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¿Concordato o Estado laico?

Un concordato es un acuerdo formal que se establece entre el Vaticano y un Estado para facilitar el otorgamiento de una serie de privilegios a la iglesia católica.

El concordato posee carácter de tratado internacional, por lo que está ubicado por sobre las leyes nacionales, donde las partes se someten al Derecho Internacional Público.

Concordatos en la historia
El primer y único Concordato firmado entre Costa Rica y el Vaticano data del 7 de octubre de 1852, cuando el Vaticano “reconoció” a Costa Rica como Estado, y se pactó la religión Católica Apostólica Romana como la oficial en el país.
Dentro de los concordatos más famosos se encuentra el realizado con el régimen fascista de Mussolini en el año de 1929, que dio origen al estado independiente del Vaticano, otorgando a la iglesia su existencia jurídica como la conocemos hoy en día y la posibilidad de establecer relaciones diplomáticas y facilitando al régimen de Mussolini el apoyo del papa Pío XI en las elecciones de marzo de ese mismo año. Por su parte en 1933 se dio otro concordato, esta vez entre el Tercer Reich y el Vaticano, dando paso a que el Cardenal Pacelli (luego conocido como el papa Pío XII) sugiriera a los obispos moderar o suprimir sus críticas al nazismo y que la iglesia mantuviera una posición tibia respecto al régimen.
La discusión sobre el Estado laico, ha sido retomada en los últimos meses luego de que el gobierno de Laura Chinchilla designara un equipo negociador para la firma de un concordato con el Vaticano.
El tono de las noticias publicadas en los medios de comunicación en las últimas semanas alrededor de esta “negociación” ha pretendido generar confusión, ya que mientras se argumenta que el concordato reafirmaría los privilegios que ya posee la iglesia, como lo son la exención de impuestos, la posibilidad de hacer proselitismo en cárceles y hospitales y la intervención religiosa en la educación, se dice también que el concordato es la vía para establecer un Estado laico.
¿Concordato o Estado laico?
La sola afirmación de que un acuerdo legal con la iglesia permita la consolidación de un Estado laico es altamente contradictoria, sin embargo queremos recalcar algunos elementos.
En primer lugar, la realización de un concordato pretende la conservación de los actuales privilegios de la iglesia católica con una clara disposición por reforzarlos. Es bien conocido que la iglesia católica, a diferencia de otras religiones, cuenta con una serie de facilidades brindadas por el Estado, que le otorgan un rango superior en el acceso a toma de decisiones e involucramiento en la vida política y nacional. Estas ventajas, como lo son el recibir recursos económicos del Estado o definir los contenidos de las mal llamadas clases de religión que se imparten en los centros educativos, son algunos de los elementos que vendrían a ser afianzados con la eventual firma de un concordato, el cual es creado precisamente para definir la participación de la iglesia. Es decir, se consolidan los privilegios de esta religión a costa del Estado. Si efectivamente se estuviera ante las puertas de un Estado laico, se eliminarían los privilegios a la iglesia, no se reforzarían.
Por otra parte, es claro que la definición del Estado laico no requiere del visto bueno del Vaticano, es decir, no es necesario contar con este supuesto acuerdo bilateral que permita al Estado tomar su propia decisión sobre si ser o no confesional.
Es necesario recordar que un Estado laico no es un Estado ateo. Un Estado laico es un Estado aconfesional que garantiza la igualdad para profesar las elecciones religiosas personales. En este Estado se da una separación entre la iglesia y el gobierno y las creencias religiosas no deberían tener injerencia sobre las decisiones gubernamentales.
Los medios de comunicación masivos por su parte han utilizado argumentos orientados a provocar la confusión y desvirtuar el carácter de la exigencia del estado laico, menospreciando los argumentos de fondo que se han manejado alrededor de este tema. Para el año 2009 en uno de los titulares del periódico La Nación se leía Diputados promueven eliminar a Dios de la Constitución Política. A pesar de esto, un 41% de la población se manifestó recientemente en una encuesta de Unimer a favor del Estado laico.
Si bien para muchos de nosotros las religiones han jugado un papel nefasto a nivel histórico, justificando y apoyando toda clase de ataques contra la clase trabajadora, esgrimiendo una serie de argumentos tendientes a fortalecer la opresión contra las mujeres y a justificar la explotación, creemos y defendemos también en la libertad de todo individuo de profesar la creencia de su preferencia. Por eso reivindicamos a Rosa Luxemburgo cuando en su libro El socialismo y las Iglesias citaba:
Y ésta es la respuesta a los ataques del clero: la socialdemocracia de ninguna manera combate a los credos religiosos. Por el contrario, exige total libertad de conciencia para todo individuo, y la mayor tolerancia para cada fe y opinión. Pero, desde el momento en que los curas utilizan el púlpito como medio de lucha política contra la clase obrera, los obreros deben combatir a los enemigos de su derecho y su liberación. Porque el que defiende a los explotadores y el que ayuda a perpetuar este régimen de miseria es el enemigo mortal del proletariado, ya vista sotana o uniforme de la policía.
La imposición de una visión religiosa
La jerarquía católica posee bajo este Estado confesional un poder desproporcionado sobre sus facultades, permitiéndoles interferir sobre decisiones que no les corresponden. Ejemplo de esto han sido la intromisión de la iglesia en el debate de la Fecundación in Vitro, donde su posición ha permeado de manera significativa el debate de los proyectos o su claro posicionamiento sobre las guías sexuales para la educación pública.
En los hechos la iglesia se ha constituido como un Estado paralelo que impone su visión religiosa producto del estado confesional. Creemos que la elección religiosa debe ser una elección personal, pero no debe ser nunca impuesta una visión religiosa a través de leyes, negando derechos a quienes no profesan las mismas convicciones. Por eso defendemos y exigimos ¡la constitución del estado laico ya!
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