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La Iglesia en Cataluña / L´Església a Catalunya

España, ese imaginario colectivo creado por la Inquisición y la Iglesia católica, no acaba de encontrar su propia identidad. Como un peregrino hegeliano, deambula, infinitamente, desde la tesis a la antítesis sin ser capaz de encontrar su síntesis. Atrapada en su propia contradicción, se siente incapaz de alcanzar el fin de su propia Historia.

La Iglesia católica ha sido, desde los visigodos y de manera especial desde la monarquía católica, el fundamento de la unidad nacional española. En realidad de la unidad del Estado porque de nación es difícil hablar, con excepción de las dos repúblicas derrotadas por las reacciones de la derecha clerical y franquista, el último intento.

La idea de España se fraguó en los calabozos de la Inquisición cuando Torquemada fue nombrado Inquisidor de Aragón, cargo que ya ejercía en Castilla. Desde ese momento, la única autoridad que existía, la única voz con autoridad en ambos reinos y Estados era la suya. Estaba por encima de la Reina de Castilla y del Rey de Aragón.

Como defendió el catalán Jaime Balmes en sus ensayos y desde su semanario “El Pensamiento de la Nación”, fundado en Madrid, la nación española no se entendería, sin la Iglesia. Casi un siglo después, el papa Pío XI en su encíclica “Dilectissima nobis”, dirigida a la derecha española, se pronunciaba en los mismos términos y afirmaba que: “…la Iglesia es el más fuerte dique contra el desorden social y la anarquía”…  Salía en defensa del orden tradicional y monárquico.

Hasta tal punto que algunos de sus propagandistas recordaron la teoría populista del doble pacto en la que se reconoce el derecho de resistencia contra el Gobierno, enunciado por los jesuitas Mariana en su ensayo “De rege et regis institucione” y Suárez en el suyo “De legibus ac deo legislatore”. En concreto los del dominico padre Gafo, en la Ciencia Tomista; los del padre capuchino , Gumersindo de Escalante, en Acción Española; la obra “Catolicismo y República” de Eugenio Vegas Latapie, en la que figura el apéndice “Insurrección” del padre jesuita francés De la Taille y el libro “El derecho a la rebeldía” del canónigo de Salamanca Aniceto de Castro Albarán.

Luego toda la alta jerarquía católica, excepto el cardenal de Tarragona Vidal y Barraquer, firmaron la carta colectiva que apoyaba la sublevación nacionalista española contra la República. Sublevación calificada de “Cruzada” contra la civilización democrática y comunista. Las mismas expresiones que utilizó Hitler. Y durante el franquismo apoyaron a Franco con quien firmaron el Concordato de 1953 que dejaba en manos del monopolio de la Iglesia la educación, moral y costumbres. La Iglesia fundamentaba la unidad ideológica del Estado español. Como deseaba Balmes.

La Iglesia se considera una sociedad perfecta y tiene como objetivo conservar su propia existencia. Es un fin en sí misma y para sí misma. De ahí que se comporte, en todo tiempo histórico desde la Edad Media, como un cuerpo autónomo incrustado en el cuerpo social y político. Con respecto al cual trata de mantener distancias pero del cual depende para su propia supervivencia.

Esta finalidad de supervivencia es un rasgo fundamental para entender su capacidad camaleónica de adaptarse a las circunstancias para sacar siempre el mayor provecho de cualquier situación. Lo mismo se presenta como universal, que como francesa, española o catalana. Todo dependerá del momento histórico al que, para sobrevivir, tenga que adaptarse.

Pero este instinto gregario de supervivencia la obliga a mantener una doble cara. A hacer un doble juego. A mantenerse en los dos platos de la balanza. Si bien, siempre apuesta por el que le conviene. Y siempre ha apostado por estar al lado de las fuerzas políticas de derechas. ¿Por qué? En realidad son las fuerzas políticas de derechas las que se identifican ideológicamente con los valores católicos. Por una sencilla razón, porque esos valores tienen cuatro rasgos distintivos: son autoritarios, patriarcales, antifeministas y homófobos. No cuestionan la propiedad privada de los medios de producción o el capitalismo. Antes no cuestionaban el feudalismo. Y tienen como enemigos a todos los que defienden la democracia pero, por encima de todo, a quienes defienden los derechos individuales como: la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento, la libertad moral.

