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¿Por qué no recordamos la transición?

Si les hablo de Gonzalo Puente Ojea puede que muchos de ustedes no lo conozcan, y ustedes seguramente no tienen la culpa de ello. Gonzalo Puente Ojea es posiblemente el intelectual español más destacado de  finales del siglo XX. Les recomiendo leer su obra completa para entender bien lo que digo. Bien, expuesto esto, lo que quiero mostrarles es cómo este intelectual, ya hace unos cuantos años, en los años 90, hablaba sobre la falsedad de la transición española, de  la supuesta transición a la democracia. En el año 1995 este autor, este brillante escritor, este intelectual publicó un libro de enorme categoría, como lo son prácticamente todos en su carrera, y esto no es ninguna exageración, ese libro se titulaba Elogio del Ateísmo.(1) En él había un profundo ensayo dedicado a lo que se hizo y ocurrió en la transición, enfocado en gran medida hacia la permanencia del confesionalismo en España, por ello fue titulado con sutileza de la siguiente forma: Del Confesionalismo al cripto-confesionalismo. El ensayo es claro, tremendamente claro y riguroso, no sigue la línea de fortier in re, suaviter in modo, como el propio Puente Ojea avisa: 
 
…cuando lo que hay que decir es urgente y perentorio porque reviste el carácter de denuncia pública, de una denuncia que pueda escucharse en todas partes.(1)
 
Ciertamente era urgente y perentorio decirlo y que fuese escuchado. Sin embargo, fue dicho pero apenas escuchado. Los españoles estaban distraídos en otras cosas, en cosas bastante banales por cierto. Mientras se estaba generando la tormenta, tormenta que ahora descarga y que pilló a estos desguarnecidos y desamparados. Hoy, hoy es el tiempo de las quejas y los sollozos.
Los españoles, los españoles de a pie, perdieron su memoria y se convirtieron en un juguete fácilmente manipulable en manos de poderes con pocos escrúpulos.
 
porque un pueblo sin memoria se convierte en un espectro que vaga por espacios sin puntos cardinales. La memoria es un atributo esencial de la personalidad, tanto individual como colectiva. Pero suprimir la memoria histórica no sólo es el presupuesto de la tiranía sino también de todo sistema de hegemonía de poderes especialmente interesados en borrar las  huellas de sus pasadas culpas.(1)
 
Hoy, como decía, es tiempo de quejas, de quejas y sollozos. ¿Cuándo recuperaran los españoles, los españoles de a pie, su dignidad, su memoria? ¿Cuándo?
 
Notas:
(1) Gonzalo Puente Ojea. Elogio del ateísmo. Siglo XXI. 1995.

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