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El Gobierno rumano costea parte de la primera catedral ortodoxa en Madrid

Las obras se realizan en pleno Carabanchel y estarán terminadas en menos de un año. El edificio servirá de sede del Episcopado Ortodoxo Rumano en España y Portugal y su obispo, Timoteo, vivirá en el recinto residencial

El esqueleto del templo ya está armado en un solar de Carabanchel (Madrid). La grúa se alza sobre la Calle Tuba y a pie de obra se pueden apreciar las bóvedas. Acabarán recubiertas de frescos en algo menos de un año, cuando se inaugure la primera catedral ortodoxa de España y Portugal, construida por la comunidad rumana. Costará en torno a seis millones de euros, sufragados por el Gobierno de Bucarest y por donaciones de los feligreses: contribuciones de limpiadoras, asistentas domésticas y albañiles; de jóvenes estudiantes y dueños de pequeños negocios.

El padre Alexandru nos guía bajo la estructura de hormigón, ataviado con casco y botas de goma. El Episcopado Ortodoxo de España y Portugal lo ha nombrado “coordinador de la construcción” y se pasa los días entre hormigoneras. “Es verdad que hay otras iglesias ortodoxas en España, como la construida por los rusos en Hortaleza, pero la nuestra es la primera catedral, donde dará misa y vivirá el obispo. Será el primer gran templo fuera de Rumanía. En Múnich están levantando otra catedral, pero en Madrid vamos a acabar las obras primero”, explica.

El padre Alexandru junto a las obras de la Catedral ortodoxa de Carabanchel. (Enrique Villarino)
El padre Alexandru junto a las obras de la Catedral ortodoxa de Carabanchel. (Enrique Villarino)

De los cerca de 800.000 rumanos que viven en España, algo menos del 95% nacieron en familias ortodoxas. Muchos son practicantes fervorosos. Durante las cuatro décadas de comunismo, la religión quedó excluida de la vida pública, pero en los últimos 20 años ha resurgido con fuerza, como en otros países de la órbita exsoviética.

Ocho horas en la iglesia

“La mayoría de los rumanos que conozco van a la iglesia. Tengo amigas que van siempre que pueden, como yo. Muchos no eran creyentes en Rumania y han empezado a serlo aquí en España. Para nosotros es un lugar de reunión, donde conocerse y apoyarse”, dice Mikaela, una asistenta doméstica de 43 años (los últimos 13 en España) que ha donado cerca de 500 euros para la construcción de la catedral. Es algo “muy importante” para ella. Pasa en la iglesia unas ocho horas a la semana. “Voy miércoles, viernes, sábados… y los domingos más tiempo, claro”, dice.

La mayoría de los rumanos que conozco van a la iglesia. Yo paso allí ocho horas a la semana

La cruz y las campanas (importadas desde del Tirol austriaco) ya han sido consagradas por monseñor Timoteo, el obispo de la Iglesia rumana en España y Portugal. La constructora, Blues Simon, es una empresa “rumana de Benidorm”, como la define Alexandru. “La mayoría de los trabajadores son rumanos, pero también hay españoles”, concreta. Entre andamios, el únicoidioma que se escucha es el español.

Recreación de la catedral ortodoxa de Carabanchel.
Recreación de la catedral ortodoxa de Carabanchel.

Cuando llegaron los primeros rumanos a España, algunos acudieron a los templos de otros cultos ortodoxos, como el griego o el ruso, más asentados en el país. Después empezaron a oficiar misas en locales comerciales y pisos alquilados. Con el tiempo, fueron construyendo pequeñas iglesias como las que hoy hay en Alcalá de Henares o Roquetas del Mar.

Colegio rumano

Cuando faltan espacios para rezar, algunos acuden a templos católicos. “Somos hermanos”, reivindica Alexandru. “La Iglesia católica se ha portado muy bien con nosotros, incluso nos cedieron templos que ellos no usaban y nos han apoyado siempre. El terreno sobre el que hemos construido nos lo ha cedido el Ayuntamiento durante 40 años. La única pega que nos pusieron es con la altura, que nos hicieron rebajar hasta un máximo de 24,75 metros, algo menos de lo que nos hubiera gustado. En total son más de 600 metros cuadrados de catedral”, comenta.

Además de un templo, el complejo religioso estará dotado de un pabellón residencial donde vivirá el obispo y de un colegio rumano. “Será un lugar para preservar nuestra identidad en España. Tendremos nuestra iglesia y nuestra educación religiosa, podremos hacer catequesis, etcétera”.

Será un lugar para preservar nuestra identidad en España. Tendremos nuestra iglesia y nuestra educación religiosa

Traian, un albañil nacido en Rumania, llegó a España hace 15 años y dice haber donado “lo que ha podido” para la construcción del templo. “Han sido más de 500 euros”, concreta. “Para mi familia es muy importante. Voy a misa todos los domingos, siempre que estoy en Madrid. De mis amigos, buena parte también vienen. Es el lugar de reunión, nos ayuda. Nos da paz y tranquilidad”.

El obispo rumano Timoteo oficia la consagración de las campanas y la cruz de la futura catedral madrileña junto a algunos feligreses.
El obispo rumano Timoteo oficia la consagración de las campanas y la cruz de la futura catedral madrileña junto a algunos feligreses.

El padre Alexandru, enviado por su Patriarca de Bucarest a España, asegura que los rumanos que viven fuera de su país viven la religión con más intensidad. “La distancia agudiza la necesidad de pertenencia. Aquí se sienten unidos, hablan de sus problemas, tienen un refugio”, concluye.

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