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Activistas católicos prefieren tener un lobby de parlamentarios en vez de un partido propio

El nuevo presidente de los propagandistas desea “50 diputados” insertados en los actuales grupos

En los últimos tiempos, en el seno de la Iglesia católica se ha abierto un debate sobre el modo más adecuado de participar en la política, y voces democristianas dentro del PP como Jaime Mayor Oreja han intentado aplacar esos ánimos. Uno de los que más se vinculó con la posibilidad de impulsar ese proyecto de partido confesional fue Alfredo Dagnino, hasta hace unos días presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), una plataforma seglar pero muy vinculada a la jerarquía y que cuenta con altavoces potentes como la Fundación San Pablo CEU, con sus diferentes campus universitarios. El nuevo presidente de la ACdP, Carlos Romero, ya ha expresado su deseo de contar "con 50 diputados en el Congreso" para defender políticas católicas pero siempre integrados en otros grupos parlamentarios y no con un partido propio. La emisora episcopal, la COPE, alertó recientemente en términos muy contundentes contra la fragmentación del voto de centro-derecha a raíz del caso de Cascos.

El debate católico sobre la manera más eficaz de participar en política viene de largo, y por ejemplo hace unos meses pudimos ver en el Congreso Católicos y Vida Pública, que anualmente organiza la ACdP, a Jaime Mayor Oreja diciendo que “no hace falta una nueva organización sino una mayor organización con esfuerzo y estrategia”. El líder del PP en Bruselas respondía así a las voces que presionaban al PP para que se implicara más en cuestiones como el aborto y apuntaban a la posibilidad de de crear su propio partido.

La ACdP desea “50 diputados”
En la presidencia de la ACdP acaba de desembarcar Carlos Romero, quien derrotó electoralmente a Alfredo Dagnino, uno de los nombres que sonó como posible impulsar de esa plataforma política confesional que habría sido avalada por la jerarquía. En una entrevista en ABC , Romero expresa su deseo de contar con “50 diputados del Congreso que fueran propagandistas”.

Partido propio no, presencia en otros
Más adelante aclara que no es partidario de que exista un “partido político católico” ya que “los católicos tienen que estar en la política, pero tienen que estar en todos los partidos”. “Evitaríamos los radicalismos y conseguiríamos unas leyes adecuadas en las que todos los ciudadanos, católicos y no católicos, podrían convivir”, explica.

En la CEU Valencia proponen el estilo Tea Party
Precisamente este debate político fue abordado estos días en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, perteneciente a la ACdP. Allí, un politólogo estadounidense, Justin Swinsick, defendió la posibilidad de que movimientos sociales católicos presionaran al PP al modo en el que el Tea Party lo hace en EEUU con los republicanos. En ese mismo foro, como recoge el diario Levante, el capellán mayor del CEU, José Francisco Castelló, explicó que jerarquía católica no pretende formar un movimiento político propio, sino influir en los proyectos concretos que atenten gravemente contra el ideario católico.

La COPE alertó contra la fragmentación del voto
Puede resultar esclarecedor en este debate la postura que adoptó el principal medio de comunicación de la jerarquía católica española, la emisora COPE, a raíz de la aventura política de Francisco Álvarez-Cascos. En la cadena episcopal habían visto con buenos ojos el intento de Cascos de encabezar la lista del PP en Asturias, peor cuando se le cerraron las puertas y dejó caer que se presentaría con su propio partido, difundieron un editorial tachando de “preocupante” ese proyecto “en competencia con el PP”, ya que “fragmentaría el voto del centro-derecha”. Aunque hablaban de “importantes errores” de Génova, hacían un llamamiento a Cascos para que no formara su partido apelando a “la disciplina en la oposición para generar alternativas vencedoras”. “El bien de Asturias y el bien de una alternativa sólida para toda España deben estar por encima de otras consideraciones”, concluían.

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