Sin embargo, si sus enemigos les ofrecen una participación en el sistema político, por ateo que sea, aceptarán participar en ese sistema. Porque el rasgo propio de la Iglesia es la voluntad de Poder. Harán todo lo posible por mantenerse aliada al Poder. De ahí que, en tiempos de confusión, se vea obligada a hacer un doble juego. Siempre para sobrevivir como corporación autónoma. Puede pasar perfectamente del franquismo a la democracia al comunismo cubano sin despeinarse.

Pero este camuflaje, que ella justifica calificando los gobiernos de accidentales y, por lo tanto, temporales o pasajeros para ella, es muy peligroso para las fuerzas del progreso, si se aliaran a ella o la protegieran. Porque su capacidad para sobrevivir en cualquier régimen o Estado no significa que renuncien a su ideología y moral. A sus valores. Y por lo tanto, colaborando con un gobierno de izquierdas, por ejemplo, no dejarían de trabajar para reorganizar las fuerzas de derechas. Ya que éstas son su aliado natural, ideológico, político y moral.

En España se está produciendo, exactamente, este fenómeno en sus relaciones con el Partido Popular. La actual contraofensiva franquista de esta derecha española se explica porque está imponiendo los valores de la Iglesia, perdidos durante la Transición y los gobiernos socialistas. Su silencio, durante la transición, no era por simpatía con la democracia sino porque estaba trabajando en la sombra para que la derecha conquistara el Poder y desde ahí, utilizar la legalidad para imponer los valores cristianos. Su orden moral.

Bien, el silencio, los clamorosos silencios de la Iglesia católica en Cataluña, a qué se deben. Está a favor o en contra del derecho de los catalanes a pronunciarse en referéndum sobre su propio destino. ¿Está a favor o en contra del derecho de los catalanes de resistir a la opresión? ¿Está a favor o en contra de la independencia? La Iglesia en Cataluña ¿es catalana o está al servicio de la Iglesia española y del Estado Vaticano? A estas preguntas debe responder y debe responder ya.

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Espanya, aquest imaginari col · lectiu creat per la Inquisició i l'Església catòlica, no acaba de trobar la seva pròpia identitat. Com un pelegrí hegelià, passeja, infinitament, des de la tesi a l'antítesi sense ser capaç de trobar la seva síntesi. Atrapada en la seva pròpia contradicció se sent incapaç d'aconseguir la finalitat de la seva pròpia Història.

L'Església catòlica ha estat, des dels visigots i de manera especial des de la monarquia catòlica, el fonament de la unitat nacional espanyola. En realitat de la unitat de l'Estat perquè de nació és difícil parlar, a excepció de les dues repúbliques derrotades per la reacció de la dreta clerical i franquista.

 La idea d'Espanya es va forjar en els calabossos de la Inquisició quan Torquemada va ser nomenat Inquisidor d'Aragó, càrrec que ja exercia a Castella. Des d'aquest moment, l'única autoritat que existia, l'única veu amb autoritat en els dos regnes i Estats era la seva. Estava per sobre de la Reina de Castella i del Rei d'Aragó.

Comdefensar el català Jaume Balmes en els seus assajos i des del seu setmanari "El Pensamiento de la Nación", fundat a Madrid, la nació espanyola no s'entendria, sense l'Església. Gairebé un segle després, el papa Pius XI en la seva encíclica "Dilectissima nobis", dirigida a la dreta espanyola, es pronunciava en els mateixos termes i afirmava que: "… l'Església és el més fort dic contra el desordre social i l'anarquia" … Sortia en defensa de l'ordre tradicional i monàrquic.

Fins a talpunt que alguns dels seus propagandistes van recordar la teoria populista del doble pacte en què es reconeix el dret de resistència contra el Govern, enunciat pels jesuïtes Mariana en el seu assaig "De rege et regis institucione" i Suárez en el seu "De legibus ac deo legislatore ". En concret els del dominic pare Gafo, en la Ciència Tomista, els del pare caputxí, Gumersindo d'Escalante, en Acción Española, l'obra "Catolicismo i República" d'Eugenio Vegas Latapie, en la qual figura l'apèndix "Insurrección" del pare jesuïta francès De la Taille i el llibre "el dret a la rebel · lia" del canonge de Salamanca Aniceto de Castro Albarà.

