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Laicidad y liberalismo

Un Estado laico, permite la pluralidad cultural y política, la laicicidad nos acerca a la democracia y esta a su vez requiere de libertad en el marco de las influencias que puedan darse dentro de una sociedad.

En México el estado ha recibido serias embestidas de parte de grupos religiosos, que han actuado de manera injerencista y no debe el estado ceder a presiones, como no debe este meterse en los asuntos de las iglesias.

El liberalismo, está estructurado en la duda y la religión en la fe, ambos conceptos se contraponen de tal manera que se hace imposible su convivencia en un mismo plano, la fe nos aleja de la capacidad de reflexionar y de abstraer, es de alguna manera la respuesta absurda a las grandes dudas del hombre, la fe inhibe la investigación y por ende la luz que de ella pueda derivarse.

En un marco de respeto al pensamiento evolutivo, debe la fe ser aceptada sólo como concepto ligado a la esperanza y con ello seguir en el camino de la búsqueda constante.

México, es un estado laico, pero se hace necesario ponerlo de manera expresa, para que no volvamos a tener la posibilidad de llegar a un Estado confesional, ni a una iglesia politizada en los asuntos de la república. Esta separación de iglesia- Estado ha costado muchas vidas en nuestro país y curiosamente quienes más lucharon por el laicismo eran católicos, pero también grandes mexicanos que entendían que religión y república son como el agua y el aceite. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

Una parte importante que representa al sector más conservador de nuestra sociedad, vive generando apoyos a la iglesia católica y en términos históricos esto representa una regresión sumamente peligrosa. A muchos nos queda claro que las verdades absolutas están en contra del crecimiento intelectual de las personas y del crecimiento cultural de los países, y aquí quedarían excluidas las pequeñas minorías a las que la democracia tiene el deber de atender.

Llevamos años de laicismo en México y baste recordar los violentos sucesos por los que atravesaron nuestros antepasados cuando la iglesia católica quería impedir que los matrimonios fueran registrados civilmente, en esa época se buscaba que los nacimientos fueran también registros eclesiásticos y que el Estado no debía crear los registros civiles.

Ahora sabemos que la lucha entre el Estado y la iglesia continúa y no debemos retroceder en conceptos revolucionarios que tanto nos han acercado a la modernidad de un estado de derecho que esté por encima de cualquier creencia religiosa. No puede estar la ley sometida por los intereses de la fe, cualquiera que esta sea y de donde esta provenga, que en el caso de México, sería tanto como someter al estado Mexicano, a los dictados del Estado Vaticano. Y no podemos olvidar que de todos los hombres que han ocupado la silla de San Pedro, muchos de ellos han sido verdaderas amenazas para el mundo en sus respectivos tiempos y que éstas han sido también en contra de lo que Jesús vino a predicar.

El concepto de laicismo, también protege a las iglesias de injerencias políticas o gubernamentales, pero a fin de cuentas se sigue en una lucha que nos distrae de los problemas nacionales más severos, como la educación o la pobreza.

Un pueblo bien educado y que además lo esté en el laicismo, puede si quiere optar por una u otra religión o por ninguna, en este marco de libertades con conciencia, tenemos asegurada la prosperidad, aunque solo sea la intelectual, que puede y debe derivar en prosperidad en los ámbitos que requerimos.

Estoy plenamente seguro de que los gobiernos confesionales no volverán al poder por mucho tiempo y eso nos garantiza una mayor libertad en un mundo de tolerancia religiosa, donde también es reconocido el respeto de la otredad. En México existen infinidad de religiones que lucha a favor de la mejoría de los hombres, donde la espiritualidad les es dada a través de los credos, todos caben, todos pueden construir, la comunidad judía en México ha hecho grandes aportaciones, siempre y cuando trabajen como lo hacen las Organizaciones no Gubernamentales, es decir sin tratar de influir en el gobierno en materia de políticas que solo benefician a unos cuantos.

El reto es seguir construyendo la laicidad con un profundo respeto de quienes piensan de manera diferente.

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