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Está Iglesia dispuesta a diálogar sobre 24 constitucional

COMENTARIO: Es curioso que sea el segundo obispo mexicano que afirma que la reforma constitucional no supondrá ningún cambio en el actual Estado laico. Y uno se pregunta, si no supondrá cambios, ¿por qué la iglesia promueve y defiende con ahínco ese cambio? ¿Por qué no dejarlo como está si la Constitución mexicana respeta la libertad de creencias y pensamiento, así como el culto que cada uno tenga por conveniente? Resulta evidente que el cambio conlleva la trampa para favorecer a la iglesia católica, no tendría sentido otra cosa. Curioso que una organización que tiene sin firmar el apoyo a decenas de Declaraciones internacionales a favor de los Derechos Humanos, se preocupe ahora porque en vez de libertad de creencia, se diga libertad religiosa.

Dejamos pues aquí el testimonio como hemeroteca para en su día poder constatar la veracidad de este tipo de declaraciones, pues los obispos como muchos políticos nos tienen acostumbrados a cambiar lo que dijeron, mentir y buscar después cualquier justificación para ello.  En esta misma web tenemos declaraciones del obispo de Veracruz que reclama el cambio porque la libertad religiosa les permitiría, según él, poder dar religión en los centros escolares.

El obispo de Veracruz deja claro que la reforma del artículo 24 busca la enseñanza religiosa en la escuela


El obispo Felipe Arizmendi dijo que el Episcopado está dispuesto a participar en el diálogo sugerido por el diputado federal Guadalupe Acosta para clarificar su posición sobre reformas al artículo 24 constitucional.

En entrevista en la Catedral de la Paz, dijo que Acosta Naranjo quiere que se escuchen más opiniones de varios sectores, y “no sé si de la Conferencia Episcopal Mexicana haya invitado a alguien en especial, pero (los obispos) están dispuestos a participar”.

“Ojalá que los senadores aprueben esos diálogos, porque una cosa es la opinión de quien preside el Senado y otra es lo que le aprueben”, señaló.

“Nosotros no tenemos miedo de presentar nuestras razones, más bien se requiere clarificar nuestra posición, que no es querer un estado confesional ni una imposición de la fe católica”, aclaró.

Sostuvo que es falso que se pretenda imponer clases de religión católica en las escuelas públicas.

“Es falso que se busquen privilegios para la jerarquía católica. Es falso que se quiera que los sacerdotes ocupen puestos públicos de elección popular. Es falso que se quiera destruir el Estado laico e imponer un Estado confesional católico”, manifestó.

“Es falso que se intente reducir la separación entre Iglesia y Estado. Quien afirme lo contrario, o ignora lo que contiene la reforma constitucional aprobada por los diputados federales e inventa sus propios fantasmas, o tiene un complejo de inferioridad religiosa, o manifiesta un rechazo sistemático a la institución católica”, dijo.

Admitió que la reforma aprobada es aún muy limitada, y abogó porque todas las confesiones religiosas, no sólo la católica, “tengan más libertad de expresión”.

Ello, “para manifestar nuestra creencia ante cualquier asunto de la vida, sin excluir los temas candentes que se manejan en la educación, la política, la economía y la cultura”, expuso.

La Iglesia católica no pretende imponer su visión en la vida nacional, sino que creyentes y no creyentes, pastores y fieles, puedan expresar su fe, “sin las restricciones y los candados que actualmente tienen nuestras leyes”, anotó.

Si los senadores ratificaran la reforma tal como la aprobaron los diputados, casi nada se modifica, “no se lograría aún la libertad de expresión”.

“Siguen los mismos candados para todas las confesiones religiosas. No se abre todavía la libertad para tener emisoras confesionales. No se lesiona al Estado laico”, indicó.

También consideró que “no se acaba la legítima y necesaria separación entre Iglesia y Estado, y más bien debe haber una separación sana”.

Negó que se trate de imponer educación católica en las escuelas públicas, “casi nada cambia; sólo se da un pasito para ir adecuando nuestra legislación a los tratados internacionales ya suscritos por el país”, refirió.

Pidió a los senadores unirse hasta lograr más libertad religiosa, como un derecho humano para todos, “como dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hecha por la Organización de las Naciones Unidas en 1948, suscrita por México”.

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