Despréstota l'alta jerarquia catòlica, excepte el cardenal de Tarragona Vidal i Barraquer, van signar la carta col · lectiva que donava suport a la revolta nacionalista espanyola contra la República. Revolta qualificada de "Croada" contra la civilització democràtica i comunista. Les mateixes expressions que va utilitzar Hitler. I durant el franquisme van donar suport a Franco amb qui van signar el Concordat de 1953 que deixava en mans del monopoli de l'Església l'educació, moral i costums. L'Església fonamentava la unitat ideològica de l'Estat espanyol. Com desitjava Balmes.

L'Esglésiaes considera una societat perfecta i té com a objectiu conservar la seva pròpia existència. És un fi en si mateixa i per a si mateixa. Per aquest motiu es comporti, en tot temps històric des de l'Edat Mitjana, com un cos autònom incrustat en el cos social i polític. Pel que fa al com tracta de mantenir distàncies però del qual depèn per a la seva pròpia supervivència.

Aquesta finalitatde supervivència és un tret fonamental per entendre la seva capacitat camaleònica d'adaptar a les circumstàncies per treure sempre el major profit de qualsevol situació. El mateix es presenta com a universal, que com francesa, espanyola o catalana. Tot dependrà del moment històric al qual, per sobreviure, hagi d'adaptar.

Però aquestinstint gregari de supervivència l'obliga a mantenir una doble cara. A fer un doble joc. A mantenir-se en els dos plats de la balança. Si bé, sempre aposta pel que li convé. I sempre ha apostat per estar al costat de les forces polítiques de dretes. Per què? En realitat són les forces polítiques de dretes les que s'identifiquen ideològicament amb els valors catòlics. Per una senzilla raó, perquè aquests valors tenen quatre trets distintius: són autoritaris, patriarcals, antifeministes i homòfobs.No qüestionen la propietat privada dels mitjans de producció o el capitalisme. Abans no qüestionaven el feudalisme. I tenen com a enemics a tots els que defensen la democràcia però, per sobre de tot, als que defensen els drets individuals com: la llibertat de consciència, la llibertat de pensament, la llibertat moral.

No obstant això, si els seus enemics els ofereixen una participació en el sistema polític, per ateu que sigui, acceptaran participar en aquest sistema. Perquè el tret propi de l'Església és la voluntat de poder. Faran tot el possible per mantenir-aliada al Poder. Per aquest motiu, en temps de confusió, es vegi obligada a fer un doble joc. Sempre per sobreviure com a corporació autònoma. Pot passar perfectament del franquisme a la democràcia al comunisme cubà sense despentinar-se.

Però aquestcamuflatge, que ella justifica qualificant els governs accidentals i, per tant, temporals o passatgers per a ella, és molt perillós per a les forces del progrés, si s'aliessin a ella o la protegissin. Perquè la seva capacitat per sobreviure en qualsevol règim o Estat no vol dir que renunciïn a la seva ideologia i moral. Als seus valors. I per tant, col · laborant amb un govern d'esquerres, per exemple, no deixarien de treballar per reorganitzar les forces de dretes. Ja que aquestes són el seu aliat natural, ideològic, polític i moral.

A Espanyas'està produint, exactament, aquest fenomen en les seves relacions amb el Partit Popular. L'actual contraofensiva franquista d'aquesta dreta espanyola s'explica perquè està imposant els valors de l'Església, perduts durant la Transició i els governs socialistes. El seu silenci, durant la transició, no era per simpatia amb la democràcia sinó perquè estava treballant a l'ombra perquè la dreta conquistés el poder i des d'aquí, utilitzar la legalitat per imposar els valors cristians. El seu ordre moral.

Bé, el silenci, els clamorosos silencis de l'Església catòlica a Catalunya, a què es deuen. Està a favor o en contra del dret dels catalans a pronunciar-se en referèndum sobre el seu propi destí. Està a favor o en contra del dret dels catalans de resistir a l'opressió? Està a favor o en contra de la independència? L'Església a Catalunya és catalana o està al servei de l'Església espanyola i de l'Estat Vaticà? A aquestes preguntes ha de respondre i ha de respondre ja.

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