Más de 200 personas pactan en la X Jornada Laicista de Valencia el borrador de la Carta Europea por la Laicidad que presentarán en la UE
Son vistos como una minoría en medio del magma católico que impregna los ritos y símbolos de la sociedad. Pero su peso es mayor del creído. Según el CIS de enero, hay un 15 % de españoles no creyentes y otro 10 % de ateos, frente al 71,5 % que se declaran católicos. Pero son los jóvenes de 18 a 24 años los que más reflejan el cambio de tendencia: el 27 % no es creyente y el 20 % se confiesa ateo. En total, casi la mitad de la población joven ya no es religiosa. Pero el Estado no va en consonancia con esta realidad. Eso creen los 200 partidarios del laicismo de Estado de la asociación Europa Laica que ayer se reunieron en Valencia, en su décima jornada estatal, para alumbrar el borrador de la Carta Europea por la Laicidad y la Libertad de Conciencia que presentarán ante las instituciones europeas y los partidos de cara a las elecciones europeas.
El objetivo, según el documento emanado del encuentro, es frenar «la interferencia de entidades religiosas» que «traten de imponer al conjunto de la ciudadanía su moral particular y excluyente». Como advirtió en la presentación de la jornada Raquel Ortiz, coordinadora de la anfitriona Valencia Laica, «el tiempo apremia y es la hora del laicismo» porque «corren tiempos de contrarreforma y de regresión en derechos, pero no cabe la resignación», añadió.
Los diez mandamientos de esta Carta Europea por la Laicidad abogan, en primer lugar, por la libertad de conciencia y la separación absoluta entre Estado y confesiones religiosas, así como la reivindicación de «una escuela pública y laica». Nada de concordatos especiales, como subrayó Francisco Delgado, presidente de Europa Laica.
El segundo punto exige impedir la legalización de prohibiciones de tipo religioso por cuestiones dogmáticas. La tercera propuesta insta a abolir acuerdos y concordatos especiales y promueve una «independencia con relación a las iglesias y religiones»: sin privilegios fiscales ni económicos, sin representación en organismos oficiales, sin sus símbolos en actos oficiales o lugares públicos, sin presencia de cargos públicos en actos religiosos.
Blindar a las mujeres
El cuarto acuerdo busca blindar los «derechos de las mujeres», como el derecho a interrumpir embarazo, a participar en igualdad y prohibir la ablación. Los menores centran el quinto capítulo: «se evitará el adoctrinamiento religioso en el ámbito escolar» más allá de las creencias de sus padres. En sexto punto, los emigrantes tendrán iguales derechos que los nativos. Los últimos cuatro puntos abogan por la tolerancia intercultural, la «solidaridad entre pueblos», la «libre difusión de los valores laicistas» sin obstáculos en todos los países y el fomento de la laicidad como «garantía de una Europa de paz civil y de armonía». El espíritu lo resumió Ortiz: «No estamos contra la religión, pero sí contra todo privilegio, financiación y prebendas para una confesión particular».
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