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“No se puede luchar contra el extremismo sin los musulmanes”

Hedieh Mirahmadi dirige WORDE, una organización estadounidense que busca mejorar la comprensión entre comunidades para reducir los conflictos políticos. Es autora además del primer informe realizado desde la perspectiva musulmana que estudia la evolución del fenómeno de la radicalización en EE UU. Habló con EL PAÍS durante la Cumbre contra el Extremismo Violento celebrada en Washington y a la que asistió como representante de la sociedad musulmana del país.

Pregunta: El presidente ha sido muy criticado en algunos medios por evitar usar el término “extremismo islamista”. Pero la comunidad musulmana de EE UU lo ha felicitado por ello. ¿Es tan importante el matiz?

Respuesta: En este ambiente tan dividido entre musulmanes y no musulmanes, el presidente no quería convertir toda la campaña en algo relacionado con el islam. Él ha sido muy claro en el hecho de que ideologías que incitan al odio o interpretaciones aberrantes del islam alimentan este problema, pero (el islam) no es la noticia en sí. Es la primera vez que Obama ha hablado de esto de esta manera y creo que es un avance increíble.

P. Evitar expresiones como extremismo islamista, ¿es una buena fórmula para implicar a la comunidad musulmana en este problema?

R. Por supuesto. No puedes hacer esto (luchar contra el extremismo) sin los musulmanes. No puedes alienar a 1.600 millones de personas, a un tercio de la población mundial. Derrotar la narrativa e ideología y el reclutamiento tiene que hacerse a nivel de comunidades, y (el presidente) ha usado una formulación que ayuda a unir a los aliados (en esta lucha), él no ha querido usar una expresión divisiva. Pero eso no significa que esté ignorando el problema, sino que está intentando tender puentes.

P. EE UU ha logrado integrar bastante a la comunidad musulmana. ¿El hecho de que Europa hable aún en términos como “islamista” es parte del problema en ese continente?

R. El problema es mucho más profundo. Tiene que ver con el proceso de inmigración en Europa, que fue muy diferente que en EE UU, la forma en que esas comunidades fueron tratadas desde el punto de vista de servicios, políticas, actuación de la policía… No es solo la manera de formular el problema, es un problema de la sociedad mucho más profundo que tiene que resolverse.

P. En esta cumbre hemos escuchado mucho hablar de las raíces del problema de la violencia extremista, pero no tanto de soluciones. ¿Las hay?

R. No hay una fórmula mágica. Ni hay una sola respuesta. Hemos desarrollado un marco que encuadra (el problema) en grupos de factores de riesgo, y tienes que afrontarlos todos. Ninguna solución sobre el problema de las ideologías va a resolver el económico. Y el problema económico no va a resolver el problema sociológico. Se necesita una estrategia multifacética.

P. ¿Tiene la mujer musulmana un papel en esta lucha contra el extremismo?

R. ¡Por supuesto! ¡Un papel gigante! Como madres, como activistas, como profesoras, la mayor parte de los niños, cuando empiezan a radicalizarse, sus madres están ahí. Las madres necesitan información para poder reconocer las señales de alarma. Tienen un papel vital en combatir el extremismo.

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