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Los maceros de Alicante no quieren salir en las procesiones religiosas

Los cuatro funcionarios que lucen el traje ceremonial en los actos del Ayuntamiento alegan objeción de conciencia. Solicitan al tripartito que no les obligue a participar en los eventos organizados por la autoridad eclesiástica.

Los cuatro maceros del Ayuntamiento, funcionarios que lucen en los actos protocolarios blusón, gorro y mazas, apelan a su derecho a la libertad religiosa para pedir al tripartito que gobierna Alicante que les libere de la obligatoriedad de participar en las procesiones religiosas. Los maceros aclaran que su negativa no es a asistir a los actos civiles y solemnes organizados por el Ayuntamiento, puesto que este cuerpo ceremonial existe para eso, sino a los organizados por la autoridad eclesiástica o por entidades religiosas, como la Semana Santa, por razones de conciencia y porque entienden que nada tienen que ver con su función. «Asistir a una procesión religiosa desvirtúa el espíritu de los maceros municipales», sostienen.

Estos cuatro funcionarios, dos hombres y dos mujeres, son oficiales de servicios generales que trabajan de lunes a viernes de 8 a 15 horas en dependencias municipales, con una categoría superior a la de conserjes, con los que se coordinan, a la vez que realizan también tareas administrativas, tal y como explicó uno de ellos. La relación de puestos de trabajo les cataloga como oficiales de asistencia interna y ceremonial, por lo que les corresponde lucir la dalmática o traje de gala en actos oficiales en el Salón Azul como la toma de posesión de alcaldes, visitas reales, celebraciones del Nou d’Octubre o de la Constitución, y con el uniforme de funcionario abren el palacio consistorial los sábados cuando hay bodas civiles. Por servicios protocolarios perciben un complemento.

El conflicto se presenta con su presencia en las procesiones religiosas en honor a la patrona de Alicante, la Virgen del Remedio; el copatrón, San Nicolás; el Corpus Christi; y el Viernes Santo, considerada la procesión oficial de la Semana Santa de Alicante. En esta última van con sus trajes medievales y sus mazas delante de la Banda Municipal, cuya participación el Viernes Santo vetó inicialmente Guanyar, una de las formaciones que integran el tripartito, aunque con posterioridad el alcalde (PSOE) ha amparado su presencia.

Los maceros enviaron en septiembre un escrito a Echávarri solicitando que la participación en las procesiones no fuera obligatoria. La jefatura de Recursos Humanos les argumentó que debían seguir saliendo en las procesiones religiosas sin que por ello se atente contra la libertad religiosa de los maceros. Éstos, entonces, buscaron jurisprudencia del Tribunal Supremo y del Constitucional que entienden que les ampara y enviaron un nuevo escrito pidiendo reconsideraran la decisión inicial de no respetar el principio de voluntariedad.

Este segundo escrito está pendiente de respuesta por el alcalde, que «nos ha dicho que entiende la libertad religiosa». Entre sus argumentos destacan que en el Ayuntamiento «no existe en la actualidad un reglamento de honores y protocolo que se encargue de regular todos los aspectos protocolarios municipales (…)» y afirman que donde sí existe la norma, establece que «los maceros acompañan a la Corporación en pleno, abriendo y cerrando a la misma, es lo que se conoce como Corporación bajo mazas». En este punto, indican que hay ediles que no van a las procesiones por razones de libertad religiosa.

Los maceros lo plantean ahora por escrito al entender que el tripartito de izquierdas puede ser más receptivo a sus razones de lo que lo fue el PP. Aunque a los gobiernos populares no se lo solicitaron oficialmente, aseguran que lo hicieron verbalmente sin éxito. «Nos invitaron a ir a un contencioso. Si perdíamos había que pagar las costas y no nos lo podíamos permitir». Creen que obligarles es una intromisión en su esfera íntima de creencias «por la que el poder público, incumpliendo el mandato constitucional de neutralidad y de no confesionalidad del Estado, nos obliga a participar en un acto de culto en contra de nuestra voluntad y convicciones personales». El macero es una tradición española que simboliza la autoridad documentada por primera vez en 1622.

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