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La derecha francesa se moviliza contra el matrimonio gay

Más de 5.000 enmiendas tratan de torpedear la ley que se debate desde hoy en el Parlamento

Tras las manifestaciones a favor y en contra, la ley del matrimonio para todos llega hoy a la Asamblea Nacional francesa. Y la derecha está dispuesta a que las dos semanas de debate se le hagan eternas a la izquierda, que desea una aprobación rápida para zanjar cuanto antes la polémica. A pesar de que el 33% de los votantes de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) se dicen favorables a la ley que regula los matrimonios homosexuales, sus dirigentes han hecho saber que usarán “todos los medios” para obstruir la tramitación de la ley.

“Batalla", "guerrilla", "movilización general”. El léxico guerrero utilizado por los políticos de los dos bandos en los medios y las redes sociales revela la crispación que ha generado el debate de la ley Taubira, llamada así por Christiane Taubira, la ministra de Justicia, encargada de abrir el fuego en la Asamblea defendiendo la extensión de los derechos de matrimonio y adopción a las parejas homosexuales.

Las encuestas revelan que un 63% de los franceses es partidario de las bodas gais, aunque sobre las adopciones la opinión pública está partida por la mitad, con un 51% que se declaran contrarios y un 49% favorables.

La derecha, galvanizada por la jerarquía católica, ha exigido en las calles un referéndum previo, y aunque lo ha hecho de forma masiva y reiterada, François Hollande no ha sucumbido a la presión y ha mantenido el calendario previsto.

La respuesta de la UMP ha sido presentar 5.166 enmiendas a la ley (entre un total de 5.362) para desgastar a los socialistas y conseguir que el debate dure todo lo posible. "Utilizaremos todos los medios parlamentarios a nuestra disposición”, ha anunciado Christian Jacob, el jefe del grupo de la UMP.

El principal partido de oposición trata de aprovechar el debate para salir de la aguda división que generó hace cuatro meses la elección del sucesor de Nicolas Sarkozy en unas primarias abiertas. Entre mutuas acusaciones de fraude, la UMP resolvió el empate de las urnas nombrando líder a Jean-François Copé, mientras su rival, François Fillon, creaba un subgrupo parlamentario que desmanteló más tarde, tras llegar a un acuerdo con Copé para votar de nuevo.

Para hacer obstruccionismo, engolfar el debate y retrasar todo lo posible el voto final, decenas de diputados de la UMP han presentado enmiendas idénticas, una técnica clásica en la tramitación de leyes sensibles. El récord lo batieron los socialistas en 2006, cuando se tramitó la fusión GDF-Suez, al depositar 138.000 enmiendas.

Al mismo tiempo, asociaciones integristas católicas, como Civitas, planean elevar la tensión en las calles y han convocado una plegaria en las puertas de la Asamblea Nacional. La ocurrencia ha suscitado una nueva controversia porque sectores de la izquierda han pedido al ministro del Interior, Manuel Valls, que ordene a la policía que impida la oración callejera cumpliendo la ley de laicidad que se suele aplicar a los musulmanes.

Además, la UMP presentará tres mociones que no deberían prosperarán puesto que los socialistas gozan de una cómoda mayoría absoluta en la Asamblea. El exasesor áulico y pluma de muchos discursos de Nicolas Sarkozy, Henri Guaino, defenderá la inconstitucionalidad de la norma. Otro diputado pedirá el reenvío de la ley a la comisión reglamentaria, y el jefe de filas, Jacob, firmará una petición de referéndum. El objetivo es, de nuevo, ganar tiempo, porque cada una de las mociones requiere al menos 45 minutos de tiempo extra de discusión.

La izquierda, para no ser acusada de torpedear el debate, ha renunciado a utilizar el procedimiento acelerado. “Somos gente paciente”, ha ironizado la ministra Taubira. El líder del grupo parlamentario, Bruno Le Roux, ha enviado una carta a sus diputados en la que les advierte que deben “asegurar una presencia máxima que permita garantizar la mayoría”, y eso “hasta el último día, en las sesiones diurnas y nocturnas y los dos fines de semana”.

Los socialistas recuerdan que, en 1998, la derecha logró hacer pasar una moción de censura contra la ley de parejas de hecho cuando muchos diputados socialistas abandonaron el hemiciclo. El PS ha anunciado que sus parlamentarios harán turnos de guardia, que no habrá libertad de voto e incluso ha designado a vigilantes para que haya en todo momento al menos 145 diputados en sus escaños.

Detractores de las bodas gais navegan por el Sena frente a la Asamblea. / K. T. (AFP)

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