirigente de la Obra ha de ser mayor de cuarenta años, sacerdote con más de cinco años de experiencia y al menos una década de pertenencia a la Obra. También es requisito ser “hijo de matrimonio legítimo, que goce de buena fama”.

Tras el entierro de Echevarría, y en el plazo de tres meses, el Congreso General Electivo habrá de proceder a la elección del nuevo rector de la Obra. Hasta ese momento, la Obra está dirigida por Fernando Ocáriz, vicario auxiliar (Francia, 1944). Esta figura, prevista en los Estatutos, cobró relevancia hace dos años, cuando Javier Echevarría le otorgó la “potestad ejecutiva necesaria” para el gobierno de una de las instituciones con mayor poder en la Iglesia, aunque el número de sus miembros esté estancado en unos 90.000 desde hace décadas, y no llegue a acercarse a las mareantes cifras de otros movimientos de nuevo cuño, como los kikos o los Legionarios, con los que la Obra no quiere compararse. “Somos una prelatura personal, no un movimiento”, asegura uno de sus responsables.

Ahora, tras la muerte del prelado, todo el peso de la organización recae en Ocáriz, que es visto por todos como el único candidato posible, y el señalado por el fallecido Echevarría. Como ya sucediera en 1975 (con la muerte de Escrivá) y en 1994 (tras la de Álvaro del Portillo), los delegados de la Obra habrán de elegir a una persona que, además, “brille por la prudencia, piedad, amor ejemplar y obediencia a la Iglesia y a su Magisterio, devoción hacia el Opus Dei, caridad hacia los fieles de la Prelatura, y celo hacia el prójimo”, y que “esté dotado de especial cultura, también profana, de un doctorado en una disciplina eclesiástica, y de cualquier otra cualidad necesaria”.

Conservador o “proFrancisco”

Aunque Ocáriz es el principal candidato, otras voces señalan al actual vicario general (número tres de la Obra), el argentino Mariano Fazio. Fazio es mucho más joven que Ocáriz (nació en Buenos Aires en 1960), y tiene a su favor los “vientos bergoglianos”, si es que la Obra desea acercarse al Papa Francisco. En cualquier caso, el elegido sería el primer prelado de la Obra no nacido en España, y que no trabajó directamente con Escrivá de Balaguer.

La Obra soñada por Escrivá de Balaguer se encuentra hoy ante una difícil tesitura. En un mundo y una Iglesia en cambio, ha de decidir si apuesta por el “estilo Francisco”, y por lo tanto renueva sus modos de actuar y se abre al conjunto de la institución; o aboga por el continuismo y la observancia de sus normas, con las que tanta influencia logró durante los años de Juan Pablo II.

Sea quien fuere el sucesor de Echevarría, habrá de hacerse cargo de un potente edificio que va más allá de lo religioso, y que gestiona un gran poder tanto en el Vaticano como en instituciones políticas, militares y sociales en muchos países, especialmente en España, Italia o Perú.

Según los datos del propio Opus Dei, la Obra está formada por 90.000 miembros, de los cuales el 98% son laicos, hombres y mujeres y, la mayoría, casados. El 2% restante son sacerdotes que, sin embargo, son los únicos que pueden ser designados máximos responsables.

Supernumerarios, numerarios y agregados

Sus miembros se dividen entre supernumerarios (alrededor del 70%), que son hombres o mujeres casados, “para quienes la santificación de los deberes familiares forma parte primordial su vida cristiana”; numerarios, que viven en centros del Opus Dei y atienden “las labores apostólicas y la formación de los demás fieles de la prelatura”; numerarias auxiliares, que se dedican “a la atención doméstica de los centros”; y los agregados, que no viven en centros de la Obra.

Por su parte, los sacerdotes de la prelatura provienen de los fieles laicos del Opus Dei que, “después de años de pertenencia a la prelatura y de realizar los estudios previos al sacerdocio, son invitados por el prelado a recibir las sagradas órdenes”, rezan los estatutos.

Junto a ellos, aunque oficialmente no pertenecientes al Opus Dei, están aquellos sacerdotes ya incardinados en una diócesis, que se incluyen dentro de la “Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz”, asociación indisolublemente unida a la prelatura.

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