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Europa Laica exige al futuro Gobierno derogar los acuerdos con el Vaticano

La creciente secularización de la sociedad exige suprimir los privilegios de las iglesias, dice la organización laicista

Laicismo, libertad de conciencia, supresión de los privilegios de las iglesias, eliminación de los Acuerdos con el Estado vaticano… Por primera vez en democracia, una mayoría de partidos lleva en sus programas reflejar en la legislación la creciente secularización de la sociedad. Lo subrayan los asistentes este fin de semana en Vicálvaro (Madrid) al primer congreso de Europa Laica, la asociación que ha logrado en sus tres lustros de existencia colocar al laicismo con frecuencia en el centro del debate nacional. Lo inauguró ayer el filósofo Fernando Savater.

El primer empeño del filósofo fue definir qué es y qué no es el laicismo, para refutar las acusaciones de los eclesiásticos católicos contra los laicistas como antirreligiosos o ateos peligrosos. “El laicismo es lo contrario del sectarismo. Predica la tolerancia, que cada ciudadano pueda decidir en libertad, sin injerencias de ningún tipo. Lo laico no es un añadido caprichoso al concepto de ciudadanía, sino el derecho a ser como uno quiere”.

Savater subrayó que el cristianismo nació como un movimiento laico (“Dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”), por lo que fue perseguido en sus inicios en Roma, aunque después se empeñó en ser una religión de Estado, “sometida al Estado o sometiendo al Estado”. Añadió: “Eso son los discutidos concordatos con el Vaticano. No buscan liberar esa religión, sino someterla y estatalizarla. Fue lo que hizo Napoleón en su concordato, el primero de todos, para someter a los obispos franceses y al Papa”.

La primera ponencia del congreso, a cargo de Enrique Ruiz del Rosal, fue al grano, con el título de “Construcción del Estado laico. El laicismo del siglo XXI. El Laicismo y lo público. Multiculturalismo y multiconfesionalismo de Estado”. En su opinión, “el laicismo debe reclamarse abiertamente anticlerical, aún a pesar de las connotaciones equívocas que puede tener como sinónimo de antirreligioso. La actividad del laicismo no se dirige contra el clero ni la religión, sino contra el clericalismo que pretende apropiarse la esfera pública e imponerse sobre todas las conciencias”.

El filósofo Fermín Rodríguez. coordinador del área de Educación en Europa Laica, expuso las estrategias de la organización en ese campo, entre otras “que la religión deje de formar parte del currículo y del horario lectivo, saliendo de la Escuela; que ninguna simbología religiosa tenga presencia institucional en los centros escolares; que con dinero público no se financie el adoctrinamiento religioso en ningún centro escolar o que segregue por razón de sexo o por otra naturaleza ideológica o social, y que se deroguen los Acuerdos con la Santa Sede”. Sobre este último tema, añadió que “no es admisible su mera denuncia y revisión, aunque supondría en sí misma un paso, porque podría dar lugar a cierta actualización que, eliminando los aspectos más estridentes, mantenga, entre otros la injerencia de la Iglesia y demás confesiones religiosas en la Enseñanza”.

Otro motivo de preocupación del congreso es la actitud hostil de gran parte de las religiones con las mujeres y el feminismo. “No partimos de cero, hay siglos de lucha y trabajo de reflexión. Cualquier persona que se precie de tener una cultura debería conocer que feminismo y laicismo pertenecen al mismo discurso político emancipatorio. Si el laicismo promulga que los seres humanos son sujetos de derechos, qué contradicción habría en incorporar la vindicación feminista, no conseguida en nuestro país y en otros muchos”, plantearon las ponentes Raquel Ortiz y Belén Ballesteros ante el centenar de congresistas. El debate fue intenso. Esta es una de las conclusiones: “La sociedad actual, amparada en la ideología patriarcal, no conviene a nadie, ni a las mujeres que se han visto durante siglos relegadas a una posición de subordinación respecto de los varones, ni a los propios varones que han tenido que asumir un modo de ser arrogante, competitivo y violento que les ha reportado más desgracias que parabienes. El feminismo ha sido, es y será una universal liberación. El feminismo es un humanismo. Beneficia a todas y a todos”.

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