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El 60% de los profesores de biología de Secundaria de EE UU evita apoyar la evolución en clase

El 60% de los profesores de biología de las escuelas superiores de Estados Unidos elude apoyar abiertamente la evolución en clase y desmontar los argumentos creacionistas para "evitar controversias", según los resultados de una encuesta en la que participaron 926 educadores y que analizan Michael Berkman y Eric Plutzer, profesores de política científica de la Universidad Estatal de Pensilvania, hoy en la revista Science. Los autores reconocen que el creacionismo ha sido repetidamente derrotado en los tribunales federales en los últimos 40 años cada vez que ha intentado colarse en el sistema educativo como una alternativa científica a la teoría de la evolución, pero advierten de que en las aulas de Secundaria está ocurriendo lo contrario. "Los datos prueban la existencia de un ciclo de la ignorancia en el que las actitudes antievolucionistas de la comunidad se perpetúan gracias a una enseñanza que refuerza el sentimiento de la comunidad local", dicen los autores en su artículo, titulado "Defeating creationism in courtroom, but not in classroom" (Derrotando al creacionismo en los tribunales, pero no en las aulas)

Los resultados de la encuesta nacional a profesores de biología de escuelas superiores, realizada entre marzo y mayo de 2007, "revelan una reticencia generalizada entre el profesorado a explicar abiertamente la biología evolutiva", indican Berkman y Plutzer. Sólo el 28% de los educadores sigue las recomendaciones del Consejo Nacional de Investigación (NRC) de presentar a los alumnos las pruebas de la evolución y diseñar sus materias con la evolución como el punto de conexión de toda la biología. En el extremo opuesto, un 13% de los profesores "apoya expresamente el creacionismo o el diseño inteligente, dedicando al menos una hora de clase a presentarlo de un modo positivo", y considera que la evolución y el creacionismo son sistemas de creencias. Sin embargo, según Berkman y Plutzer, el principal problema es el 60% del profesorado de biología, una mayoría que ellos califican generosamente de "cauta".

Esa mayoría ni apoya abiertamente la evolución ni respalda alternativas anticientíficas. "Nuestros datos muestran que esos profesores quieren evitar la controversia", dicen los autores. Para ello, recurren a tres estrategias: algunos enseñan la biología evolutiva como si sólo pudiera aplicarse a escala molecular; otros "dicen a sus estudiantes que no importa que ellos realmente crean en la evolución tanto como sepan lo que es de cara a los exámenes"; y un tercer grupo presenta a sus alumnos todos los puntos de vista, científicos y no, y les anima a que lleguen a sus propias conclusiones "basándose en sus creencias e investigación. No en lo que dicen el libro de texto o el profesor", en palabras de un encuestado de Pensilvania.

No todo puede ser objeto de debate

"¿Tiene un estudiante de 15 años la suficiente información como para rechazar cientos de artículos científicos publicados en revistas con revisión por pares? Con esta aproximación, se está diciendo a los estudiantes que conceptos bien establecidos como el del ancestro común pueden ser objeto de debate lo mismo que las opiniones personales", alertan Berkman y Plutzer. Creen los autores que "el cauto 60% puede ser mucho más importante a la hora de minar la formación científica en Estados Unidos que el más pequeño número de creacionistas declarados. Las estrategias de hacer hincapié en la microevolución, justificar el plan de estudios sobre la base de los exámenes y "enseñar la controversia" socavan la legitimidad de descubrimiento bien establecidos por la combinación de la revisión por pares y la replicación. Estos profesores no explican la naturaleza de la investigación científica, minan la autoridad de los expertos y legitiman los argumentos creacionistas, aunque no tengan intención de ello".

Los autores recuerdan que las clases de biología son las únicas de ciencia que sigue entre el 21% y el 25% del alumnado de Secundaria en EE UU y, ante la grave situación del profesorado respecto a la enseñanza de la evolución, plantean la necesidad de que los esfuerzos se centren en la formación científica de las futuras generaciones de educadores y en aquellos ya en servicio predispuestos a ser ayudados y recibir formación complementaria. "Combinada con los continuos éxitos en los tribunales y las salas del Gobierno, esta aproximación nos ofrece la mejor oportunidad de hacer crecer la educación científica de las generaciones futuras", concluyen Berkman y Plutzer. Una encuesta de Gallup de diciembre revela que cuatro de cada diez estadounidenses están convencidos de que Dios creó al ser humano tal como es hace menos de 10.000 años y otros cuatro piensan que Dios guió el proceso evolutivo, mientras que sólo el 16% de la población piensa que somos fruto de un proceso natural en el que no ha habido lugar a intervención divina.

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