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‘¡Valladolid y cierra España!’

El coronel jefe Jesús María Truchuelo destaca las virtudes del Santo

Las tropas saludan al director de la Academia. :: HENAR SASTRE
 
 
450 kilómetros separan a las capitales de Castilla y León y Galicia. Sin embargo, esta distancia no impide que a orillas del Pisuerga se celebre la festividad de Santiago Apóstol como si cualquiera estuviera en la mismísima Plaza del Obradoiro. El encargado de recordar tan insigne día fue el director de la Academia de Caballería, el general Luis Manuel López González, quien presidió ayer el acto conmemorativo a Santiago Apóstol, patrón del Arma de Caballería y de España. La celebración tuvo lugar en el Regimiento de Caballería de Reconocimiento Farnesio nº12, situado en la base militar de El Empecinado, en Cabezón de Pisuerga.
La conmemoración comenzó a las 13.00 horas con la recepción y honores al Estandarte de la Academia de Caballería. Al mando de la formación estuvo el teniente coronel Jefe del Grupo de Reconocimiento de Caballería Santiago VII, Rufino Calleja Pinilla, y en las unidades en formación se encontraban la Escuadra de Batidores del Regimiento de Caballería de Reconocimiento Farnesio nº12, las Bandas de Guerra de la Academia de Caballería y del Regimiento de Caballería de Reconocimiento Farnesio nº12, el Escuadrón de la Academia de Caballería, el Escuadrón del Regimiento de Caballería de Reconocimiento Farnesio nº12 y el Escuadrón del Grupo de Caballería de Reconocimiento Santiago VII.
Tras los honores, el general Luis Manuel López pasó revista a las tropas junto al coronel jefe del Regimiento de Caballería de Reconocimiento Farnesio nº12, Jesús María Truchuelo Lago, para proseguir con la lectura de la Real Orden de Ratificación para el Arma de Caballería del exclusivo Patronazgo del Apóstol Santiago, un documento redactado el 20 de julio de 1892 que fomenta «en las armas y cuerpos que constituyen el Ejército las tradiciones que arraigan en los ánimos», destaca «el noble espíritu de compañerismo» y ensalza «la historia de la gloriosa epopeya de la Reconquista en la que nuestros antepasados construyeron en ocho siglos de sangrientas luchas la nacionalidad española».
El Apóstol, en España
Acto seguido se procedió a la lectura de un discurso redactado por el coronel jefe del Regimiento de Caballería de Reconocimiento Farnesio nº12. El texto, de profundo sentido patriótico y castrense, describe la tortura del Apóstol Santiago el Mayor por el Rey de Judea, quien le obligó a renegar de su fe y, al no lograrlo, ordenó su decapitación en el Monte Calvario en el año 44 d. C. y cómo, tras su muerte, la tradición cuenta que sus discípulos transportaron por mar el cuerpo del patrón de España hasta las costas gallegas. Su leyenda se acrecentó a partir del año 814, cuando por toda Europa corrió la noticia de que sus restos habían sido hallados.
Durante la Reconquista fue cuando se instituyó como lema de las tropas españolas el grito guerrero «¡Santiago y cierra España!», utilizado por primera vez en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, por los reyes Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra. A partir de entonces, se usó siempre que las tropas españolas cristianas se enfrentaron a las invasoras musulmanas.
Terminada la alocución, se impusieron las correspondientes condecoraciones para más tarde rendir homenaje a los que dieron su vida por España en acto de servicio. La entonación de 'La muerte no es el final', el himno adoptado por las Fuerzas Armadas para honrar a los caídos en acto de servicio, provocó las lágrimas de algunos de los asistentes.
La evocación a Santiago Apóstol continuó con el desfile de los soldados y de los vehículos especiales de caballería (VEC) y finalizó con un brindis dedicado al Rey y a la Academia de Caballería.
«Santiago era una persona audaz y con arrojo». Así definió ayer Jesús María Truchuelo al patrón de España. Además, Truchuelo, destinado hace años en Kosovo, no quiso polemizar sobre el fallo del Tribunal Internacional de Justicia que declara como nación esta provincia serbia.
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