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Los guiños de Evo Morales a la Iglesia

La próxima visita del Papa a Bolivia, en julio, acerca las posturas entre dos sectores enfrentados en el pasado. En temas morales, el Gobierno y la Iglesia no han discrepado seriamente

“Ahora siento que tengo Papa”, ha dicho el presidente boliviano.

Como el de Cuba, el Gobierno de Bolivia ha logrado una gran proximidad con el papa Francisco y ha mejorado notablemente sus relaciones con la iglesia local, atenuando las diferencias que tenía con ella en el pasado. Como resultado de esta nueva relación, el Papa visitará a los bolivianos y a su “admirado” Evo Morales en julio, un viaje que el presidente boliviano se ha empeñado en concertar desde 2013, cuando cambió su política religiosa y comenzó a acercarse a los católicos.

El esfuerzo de Morales se expresó en una serie de encuentros con Francisco y varios espaldarazos a su pontificado: “De verdad, quiero decirles, ahora siento que tengo Papa”, dijo después de que se conociera la mediación del Vaticano para el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, a fines del año pasado. Y un poco antes, en el marco del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, afirmó que ahora había “un Papa comprometido con su pueblo, con el pensamiento revolucionario, con sentimiento social”. Por su parte, Francisco invitó a cenar al líder indígena en el Vaticano, incluyó a Bolivia en su gira latinoamericana y permitió que Evo anticipara al público esta noticia, saltándose los procedimientos protocolares que la Iglesia exige, algo que causó protestas internas pero no fue censurado por la Santa Sede.

Además, el Gobierno boliviano dejó de alentar formalmente la práctica de los ritos religiosos indígenas —aunque mantiene algunos de ellos en su propio ceremonial— y suspendió los encuentros religiosos ecuménicos que había estado organizando desde su llegada al poder, los cuales molestaban a la iglesia católica porque ponían a esta en igualdad de condiciones con unos grupos muy minoritarios, y rompían el laicismo estatal que establece la nueva Constitución. La separación completa de la Iglesia católica y el Estado, demandada desde hacía muchos años por los protestantes, se consumó finalmente con esta Constitución de 2009, impulsada por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, partido que cuenta con un importante número de miembros de confesión evangélica, que sobre todo provienen del área rural del país, donde los pentecostales se expanden sistemáticamente.

La reforma constitucional, así como la posición crítica de la Conferencia Episcopal Boliviana sobre temas delicados para el Gobierno, tales como su hostilidad con la oposición y su falta de respeto a la independencia de las instituciones, provocó una suerte de “hielo” entre ambas partes: si hasta hace no mucho los oficialistas calificaban a los obispos, y en particular al único cardenal boliviano, Julio Terrazas, de “derechistas” y “defensores del anterior régimen”, al mismo tiempo las encuestas mostraban una imagen “anticatólica” de Morales, que en el último tiempo ha logrado cambiar.

Cuentas pendientes

Una fuente cercana a la Iglesia afirmó a este diario que difícilmente los obispos olvidarán los ataques gubernamentales que recibieron en el pasado, puesto que además estos podrían rebrotar después de que el Papa se marche del país, pero que están contentos con el acercamiento actual, el cual les devuelve el respeto gubernamental, posibilitó por ejemplo que Morales visite por primera vez la sede del episcopado, y les permite responder a las críticas que reciben de una parte de los activistas católicos, los cuales apoyan el proyecto político del Presidente. Además, no todas las señales de Francisco han sido favorables al Gobierno: hace un par de meses el Papa envió una carta en la que destacaba la importancia de Monseñor Terrazas para el catolicismo boliviano.

En temas morales, el Gobierno y la Iglesia no han discrepado seriamente. Cuando en 2012 una legisladora del MAS inició un proceso para declarar inconstitucionales los artículos del Código Penal que sancionan el aborto, el Presidente y su partido se mantuvieron al margen de la iniciativa. En cambio se produjo una poderosa movilización religiosa en defensa de la prohibición, mantenida por el Tribunal Constitucional.

La visita del Papa a La Paz y Santa Cruz está comenzando a despertar un interés de los medios y del público que anticipa un buen recibimiento. Al lado de Francisco, estará Evo Morales.

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