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Las otras realidades

La Cruz y la Corona. Las dos hipotecas de la historia de España. Gonzalo Puente Ojea. Editorial Txalaparta. Tafalla (Navarra). 2011. 304 paginas. 19 euros.

Caracteres históricos de la Iglesia. Fernando de Castro. Urgoiti Ediciones. Pamplona. 2011. 308 páginas. 18 euros.

Laicidad y libertad de conciencia. Jocelyn Maclure / Charles Taylor. Traducción de María Hernández. Alianza Editorial. Madrid, 2011. 162 páginas. 14,49 euros.

Agosto, un mes para el pensamiento débil, ha revuelto las entrañas del problema religioso en España, que tanta sangre ha hecho derramar durante siglos. Vino el Papa para exhibirse ante multitud de jóvenes y prelados eclesiásticos de todo el mundo, y autoridades de toda condición e ideología, incluso la militar, le rindieron pleitesía con parafernalia propia de emperadores. También hubo protestas, algunas airadas, en defensa de una maltrecha laicidad del Estado, siempre prometida, siempre traicionada. Del evento veraniego, bautizado como Jornada Mundial de la Juventud (en realidad, una disculpa para iniciar en España la nueva evangelización de Europa, ahora continente de misión), se ha dicho de todo, mucho bueno y algo malo. Lo extraordinario es que se ha tomado como disculpa para que autores en teoría minoritarios se hayan alzado a muchos escaparates de libreros atentos a la actualidad. He aquí tres ejemplos. El primero es el último libro de Gonzalo Puente Ojea, primer embajador no creyente de España ante la Santa Sede (1985-1987, en representación del Gobierno de Felipe González, de quien había sido antes subsecretario del Ministerio de Exteriores). En realidad, puede considerarse la culminación de un autor cuya obra, ya enciclopédica, se inicia en la década de los cincuenta del pasado siglo con títulos como Problemática del catolicismo actual (1954); Ideología e historia. La formación del cristianismo como fenómeno ideológico (1974); Elogio del ateísmo (1995), El mito del alma (2000), o La religión ¡vaya timo! (2009), en la colección ¡Vaya Timo!, de la editorial Laetoli con el patrocinio de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Científico. Puente Ojea vuelve a demostrar aquí que no está dispuesto a inhibirse ante el deber moral de denunciar las falsedades y corrupciones de la cacareada democracia española. El libro, ferozmente crítico, trasciende esta vez lo religioso, pese a ser su hilo conductor, y vendrá bien a quien quiera desintoxicarse de tanta papolatría de Estado (confesional). Bocado intelectual bien distinto es la perla que Urgoiti ofrece de la mano del historiador Rafael Serrano García, de la Universidad de Valladolid. Se trata de Caracteres históricos de la Iglesia, del krausista Fernando de Castro (1814-1874), en realidad su discurso de ingreso en la Academia de la Historia. Castro fue sacerdote y predicador famoso a sueldo de la reina Isabel II (incluso, uno de sus capellanes), antes de caerse del caballo católico y volverse un crítico muy ácido con las doctrinas oficiales de la Iglesia del momento. El tercer libro reparador, ofrecido por Alianza Editorial, tiene una rareza especial. Incluso sorprende que se haya traducido al español, pues no es más, en apariencia, que parte de un informe encargado por el Gobierno de Quebec (Canadá) sobre cómo tratar mejor las diferencias culturales y, en concreto, la cuestión de la religión en la esfera pública. Taylor fue el copresidente de esa comisión y Jocelyn Maclure una de sus expertos analistas. Lo extraordinario es cómo su informe sobre la laicidad y la libertad de conciencia viene como anillo al dedo al caso de España.

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